Pero más aun en una primera medición que casi siempre se considera de “cortesía”, es decir cuando apenas se inicia un mandato a los gobernantes se les otorga voto de confianza, que tantos dilapidan. Pero lo que acontece en la capital antioqueña debe ser motivo de preocupación y estudio.
El “orgullo paisa” es muy poderoso y es el primer blindaje para sus mandatarios, que tranquilamente pueden cabalgar sin mayores afugias y les da una enorme gobernabilidad. Ni siquiera lo desaprovechó el nada carismático Luis Pérez, cuyas formas no le ayudan. Aún así su aceptación fue importante, sin mayores preocupaciones.
Pero si bien la elección de Daniel Quintero fue un poderoso fenómeno en Colombia, una gran sorpresa, hoy su aprobación es precaria con respecto a sus antecesores desde la época de Sergio Fajardo que no han bajado del 70 por ciento. El primer gran estudio lo ha realizado la firma Invamer; allí Daniel Quintero tiene una aprobación a su gestión del primer bimestre de apenas un 55 por ciento de los encuestados y desaprobación de casi un 30 por ciento, lo cual deja serias dudas.
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Iniciando es muy malo para un burgomaestre de la capital paisa dado que su riesgo de caída es grande. La lectura que puede hacerse apuntaría a que buena parte de los medellinenses no se sientan representados o identificados con su alcalde. Daniel Quintero (y su equipo) debe evaluar muy bien esta calificación más cualitativa, ya que estaría moviéndose en el filo de una navaja.
Cualquier desprevenido dirá que va bien, ya que tiene una mayor favorabilidad que rechazo. Pero la comparación debe hacerse frente a sus antecesores y más aun frente a la propia idiosincrasia paisa que es muy fuerte, pero que al parecer no le ha entregado su blindaje o voto de confianza a Quintero. Está, según Invamer con 55 por ciento de supuesto apoyo, en un “boderline” donde fácilmente puede caer debajo del 50 por ciento, lo cual en Medellín sería una debacle. Algo insólito, cuando esta ciudad se ha caracterizado por su solidez financiera, arropada por EPM y el “Sindicato antioqueño” que apuntalan a cualquier alcalde.
Si hay progresión en la caída, se vería afectado el casi indeformable “orgullo paisa” y la popularmente llamada “República Federal de Antioquia”. La misma “Cultura Metro” podría ser víctima, ante el riesgo de una gran pérdida de confianza en su alcalde. Un asunto que no es de poca monta y que exige un análisis frío, juicioso y sustancioso. Y así mismo unas efectivas medidas para ganar en credibilidad y confianza.