La desesperanza es una constante en la vida de los jóvenes y, de acuerdo con estadísticas, la certeza de que los políticos están acabando con el futuro de Colombia es una de las motivaciones del apoyo que han brindado a las protestas desde el 21 de noviembre hasta la fecha.
El nivel de desconfianza es alto cuando se habla del presidente Iván Duque (94%), en el Congreso (92%), en los jueces (81%) y en la fuerza pública (77%) de acuerdo con el estudio “¿Qué piensan, sienten y quieren los jóvenes?”, adelantado por la Universidad del Rosario, en Bogotá. El análisis se realizó a partir de 2.513 encuestas en las principales ciudades.
Lo que más les inquieta es la corrupción seguida por el desempleo y la inestabilidad laboral que toca directamente a quienes hoy cursan la secundaria o una carrera universitaria y se enfrentarán a la incertidumbre de quedar en el asfalto una vez obtengan el título profesional.
En criterio de los encuestados, corrupción y líderes politiqueros son conceptos que están íntimamente ligados.
Orientar la inconformidad de los jóvenes
Ahora bien, sus opiniones revisten singular importancia para el movimiento social colombiano ya que se evidencia la necesidad de encausar su inconformidad.
Y lo decimos, ya que en el estudio de la Universidad del Rosario, jóvenes entre 18 y 33 años dijeron que no votan y, además, no se sienten identificados con ideologías de izquierda, de centro o de derecha.
Acerca del gobierno nacional, expresaron que no comparten el rumbo que ha definido el presidente Duque para los destinos del país, al tiempo que expresaron que no comparten las injusticias, la desigualdad social y la pobreza.
Sensibilidad a los mensajes
Quienes hemos orientado el movimiento social desde el escenario que sea, debemos ser sensibles a este mensaje de los jóvenes, ya que fueron ellos quienes ocuparon un lugar preponderante en las movilizaciones que ha registrado Colombia desde finales de noviembre.
El hecho de que no compartan el discurso que se comparte desde la izquierda y que, en el caso que me atañe como dirigente sindical, expresen un 67% de desconfianza, llama a una revisión autocrítica y la aplicación de correctivos.
Hay algo positivo: la inconformidad juvenil, pero al mismo tiempo, algo negativo: no estamos siendo opción para ellos.
Se han manifestado en las calles, las redes sociales y en los debates, pero es necesario abrirles mayores canales de comunicación y de socialización sobre el por qué queremos construir un nuevo país, y escucharlos alrededor de cuáles podrían ser esas opciones. Los jóvenes constituyen hoy la mayor fuerza de movilización y sus opiniones deben tener peso en todos los escenarios.
De la mano con esta realidad, la urgencia de que la dirigencia sindical, popular y política promueva la formación de nuevos cuadros que garanticen la renovación generacional en la lucha que venimos librando. Sólo así garantizaremos que el sueño de una nueva Colombia jamás muera y se avive por encima de las circunstancias.
Blog del autor www.cronicasparalapaz.wordpress.com