Teniendo en con consideración la actual situación que enfrenta el mundo, producto de la expansión del Coronavirus (Covid-19) y el malestar que este ha generado de manera general en la sociedad, la presente nota tiene como propósito exhortar a la población en general, respecto a lo inconveniente que resulta para la salud mental y física, el manejo inadecuado de la información. Notificaciones que circulan sin filtro alguno, principalmente, en las redes sociales en medio de tiempos caracterizados por múltiples crisis, como hemos observado en las dos últimas semanas.
Compartir información inadecuada o falsa, principalmente en la que se destaquen aspectos que pueden afectar la salud de los miembros de comunidades virtuales o sus allegados. Situación que puede conducir al receptor de estos mensajes a un estado de angustia y posteriormente al denominado “estrés psicológico” que, a su vez, como se ha demostrado científicamente, puede alterar el normal funcionamiento de las células. En orden de complejidad el estrés psicológico conducirá, entre otras reacciones biológicas, al estrés oxidativo que desencadenaría a su vez en problemas somáticos (corporales), que pueden ir desde el daño o disfunción de algunos órganos (Figura 1) hasta la inapropiada activación de sistemas, en especial el nervioso involuntario y la respuesta bioquímica de las células que lo constituyen1. También se ha reportado que el estrés psicológico puede ser un factor agravante de muchas afecciones patológicas, produciendo entre otros efectos, trastornos declarativos de la memoria y reducción de la cognición2, que pueden reducir de manera significativa la capacidad de las personas para la toma de decisiones objetivas, y en su lugar lo hagan preferiblemente confiando en sus instintos ante las situaciones sociales3.
Figura 1. Algunos desencadenantes de estrés psicológico.
Debido a lo antes expuesto, una de las primeras consideraciones que debemos tener en cuenta, antes de divulgar información de dudosa procedencia, es concientizarnos del grave daño que podemos llegar a hacer a la salud mental de las personas que lo reciben, máxime si estas tienen bajo nivel de formación académica que les permita hacer un juicio crítico de tal información, con lo cual se estaría contribuyendo al aumento del estrés social en el que se vive actualmente. Ante esto, consideramos que es absolutamente valido realizar las siguientes recomendaciones:
- Verifique que la información que le envían y que usted desea compartir, tenga un autor que sea fácil de identificar y comprobar su idoneidad frente al tema que trata.
- Recuerde, que, en el caso de los youtubers, revisar la competencia en cuanto a formación académica y la trayectoria laboral o de investigación en el tema que trata.
- Cuando tenga dudas, identifique a algún conocido, familiar, investigador, docente o tutor que tenga experiencia de trabajo con algunos temas básicos de los que trata la información y que usted quiere compartir. Especialmente cuando son temas altamente delicados como el que acontece en el momento que ha sido escrita esta nota (Covid-19).
- Revise en la web, páginas oficiales, en el caso del tema que motiva esta nota (Covid-19), como la del Instituto Nacional de Salud, el Ministerio de Salud, o las secretarías de salud departamentales y distritales, así como las páginas oficiales de las alcaldías municipales. Igualmente, a nivel internacional, existen plataformas en línea a través de las cuales se puede obtener información confiable, como la de la Organización Mundial de la Salud, el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos de América (por sus siglas en Inglés, NHI), e incluso consultar bases de datos de documentos científicos que soportan estas instituciones, tal es el caso de Pubmed.
Resulta más que necesario dimensionar los posibles efectos negativos que puede suscitarse al publicar o difundir información errónea, sin fundamento, basada en especulaciones, producto de la angustia y estrés de otros. Podríamos estar generando o aumentando un caos que afectaría directamente la salud mental, emocional y hasta física de la población receptora. La exhortación es a ser responsables con el manejo de la información y no convertirnos en parte del problema. Igualmente aprovechamos esta oportunidad para invitar a los investigadores y demás profesionales a que no sigamos siendo agentes pasivos frente a problemas de este tipo, y que evaluemos la manera cómo podemos contribuir, si bien no a la solución total del problema al menos, si, en la contención de situaciones derivadas de este que, por muy minúsculas que parezcan, como lo planteado en el presente texto, pueden terminar generando efectos secundarios aparentemente inofensivos, pero que harían más complejo el manejo de situaciones como la que ha motivado este escrito. Este es un momento en el que debemos actuar y convencernos de lo manifestado por el profesor Sebastian Conrad, cuando afirma que “somos ciudadanos globales y la movilidad se ha convertido en el rasgo más característico y determinante de nuestra historia actual”, por tal razón las acciones que hagamos desde nuestro entorno inmediato podrán ser de utilidad global.
Referencias:
- Satsangi AK, Brugnoli MP. Anxiety and psychosomatic symptoms in palliative care: from neuro-psychobiological response to stress, to symptoms' management with clinical hypnosis and meditative states. Ann Palliat Med. 2018;7(1):75–111. doi:10.21037/apm.2017.07.01
- Yaribeygi H, Panahi Y, Sahraei H, Johnston TP, Sahebkar A. The impact of stress on body function: A review. EXCLI J. 2017;16:1057–1072. Published 2017 Jul 21. doi:10.17179/excli2017-480
- Yu R. Stress potentiates decision biases: A stress induced deliberation-to-intuition (SIDI) model. Neurobiol Stress. 2016;3:83–95. Published 2016 Feb 12. doi:10.1016/j.ynstr.2015.12.006
