El partido de los cristianos, Colombia Justa Libres, tiene su primera ley de la República. El autor de la ley, el representante Carlos Eduardo Acosta, junto a los senadores de su partido presentaron la “Ley de Integridad del Servidor Público”, ley 2016 de 2020.
Seguramente, les pasó lo mismo que a mí. Eso ¿Para qué? Me dispuse a leer sobre la nueva ley de este partido y su exposición de motivos. Encontré que la ley busca, en pocas palabras, acabar de raíz con la corrupción a través del Código de Integridad. El representante dice que la corrupción no se acaba con anticorrupción. Algo en lo que difiero, pero él tiene su punto, pues explica que la oscuridad no se acaba con antioscuridad, sino encendiendo la luz. Y la corrupción, en sus palabras, se acaba con integridad.
Esta ley anticorrupción me llamó la atención por ser tan diferente a las otras propuestas ya aprobadas. Todas las leyes anticorrupción promovidas anteriormente buscaban castigar la corrupción después de ya perdidos miles de millones de pesos por desfalcos, robos o “coimas” como dijo el exfiscal. Claro que están bien estas leyes. Pero creo que nos ha faltado sentido común a todos ¿Por qué no actuar antes de que ocurran los casos de corrupción?
Precisamente eso, es lo que busca el proyecto. Siendo sinceros, tenía mucha desconfianza con un proyecto moralista, pero al leer la exposición de motivos pude ver que, en los países menos corruptos como Nueva Zelanda, Dinamarca y Finlandia, han aplicado primero estos principios que ya posee el Código de Integridad de la Función Pública.
Esta es una ley que dejará resultados a un largo plazo. Sí, no es tan inmediata como las otras que buscan la pena punitiva, pero de seguro algo hará por el país. Si funcionó en otros países ¿Por qué no acá?
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