I
Lavar la loza después de la cena, despacio,
Sin el afán de la guerra.
Melizza, estás creando tiempo para el silencio.
Cuídate, vida,
La paz es un pedazo líquido de flor en tus manos.
La sartén no la tomes por el mango.
Cuando el teflón es fuerte no se pega nada.
Cuando te saques el dolor diario de tu cuerpo
Dormiremos a la intemperie del país que soñamos.
II
No hay que llenar el vaso con la sangre hirviendo
Ahora que la sed del combate ha cesado.
Si los niños beben,
si los invitados, pasajeros o permanentes, beben,
El canto del alma irritará el camino.
Acuérdate,
Si olvidaste cuidar de las tortugas azules.
Si no colgaste la venganza en el perchero,
Si no cambiaste el agua a la mañana,
Si dejaste los sueños flotando a la deriva
fue por la prisa de vivir.
Ahora hay un pedazo de sol en las tortugas azules
Y el humo del hogar sube del sueño a la memoria.
En el agua que combiaste hay una flor creciendo.
Los sueños tienen su fiesta de amor a la deriva:
Los duelos al aire libre cicatrizan más.
III
Estamos poblado de caminos
Que solo la lluvia y los recuerdos
De una boca salada los recorre.
Cortázar desbarata poemas
En la puerta del cielo
Y tira un reguero de palabras
Que se ensartan de las púas de los versos.
Algún extraño vagabundo quiere dormir
Dentro de mí.
Me acuerdo de mi boca en tus pechos
Y de tu lengua suelta entre mis labios.
IV
Ha terminado la guerra, Melizza,
Te pareces a la noche amando a escondidas.
Amar a cualquier hombre es fácil:
La seguridad, la estatura, el estatus.
Amarme a mí fue lo difícil:
El río revuelto y la tormenta,
La pólvora, la huida, las nostalgias.
La falda, el pelo, el rojo, el sin embargo,
El tiempo, las lágrimas taladrando las piedras
Del camino.
Hace 20 años de mi primer suicidio.
Pero eso ha cambiado, vida.
A esta madrugada ya no le han sacado los ojos,
Pero yo aún sueño y veo tu estatura en mi costado,
Te veo mejor que Borges,
Que Pablo Neruda, que César Vallejo.
Ahora que ya eres
El sueño que regresa a los húmeros del alma.
V
Estamos. Así es.
Y es lo mismo que cuando no estamos,
Solo que es parte de cotidianizar la ausencia.
Podría haber sido más fácil, sin tantos muertos,
Sin tantos presos, sin tantos refugiados.
Ha sucedido, sin embargo. Algo se mueve.
Los barcos y sus huellas fondeados en tu mano.
Los marineros y sus huesos anclados en la puerta
Del noble aguantar tanta esperanza.
VI
Melizza, cuando hagas la maleta
No incluyas en ella el odio y la venganza.
Ese vacío imperial aún no está vacío.
Lo ha ocupado la esperanza.
Cuando vengas a verme, si es que vienes,
Ten en cuenta esta premisa
Y amarra los ojos a la lengua.
El timbre de la puerta, el teléfono,
El buzón de correos, los mensajes en el contestador,
La luna llena, el puesto de tu amor,
Todo tiembla en el terremoto de tu voz.
VII
Ante la perspectiva der la paz no dudes.
Con la duda a cuestas nada se puede celebrar.
Ni el principio ni el fin de la jornada.
El nombre o los lirios polvorientos de la calle.
Celebrar el árbol que se esconde en la semilla,
Tu cuerpo escondido dentro de esta piedra
Sin escultor alguno que quite lo que sobra.
Con la duda a cuestas es lo mismo
Que con la duda de bajada.
Todo es duda, el pasado y el futuro
Se juntan en un solo presente.
@arturopradolima