Y volvimos a estar en casa, más de lo que pensábamos. Ahora nuestra familia, nuestras mascotas y nuestros objetos se han vuelto de nuevo cotidianos, hemos ordenado esa parte de la casa que veníamos aplazando, sacado de las cajas polvorientas los álbumes de fotos, hemos compartido más desayunos de lo normal con nuestras madres, padres, hermanos(as) o hijos(as), las reuniones familiares dejaron de ser solo planes y se convirtieron en un rutina, nuestras mascotas están tan contentas porque no deben esperarnos en la entrada de la casa, hemos hablado de ese tema que dilatamos durante mucho tiempo con nuestra pareja, leímos ese libro que teníamos pendiente, empezamos a estudiar ese curso que veníamos postergando, la procrastinación dejó de existir en nuestras testimonios y el sentido común dejó de ser el menos común de los sentidos.
Empezamos a valorar el tiempo de otra forma, ya no vemos de manera apocalíptica la lucha por el agua, retumba en nuestra mente la consiga de los estudiantes de “primero lo primero, salud y educación”, empezamos a informarnos sobre la Ley 100 y entendimos la vulnerabilidad de nuestro sistema de salud, reivindicamos a los lejos el rol de los campesinos(as) y su importancia en cualquier momento y reafirmamos la necesidad de saber elegir gobernantes para las próximas elecciones.
En definitiva, nos volvimos solidarios sin saberlo, empezamos a llamar a ese familiar que no vemos hace tiempo, nos preocupamos por nuestros abuelos, tíos o familiares de tercera edad, regañamos a nuestros madres y padres para que no salgan a la calle y hasta los amenazamos con decirle a nuestros hermanos que ya no viven en casa, cómo se están comportando. Hemos reafirmado nuestro lado más sensible por los profesionales de la salud, los habitantes de la calle, los vendedores informales, los animales que deambulan sin un dueño y todos aquellos que necesitan del exterior para poder sobrevivir junto a su familia.
Es momento de repensar nuestras vidas, de modificar todo aquello que nos impide pensar de manera solidaria, porque nos hemos dado cuenta que esta crisis no es la primera, no sabemos cuándo será la próxima, pero sí sabemos que la solidaridad va a ser la herramienta fundamental para superarla.