Fue en el barrio El Carmelo en Cartagena. La esposa ya había alertado a las autoridades que su esposo, conocido por el apodo de El Monito, la golpeaba y la insultaba. Ella vivía con su mamá, su hermana y su esposo en una casa estrecha de dos cuartos y techo de zinc que convertía la sala en un horno durante los mediodías.
El miércoles 25 de marzo, cuando recién iniciaba la cuarentena decretada por Iván Duque, la violencia se transformó en muerte. Ella, cansada de las golpizas decidió dejarlo. Salió a la calle, a la cuadra donde vivian, a conseguir un lugar para vivir. La acompañaban su mamá y su hermana. Cuando regresaron a la casa a sacar sus cosas, el hombre le dio un balazo a su suegra. Su esposa y su cuñada salieron de la casa. Buscando alguien que las protegiera del asesino. Las mató en la calle.
El hombre ya tenía un proceso por violencia intrafamiliar y por asesinato. La mujer ya había dado gritos de auxilio. Nadie la escuchó