Se ha hecho viral un video y algunos artículos en reconocidos medios digitales sobre una propuesta para combatir la epidemia del COVID-19. Sin ser sociólogo, epidemiólogo o analista de datos epidemiológicos, es fácil llegar a conclusiones lógicas en torno al nuevo contrato social que propone el medico Juan José Arango: este no es un mecanismo viable para una lucha contra la epidemia de COVID-19, que ha conducido a la humanidad a la pandemia que hoy afrontamos.
El nuevo contrato social propuesto por el medico colombiano es, en sus palabras, una “nueva forma de vivir que adoptaríamos todos de común acuerdo, sin firmar nada, sin exigir nada, sin vigilancia especial". Este consta de tres puntos fundamentales, que se resumen a continuación.
- Primero: “Aceptar que esta epidemia cambiará nuestro modo de vida, la forma como nos vemos como individuos y como sociedad y la forma como interactuamos”.
- Segundo: “Entender que el lavado de manos y el aislamiento social (al que me gusta más llamar distanciamiento físico) son la mejor herramienta que tenemos para combatir este virus. Quien crea que con tres semanas encerrados resolvemos este problema está en un error. Otro problema adicional de la cuarentena estricta y prolongada es que la gente dejará de trabajar, se perderán cientos de miles de puestos de trabajo y se quebrarán miles de empresas”.
- Tercero: “Hay que asumir el cambio del punto 1 y las medidas sanitarias del punto 2, pero hay que ir a trabajar”.
El ser humano es por naturaleza indisciplinado, desobediente y egoísta, por eso siempre han existido las leyes y castigos. Por ende, al ser una propuesta de común acuerdo y sin presión de naturaleza alguna, debemos tener en cuanta algunos factores del comportamiento: el ser humano se cree invencible, piensa que las cosas malas no llegarán a él (es decir, esto no me pasará a mí) y por lo tanto hace lo que se le da la gana (en este caso no respeta las restricciones de movilidad, no acata las normas de salubridad y siempre tiene una disculpas para justificar sus acciones).
Otro factor que no ha tenido en cuenta el doctor Arango Escobar es la educación y el nivel económico: en muchos casos desde estos se fomenta, directa o indirectamente, la desobediencia a la normatividad establecida, así que es poco probable que se respete un pacto de común acuerdo, que no posee castigo alguno para quien lo incumpla. Solo basta que por cualquier motivo un individuo asintomático de coronavirus no acate el nuevo pacto social para que contagie un número indeterminado de personas y todo el trabajo colectivo se venga abajo.
Basta mirar como ejemplo la catástrofe ocurrida en sociedades del primer mundo como Italia, España, Estados Unidos, entre otras naciones. ¿Qué hace pensar que la sociedad colombiana es diferente y respetará ese nuevo pacto?
El contrato que se propone es factible siempre y cuando esté acompañado de la mano fuerte y sancionadora del Estado para castigar de manera ejemplar la desobediencia de sus ciudadanos.
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