Ahora que el uso de tapabocas se ha masificado como medida preventiva ante la pandemia de covid-19, hagamos un uso racional y ambientalmente más responsable de estas mascarillas.
Recordemos que la Jerarquía de Gestión de Residuos, que es una guía de consumo responsable, consiste en evitar, reducir, reutilizar, reciclar y solo por último desechar.
Pero como en la actual coyuntura sanitaria es más difícil evitar los tapabocas, dado que en países como Colombia las autoridades han decretado su uso en supermercados o el transporte público, busquemos alternativas más amigables con el planeta en lugar de las típicas mascarillas quirúrgicas, hechas de fibras sintéticas (plástico).
El coronavirus causante de covid-19 es extremadamente pequeño (0,1 micrómetros de diámetro, en contraste con los 7,5 micrómetros de un glóbulo rojo) como para ser atrapado por la mayoría de fibras de los tapabocas. Lo que estos hacen en realidad es frenar las pequeñas gotas de saliva o moco en las cuales viaja el virus si alguna persona infectada tose, estornuda o salpica al hablar.
Aclarado esto, medios tan serios como The Washington Post han publicado sus propias guías de recomendaciones para hacer tapabocas caseros, para lo cual pueden servir los de tela o incluso de papel absorbente.
Los tapabocas N95 o los quirúrgicos deben reservarse para el personal médico o quienes conforman la primera línea de defensa, por lo que para el resto de la ciudadanía bastan los caseros.
En internet hay muchas guías o videos sobre cómo confeccionar los de tela, que además son lavables y por tanto reutilizables. En ese caso, privilegie telas naturales, como el algodón de las camisetas, en lugar de fibras sintéticas.
Y para los tapabocas de papel, los hechos con toallas absorbentes de cocina (dado que el papel es grueso y resistente) también funcionan bien. Para elaborarlos, tome una de las hojas, que miden unos 20 x 20 cm, y dóblela por la mitad. Esta medida alcanza a cubrir bien nariz y boca. En los extremos coloque un par de cauchos (que bien lavados pueden incluso reutilizarse). Y listo. Útil, práctico y amigable con el ambiente.
Expertos han advertido que los tapabocas pueden dar una errónea sensación de seguridad, por lo que el distanciamiento físico, lavarse las manos con frecuencia y cubrirse siempre nariz y boca al toser o estornudar (siempre, aunque ande en la calle y parezca que no hay nadie cerca), son las medidas más efectivas para evitar contagios.
De modo que no se descuide, pero también evite contaminar. Con el coronavirus, la naturaleza nos ha enviado un claro mensaje de que como especie hemos sido demasiado irrespetuosos con el planeta. Así que algo valioso en materia ambiental aprendamos de esta crisis sanitaria.