Sin la menor duda, Colombia ha realizado un gran esfuerzo en términos de lograr un avance inmenso en cobertura de salud. Es decir, teóricamente casi todos los colombianos tienen posibilidad de acceder a estos servicios cuando así lo requieran. Pero como sucede en muchos campos, esta posibilidad está lejos de ser una realidad para todos y cada uno de los ya 50 millones de ciudadanos. Las grandes fallas en la atención son una de las razones para la congestión en los servicios de urgencia a donde llegan muchas personas con problemas de salud, ante la desesperación de esperar indefinidamente a que se les conceda la cita que solicitan. Y esto es particularmente cierto cuando se trata de tener acceso a especialistas. Como siempre en este país, los sectores de ingresos altos acuden a la muy costosa salud prepagada que les asegura una oportuna atención en centros de alto nivel. Pero son los pobres, los vulnerables y aun las clases medias, es decir más del 80 % de la población la que sufre las deficiencias no en la afiliación sino en la atención. Cuando existía el Instituto de Seguros Sociales, uno de sus dramas eran las largas colas desde la madrugada para lograr una cita. Hace poco, la televisión registraba iguales filas también desde tempranas horas de la madrugada para lograr ser atendidos por profesionales de la salud.
Este es el contexto en el cual se tiene que tratar de entender la pandemia que ya nos llegó al país y que crece hasta ahora no con la velocidad que está viviendo en la actualidad en Europa, especialmente Italia y ahora España, pero que sin la menor duda se traducirá en un aumento del número de personas con síntomas del virus COVID-19 a un ritmo impredecible. Obviamente, y ya hay pruebas de ello, toda la campaña del gobierno es darle a esta pandemia toda la prioridad posible con el fin de evitar la muerte de personas contagiadas. Así debe ser si no se quiere llegar a casos tan dramáticos como los que ya se han registrado en muchos de los países más afectados.
El problema es que si antes la capacidad de atención del sistema actual de salud colombiano era muy limitada, ahora este tema puede adquirir ribetes dramáticos. Lo que está sucediendo es que se están congestionando muchísimo más los servicios de urgencias en los hospitales y se les está dando prioridad a quienes presentan algunos síntomas asociados a este virus. Lo grave es que se está postergando la atención de enfermos con otros problemas de salud que pueden ser iguales o más graves que los causados por el virus. Qué va a pasar con aquellos que llegan a estos hospitales congestionados con apendicitis, con infartos, o en estados críticos. Si no se reconoce este serio problema, el resultado puede ser que se controle la pandemia pero se aumente la muerte de los otros enfermos.
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Hasta ahora no se ha visto, por lo menos a nivel nacional, ni la preocupación ni las estrategias para atender este tipo de emergencia
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Por ello la primera recomendación a los gobiernos, nacional y a los locales, es que se haga un inmenso esfuerzo por fortalecer los servicios de salud con recursos financieros, con personal, equipos, ambulancias etc. Ojalá lo estén haciendo, pero hasta ahora no se ha visto por lo menos a nivel nacional, ni la preocupación ni las estrategias para atender este tipo de emergencia. No es una alarma infundada porque ya lo vivimos con nuestro equipo de investigadores. Uno de ellos llegó con un fuerte dolor estomacal a uno de los grandes hospitales de Bogotá y se demoraron 9 horas en atender su situación porque la prioridad era la cantidad de personas con síntomas que podrían asociarse al virus. Por fortuna no fue una apendicitis, porque de haberlo sido la situación sería en estos momentos muy grave.
La recomendación con carácter de urgencia es que el gobierno refuerce ya de manera inmediata los servicios de salud a lo largo y ancho del país, de manera que la atención de emergencia y en general la capacidad de los hospitales se incremente inmediatamente de manera sustantiva. Claro que las empresas afectadas necesitan también ese apoyo del Estado que desafortunadamente ahora se enfrenta a una limitación de recursos por la crisis pero también por las decisiones tomadas por este gobierno de reducir los ingresos del Estado en la Ley de Financiamiento. Pero en el caso de la salud se trata de evitar muertes no solo por el virus sino por todas las otras enfermedades que con virus o sin el afectan a una sociedad.
Por ello, sin desconocer la necesidad de responder a las demandas de este virus que ya ha demostrado que puede causar la muerte a muchos individuos, es fundamental que se reconozca la presión inmensa que están sintiendo los servicios de salud que antes tampoco daban abasto.
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