En época de estas elecciones tan polarizadas es casi imposible hablar de ideas. Ni idea qué ha dicho el uno o el otro sobre salud, o sobre justicia, o sobre educación. Seguro han dicho cosas, pero no he investigado mucho y los medios, francamente, no han ayudado.
Se me ocurre así que independientemente de si el país vaya bien o mal, o así el presidente que quede sea el menos malo (o el mejor, ojalá) a los ojos de la mayoría que lo elija habría cosas por hacer que van más allá del voto, tanto ya, como hace dos meses para el Congreso, como siempre. Por eso propongo siete, para empezar. Porque creo que el país depende mucho del presidente, y que al presidente lo ponemos nosotros, pero que podemos hacer mucho más que votar y después quejarnos.
La lista es muy poco política. Pero son cosas que creo que si yo hiciera o hiciera más, mi elección sería mejor. Sobre todo si, como yo, usted tiene menos de 30 años.
Entonces, sin más introducciones porque es lunes festivo, aquí van:
- Proponerse a mediano plazo ser voluntario de algo. Enseñarle a niños matemáticas, participar en un programa pre-Icfes, enseñar fútbol, ajedrez, construir casas, leer cuentos, lo que sea. Creo —y no lo he hecho tanto como debería, pero lo creo sinceramente— que crear ese tipo de vínculos comunitarios ayuda mucho a una sociedad. Y, de pronto, entender un poco más qué necesitamos.
- Escuchar Carlos Vives. Porque el día que sea presidenta (no es en serio) propondré un referendo para que La tierra del olvido sea el himno nacional. Lo entiendo más que “derrama las auroras de su invencible luz” y me mueve el piso cada que la escucho y me acuerdo de lo mucho que me gusta Colombia. Así, creo, es como debería sentirse el himno.
- Darse una vuelta por un lugar desconocido del país. Viajar (o planear un viaje). Pero también ir a otro sector totalmente distinto de Bogotá, o echarse un paseo a una finca y montar a caballo y en el platón de una camioneta. Ponerse chanclas y mochila. A la larga, cuando uno viaja se da cuenta de que todos somos muy diferentes y de todas formas muy iguales.
- Leerse un libro de Gabriel García Márquez. Porque ajá, porque él si que supo retratar mucho de “lo nuestro”.
- Yo no se nada de ciclismo pero lo que están haciendo Nairo y Rigoberto en Europa es impresionante. Darles un aplazo, un día, si los ven por la calle o admirarlos mucho y pensar que sí, que todo (o mucho) se puede.
- Limpiar su perfil de Facebook. En verdad creo que a nadie le interesa por quién van a votar sus “amigos”. Una cosa es mostrar apoyo por alguien y otra arrancar a decir en público que el candidato de los demás es una porquería y que igual todos los que van a votar por él. La democracia se trata, entre otras, de respetar las elecciones diferentes a las nuestras, porque lo que más me conviene a mí no es lo que más le conviene a los demás.
- Y, claro: votar.