En Bergamo estaban felices. Habían vendido ese encuentro de su equipo, el modesto Atalanta contra el Valencia, como el partido del siglo. Un equipo modesto cuya máxima figura era el colombiano Duván Zapata aspiraba a meterse en cuartos de final de Champions League, la competición más importante del mundo.
Días antes de ese partido celebrado el 19 de febrero, se habían vendido todas las boletas. El partido no se celebraría en Bergamo sino en Milan por la capacidad que tiene el mítico estadio San Siro. Milán está apenas 60 kilómetros de esa ciudad así que no hubo problema para el traslado. En ese momento nadie sabía que la muerte rondaba por Italia: el primer caso por Coronavius se dio en ese país el 23 de febrero.
Atalanta sorprendió a todo el mundo y aplastó al Valencia. La euforia era total. Se llenaron de hinchas todas las cervecerías de Milán. La caravana hacia Bérgamo era la más larga en dos siglos. La resaca no pudo ser terrible. El primer caso de neumonía que reportó el hospital de Bergamo fue el 21 de febrero, dos días después de la hazaña, ese paciente contaminó a enfermeros, médicos y enfermos.
Pero ocho días después el espectáculo dentro del hospital fue dantesco. Tal y como lo contó el jefe de neumología del hospital Fabiano di Marco: “Todo sucede el domingo 1 de marzo. Temprano en la mañana, entro a la sala de emergencias. Nunca lo olvidaré: la guerra. No encuentro otra definición. Pacientes en todas partes con neumonía severa, que jadeaban. En camillas, en los pasillos. Habían abierto la sala de máxima afluencia, y eso también estaba lleno. Y mientras Italia quería reabrir sus ciudades. En 24 horas consumimos 5.000 máscaras de filtro. Hubo un pánico general”
Ese fue el detonante. Las cifras en Italia no pueden ser más escabrosas: hasta este miércoles 25 de marzo Italia supera a China con 7.500 muertos por Coronavirus y ya se acerca a los 75 mil casos. La semilla que disparó todo fue en ese partido, el más importante de la historia para ese club Italiano.