Personas del universo humano: ¡unámonos!

Personas del universo humano: ¡unámonos!

La pandemia y la crisis económica asociada, harán aflorar, como otras en la historia, lo peor y lo mejor de las personas. Del pillaje al heroísmo

Por: Gustavo Vivas
marzo 17, 2020
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Personas del universo humano: ¡unámonos!

Proletarios de todos los países, uníos, es el llamado de clase que figura en el Manifiesto Comunista redactado por Karl Marx y Friedrich Engels, presentado en Londres en febrero de 1848. El lema, nutrido por la divisa ilustrada de igualdad, libertad y fraternidad de la Revolución Francesa (1789), vive en la Comuna de París (1871) y guía revoluciones triunfantes y derrotadas, recicladas o latentes a lo largo del siglo XX.

A comienzos del XXI, el atentado contra las torres gemelas en Nueva York el 11 de septiembre de 2001, propicia la difusión del lema -relativamente inclusivo- de Ciudadanos del mundo uníos, que entre sus antecedentes filosóficos, políticos o literarios, cuenta con la Aldea global de Marshall Macluhan (1968) y con Ciudadanos del mundo, la canción de Juan Pardo grabada en 1985. En el artículo España-Colombia 1978-2018 (Revista Foro Nº 91, abril de 2017), asumo la consigna de Ciudadanas/os del planeta uníos, en relación con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aprobados por la ONU en septiembre de 2015 con horizonte 2030.

En diciembre de 2019 se detecta el Coronavirus y confirman las primeras víctimas en China. La primera muerte en España se produce el 13 de febrero de 2020 (en Valencia); y el 14 de marzo el gobierno, presidido por Pedro Sánchez, decreta el Estado de Alarma en el territorio nacional, con severas restricciones en la movilidad de las personas para evitar el contagio.

El objetivo de estas líneas es compartir una reflexión propositiva sobre la actual crisis más allá de las hipótesis sobre sus causas y desarrollo, planteadas en artículos recibidos de familiares y amigas/os (gracias) como el de Sonia Shah, Contra las pandemias, la ecología (Le Monde Diplomatique); el de Nazanín Armanian, El Covid-19 hace de Bin Laden (Público); o el de Juan Carlos Monedero, En el capitalismo siempre hay tiempo para el negocio (también en Público).

La reflexión se remonta a una idea fundacional del Homo Sapiens, presente en culturas milenarias de Norte a Sur y de Oriente a Occidente; de Persia a China pasando por Egipto, Grecia y Roma; y del Tahuantinsuyo a Teotihuacán pasando por Guatavita, los Calima o los Quimbaya: Somos hojas del mismo árbol, hijas/os de la madre tierra y hermanas/os de todos los seres vivos, de los que podrían estar excluidos los virus, o no.

Y se proyecta a un horizonte de fraternidad -la utopía que prefigura Tomás Moro y que Antoni Domènech visualiza en su Eclipse de la fraternidad, una visión republicana de la tradición socialista (Crítica, 2004, Akal, 2019)-, sin desconocer las diferencias e identidades naturales o artificiales, amables o antagónicas, que se han dado, se dan y se darán en la especie: sexuales, étnicas, lingüísticas, sociales, religiosas, nacionales, regionales, culturales gremiales o familiares. Un horizonte que se condensa en el lema Personas del universo humano, unámonos, y que necesita que los gobiernos (desde los municipios hasta la ONU), el sector privado (desde las tiendas de barrio a las multinacionales) y la sociedad civil (desde las asociaciones vecinales a las ONG internaciones), apliquen medidas efectivas en sus ámbitos competenciales y con los recursos disponibles para que la pandemia en curso y la crisis económica que la acompaña y agrava no recaigan, como las anteriores, en las personas y sectores sociales más vulnerables.

Desde hace décadas se viene hablando de que la salvación del planeta y de la propia especie requiere cambios en los modos de producir y consumir, mucho más allá de pasar al teletrabajo o sistematizar el reciclaje de residuos. Se trata de profundos cambios en las formas de vida (acciones, pensamientos y sentimientos) de las personas y grupos sociales; y en la forma de relacionarnos con las otras especies y con el planeta en su conjunto.

La pandemia y la crisis económica asociada, harán aflorar, como otras en la historia, lo peor y lo mejor de las personas (del pillaje al heroísmo). Con esta reflexión propositiva se aboga por la mejor de las opciones, además del pleno reconocimiento de nuestra esencial interdependencia: El cambio de paradigma que nos reconcilie con los dioses, con los próximos (prójimo) y los lejanos (ajenos); y con nuestra morada común. Unámonos!!!

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