El periodista deportivo, Carlos Antonio Vélez, hace parte de esa camarilla del establecimiento que han enfilado baterías contra toda protesta social, para quitarle el respaldo ciudadano que toda protesta social debería tener. Para eso el establecimiento los tiene ahí, son bien pagos para que hagan un “paréntesis” en su labor y trasmitan en vivo y en directo la estrategia del establecimiento de “odiemos los paros porque es gente que no quiere trabajar y no deja trabajar”.
La última salida del señor Carlos Antonio Vélez contra los paros la hizo en su programa “Palabras mayores”, dijo lo siguiente y la divido en dos partes: Primera parte. “Un paréntesis: a los de Fecode y a todos los que no quieren trabajar o estudiar, tengo varias preguntas, a esos del paro: ¿por qué hacen las marchas y el paro en un día laborable como hoy?, ¿por qué no paran el 25 de diciembre y el primero de enero o el 26 de diciembre o el 28 de diciembre que es el día de los inocentes?”. Segunda parte: “¿No les da vergüenza que un país que tiene la peor nota de la OCDE se vaya a paro cuando deberíamos estar todos ‘berracos’ porque ellos (maestros) no les enseñan lo suficiente a nuestros hijos?”.
En la primera parte, este señor hace un paro en su labor para emitir la estrategia del establecimiento de “odiemos los paros porque es gente que no quiere trabajar y no deja trabajar”. Sí, así es. Él mismo lo dijo, hago “un paréntesis”. ¡Éste personaje hizo un paro de su labor en un día laboral! para destilar el odio contra una protesta social, pero critica que los maestros hagan un paro laboral para exigir mejores condiciones para ellos y los estudiantes (el derecho a la vida de los maestros es fundamental como el de los demás ciudadanos; también lo es el hecho que los estudiantes tengan escuelas y colegios dignos).
El que este señor periodista deportivo lo haya hecho un par de minutos y los maestros lo hayan hecho varias horas no es la discusión, sino el hecho de haber parado la labor. Y hace estas preguntas: “¿Por qué hacen las marchas y el paro en un día laborable como hoy?, ¿por qué no paran el 25 de diciembre y el primero de enero o el 26 de diciembre o el 28 de diciembre que es el día de los inocentes?”. Preguntas que se caen de su propio peso y evidencia la poca capacidad intelectual de este señor para entender algo que con puro sentido común se entiende: los paros labores se hacen en días laborales porque precisamente es un paro laboral. Es una perogrullada decirlo, pero hay que decirlo porque este señor ha sido incapaz de entender algo tan elemental; tan elemental de entender como saber que en un partido de fútbol hay sólo tres resultados posibles: Ganar, empatar o perder.
En la segunda parte sí es una vergüenza lo que él dice, pues ni siquiera se ha atrevido a despejar su ignorancia sobre el objetivo de la educación en Colombia, que es esta: “La educación es un proceso de formación permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes”. ¿En dónde dice que el objetivo de la educación es sacar las mejores notas en las pruebas que impuso la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE)? No, no lo dice. Claramente el objetivo dice que la educación se basa en que haya mejores seres humanos, mejores personas, mejores ciudadanos. Y aunque nos vaya bien en las pruebas de la OCDE, está claro que estamos mal en lo fundamental, en desarrollo humano integral, pues con solo saber que Colombia es uno de los países más corruptos del mundo…con eso basta.
Porque de qué nos puede servir como sociedad, como colectividad, que a un puñado de muchos les vaya bien en matemáticas, en lectura y en ciencias, si su desarrollo humano es tan malo que por ahí puede estar el próximo corrupto, el próximo traqueto, el próximo violador…el próximo representante de la cultura mafiosa, bien sea del estrato uno o del estrato seis porque en todas partes se “cuecen las habas”.
Y remata diciendo que “los maestros no les enseñan lo suficiente a nuestros hijos”. Y bueno, ¿cómo se mide lo suficiente? Este señor no lo dice, y no se puede decir porque ¿cuál es la regla para medir lo “suficiente”? Yo creo que los maestros les enseñan a sus alumnos lo que les dicta los lineamientos que impone el Ministerio de Educación de Colombia. Y es la familia la que debe jugar un papel fundamental en su educación, pues es el primer espacio de su educación integral y ese espacio es fundamental. Los problemas sociales que tenemos es el reflejo de la familia, del hogar que tenemos. Porque tener casa no es tener familia, hogar, pues hay personas que tienen casa, pero no tiene familia, hogar, ya está destrozada, fallida; la casa es lo material, la familia, el hogar, es lo que habita dentro de esa casa.
Y si las personas, como este señor, siguen pensado que la “educación suficiente” la deben aportar los maestros, están equivocados de cabo a rabo, pues ellos, los padres, son los principales educadores de sus hijos, en todo sentido. Porque de qué sirve que los maestros les dediquen su vida a los estudiantes, si en la casa no les enseñan, no los educan para que sean seres humanos respetuosos de los demás, de los propios maestros y demuestren que en su casa tiene una familia que los educa para que sean mejores personas y mejores ciudadanos.
Debemos lograr que haya mejores maestros, claro que sí, y que también haya mejores familias que siempre aporten lo mejor para formar ¡personas!, ¡seres humanos!, ¡ciudadanos! Y no sólo autómatas direccionados a ganar una prueba.
Y, sin duda, hay que reconocer que, aunque haya escuelas y colegios que se caen literalmente a pedazos, un maestro sigue haciendo la digna labor de aportar a la educación en la formación de una persona. El impacto, la contribución que hace un maestro para que haya mejores personas, una mejor sociedad, es mucho mayor de lo que puede hacer cualquier comentarista deportivo destilando odio con “palabras menores”.