Edward Snowden, el ex contratista de la Agencia Nacional de Seguridad, se va lanza en ristre contra Obama. En su misiva publicada por el portal Wikileaks, el joven sostiene que el presidente de Estados Unidos le ha quitado los derechos que consigna la constitución de ese país. Condenado a la persecución y al exilio por revelar los trabajos de espionaje que llevan a cabo las agencias de su país, Snowden escribe la siguiente carta desde un lugar de tránsito del aeropuerto de Moscú:
“Hace una semana abandoné Hong Kong después de que quedó claro que mi libertad y seguridad estaban bajo amenaza por revelar la verdad. Mi libertad continúa se debe al esfuerzo de amigos nuevos y antiguos, mi familia y otros que jamás he conocido y probablemente nunca lo haga. Les confié mi vida y su respuesta fue una de fe en mí, por lo que siempre estará agradecido.
Este tipo de engaño de un líder mundial no es justicia como tampoco es la penalización por exilio. Estas son las viejas y malas herramientas de la agresión política. Su cometido es asustar, no a mí, sino a aquellos que vendrían después de mí.
Durante décadas los Estados Unidos de America han sido uno de los defensores más fuertes del derecho humano a buscar asilo. Tristemente, este derecho, expuesto y votado por EU en el Artículo 14 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, ahora es rechazado por el gobierno de mi país. La administración Obama ha adoptado la estrategia de usar la ciudadanía como un arma. A pesar de que no hay cargos en mi contra, se ha revocado mi pasaporte, lo cual me hace una persona sin nacionalidad. Si orden judicial alguna, la administración ahora busca detener mi ejercicio de un derecho básico. Un derecho que le pertenece a todo el mundo. El derecho de buscar asilo.
Al final, la administración Obama no le teme a “soplones” como yo, Bradley Manning o Thomas Drake. No tenemos nacionalidad, estamos encarcelados o no tenemos poder. No, la administración Obama te tema a ti, le asusta un público informado que exija furiosamente el gobierno constitucional que se le prometió, como debe ser.
No cedo en mis convicciones y estoy impresionado por el esfuerzo de tantos”.
Edward Joseph Snowden