No es bien visto, es legal, pero no deja de ser peligroso

No es bien visto, es legal, pero no deja de ser peligroso

Por: Diego Alejandro Agudelo
junio 03, 2014
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No es bien visto, es legal, pero no deja de ser peligroso
Imagen Nota Ciudadana

El magno logro con el cual iniciaría la década del 90 es sin lugar a dudas la Constitución de 1991 la cual tuvo como característica principal marcar un derrotero de lo que debía ser el estado en el futuro con una marcada tendencia a la defensa de los derechos humanos lo cual queda plenamente establecido como un estado social de derecho pero sobre todo dejando muy en claro cuál era la estructura del estado sus funciones y la debida separación de los poderes públicos en tres ejes los cuales solo deberían encontrarse por colaboración armónica pero con total independencia entre cada una de ellas.

Pero actualmente estamos a portas de un fenómeno que ni la Asamblea Nacional Constituyente ni las 38 reformas que se le han practicado a nuestra Carta Magna hasta la fecha había vislumbrado; sobre cuál sería el rol en el futuro del ciudadano que hubiere ejercido la presidencia de la república, en especial sobre sus limitantes o alcances. Si bien ninguna norma expresa lo contempla, en esta república nos habíamos acostumbrado a que el rol de los ex presidentes fuera desde el ámbito netamente intelectual, escribiendo uno que otro libro de mala poesía o dedicarse a ejercer la jefatura de sus partidos políticos en nombre propio o tras bambalinas; pero nunca se contempló la idea que un ex presidente, un ciudadano que ya había alcanzado la máxima magistratura política que ofrece este país, volviera a retomar su vida política a pleno ejercicio no solo de elegir sino también de volver a ser elegido en cualquier cargo de elección popular.

Ese ya no es un fenómeno extraordinario, para ser más concreto es un hecho que un ex presidente de la nada, conformó un partido político, hizo campaña, se hizo contar en una lista cerrada, obtuvo 19 curules en el senado de la república y 12 más en la cámara de representantes, lo cual representa un logro inmenso para cualquier grupo con pocos meses de fundación, con la única diferencia que esto no fue el logro de una colectividad sino de un solo sujeto que gracias a su magnetismo mesiánico, 2 millones de personas no solo votaron por el sino por 30 personas más completamente desconocidos para la ciudadanía; con este poder que ya posee se convierte el ex mandatario no solo en una figura de relevancia para la opinión publica sino en un verdadero factor de poder.

Hasta aquí, digámoslo de esta manera, es un hecho sin precedentes en nuestra historia reciente pero inclusive se puede decir que es sano para la democracia enriquecer el debate tanto legislativo como de control político con los puntos de vista tan radicales y viscerales del ex presidente en cuestión, el cual al parecer encarna el sentir de buena parte de la ciudadanía. El conflicto como tal se suscita cuando este consigue una figura dócil y opaca (porque nadie puede brillar más que él) para que lidere una campaña a la presidencia que en este momento se erige como la figura con mayor votación en la primera vuelta presidencial y con fuertes opciones de quedarse con la presidencia en la segunda vuelta.

Bajo este panorama y en la medida como se van acomodando las fuerzas políticas y las anexiones que son típicas en estos escenarios pre electorales, el sujeto que solo tenía 30 personas bajo su mando en el congreso, quedaría por lo menos con 43 senadores y 44 representantes a la cámara, anexado a ello un presidente de la república que estaría directamente bajo sus órdenes; quedando así un solo sujeto de manera omnipresente y absoluta con 2 de los 3 de poderes públicos que conforman el Estado Colombiano. Y si a este panorama le agregamos que los sistemas de elección de la rama judicial y los órganos de control (los cuales valga la pena mencionar solamente son válidos y acertados en la medida que correspondan a los interés del sujeto en cuestión) emanan de una manera u otra, bien sea de palacio de Nariño o del Capitolio Nacional, pronto tendrá también bajo su mando y doctrina al próximo procurador, fiscal, contralor y magistrados de todas las Altas Cortes. Y así de manera estratégica estaría abarcando los 3 poderes públicos de nuestra nación.

Ese panorama no tiene otro nombre y se llama “Dictadura Disfrazada de Democracia” puesto que todos absolutamente todos los poderes públicos convergerían en cabeza de un solo sujeto el cual por supuesto sabemos quién es, como piensa y como actúa.

CODA: Hay un antecedente histórico de un ex presidente que quería seguir gobernando, pero como la ley se lo impedía, decidió hacerlo por interpuesta persona, se llamaba Miguel Antonio Caro, escogió un pelele: Manuel Antonio Sanclemente, consecuencias: Se desató la guerra de los mil días, se agotó económicamente al país y perdimos a Panamá.

Valga resaltar que en ningún momento a lo largo de este documento he hablado de PAZ ni nada parecido, simplemente he hecho un pequeño esbozo fáctico de lo que podría ser una horrible y larga noche. Es por ello que nosotros NO nos podemos quedar inmóviles votando en blanco, absteniéndonos de asistir a las urnas o eligiendo lo que menos le conviene a nuestra vilipendiada democracia solo así podemos evitar que esto ocurra.

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