Desde hace unos años, el canal Win Sports ha tenido la mayoría de los derechos de transmisión de la liga de fútbol colombiana. A finales del 2019 se anunció el lanzamiento de un nuevo canal denominado Win Sports +, que entró en funcionamiento el 20 de enero del año en curso. Este nuevo canal funciona con un sistema de suscripción mensual, que tiene un valor de treinta mil pesos y garantiza acceso a toda la programación de Win, es decir, los suscriptores podrán disfrutar de todos los partidos de la liga. Si un usuario decide no pagar este “upgrade,” tendrá un acceso limitado al contenido de la plataforma, específicamente a los partidos de los equipos más importantes de la liga como lo son Santa Fe, Millonarios y Nacional, entre otros.
Como era de esperarse, la llegada de esta nueva forma de transmisión causó mucha polémica por la gran inconformidad de los antiguos usuarios del canal. El presidente de Win Sports, Jaime Parada, afirmó que no era más que una medida para proteger el fútbol, fomentar la asistencia a los estadios y un mecanismo que va a responder a la inversión de los usuarios con tecnología de punta y un canal “donde la gente va a percibir una diferencia absoluta respecto a lo que veían en Colombia”. A pesar del respaldo que la empresa le ha dado a su decisión, no cesan las críticas y movimientos en contra de este canal Premium. En Twitter por ejemplo, se hizo tendencia internacional el hashtag “Lo Pagará Madre,” en protesta al alto costo que de este servicio.
En mi opinión, este canal tiene dos problemas que hacen imposible que sea una opción viable para Colombia. Por un lado está la relación calidad-precio entre el costo de suscripción y la calidad del producto, en este caso, la calidad del fútbol al que se tendría acceso. La “oposición” de Win premium afirma que es inconcebible tener acceso sin costo a las grandes ligas de fútbol, a las competencias de equipos internacionales y a la Liga de Campeones mientras que se tiene que pagar un valor de casi $10 dólares estadounidense por ver una liga incomparable en nivel a las previamente mencionadas. El segundo problema hace referencia únicamente al aspecto económico. Si se tiene en cuenta que el 34% de la población colombiana recibe un salario de entre seiscientos y un millón de pesos, es decir ochocientos mil pesos en promedio, no se puede esperar que un colombiano destine una porción tan grande de este para poder ver fútbol mientras tiene que pagar la renta, el mercado, los servicios y demás gastos.
