No me inspira confianza la reelección ni los reelegidos, aunque con insistencia se predique y se argumente que lo han hecho bien. De pronto en la reelección inmediata exista la justificación de la necesaria continuidad de un programa en desarrollo y que es necesario finiquitarlo porque el tiempo no alcanzó. Este argumento es razonable. La reelección inmediata por una sola vez como se hace en Norteamerica es aceptable. Pero pasado un considerable tiempo me pregunto: ¿por qué hacerlo en cabeza de la misma persona y no de la continuidad de las ideas, en cabeza de un partido político ideologizado?. De esta falencia nace la necesidad de partidos fuertes como expresión democrática, de esta practica nace el caudillismo que desemboca en tiranía y autoritarismo
Cuando no existen partidos fuertes que son la base de la democracia y a estos los representan Famiempresas electorales, emerge el Mesianismo. Las reelecciones es el mejor método de cultivo de esta generación espontanea. El naciente Mesías se pregunta: ¿esperaban mi llegada? ¿Si no soy yo entonces quien?. ¡¡Nadie podría hacerlo mejor que yo!!. Se reafirma el aspirante a reelegirse. Se creen absolutamente imprescindibles e irreemplazables, están convencidos que nadie lo puede hacer mejor que ellos. Gran equivocación: todos somos necesarios en determinado momento, pero igualmente nadie es imprescindible o irreemplazable.
Las reelecciones son nocivas, son Mesiánicas, inicuas y antidemocráticas, tienen muchos problemas. El primer problema se manifiesta en lo personal: el reelegido se convierte en un ser megalómano y ególatra. La arrogancia lo hace pensar que es un salvador. El reelegido se caracteriza por su autosuficiencia que crece como espuma por el hecho que ya ocupo la mas alta dignidad. El reelegido cambia hasta la manera de caminar y sonreír. Son irreverentes e imprudentes porque piensan que están por encima de todo el mundo. Sienten que los errores cometidos en su anterior mandato fácilmente son enmendables, porque ya conocen las fallas y los errores cometidos, por tanto no volverán a caer en ellos.
La reelección es un culto a la personalidad. Se deben elegir programas no personas. La gente al votar en Colombia en su mayoría se les inocula un alto porcentaje de emotividad: en las elecciones mandan las emociones, que son hijas de la sin razón, mas no la racionalidad, la cautela, la serenidad ni el aplomo y ni hablar de la institucionalizada compra de votos.
La sabiduría popular ancestral y atávica indica que " nunca segundas partes son buenas" y nos remata diciendo: "de eso tan bueno no dan tanto". Los personalismos se extienden con el viejo truco de gobernar en cuerpo ajeno como se practica actualmente en Colombia, donde todos sabemos quien manda al obsecuente Sub presidente.
Trascendiendo el plano local: se pretendió gobernar en cuerpo ajeno, con Lenin Moreno y este se le salio del redil a Rafael Correa. Con Varela en Panamá, Dilma Rousseff en Brasil o los Kirchner en Argentina. Rectores, gerentes, directores, alcaldes, gobernadores, presidentes no deberían ser reelectos bajo ninguna circunstancia. En el plano político deberían gobernar las ideologías de partidos fuertes, no personalismos ni caudillismos.