Desde la victoria esperada y desafortunada de Óscar Iván Zuluaga y Juan Manuel Santos en primera vuelta, las redes se han volcado en un pseudo-apoyo a Santos con el fin de salvar el proceso de paz de las garras del Uribismo religioso que resucita en Colombia. Estas personas tienen razones y argumentos de peso, de porque, se debe apoyar a santos con el fin de conseguir el bien supremo de toda sociedad que es la paz. Siendo sinceros puede que el día de mañana me convenza de apoyar a santos, pero ese día no es hoy.
No solo las redes prefieren a Santos que a Zuluaga, también lo prefieren algunos columnistas, intelectuales, excandidatos presidenciales, expresidentes, políticos de sectores alternativos y defensores de derechos humanos, pero yo al contrario de ellos, no creo que se deban apoyar las políticas económicas y sociales que originaron el conflicto para conseguir la paz. Santos y Zuluaga no tienen nada diferente en lo fundamental, de ser elegido cualquiera de los dos seguiría la corrupción galopante, el robo de los recursos naturales por parte de las multinacionales, la privatización de bienes del estado y la desigualdad que nos sitúa como el séptimo país más desigual en Latinoamérica.
En unas elecciones donde el 60% de los electores no voto solo se puede sentir desazón y hasta rabia, pero esa rabia no pude significar el dejar a un lado nuestros ideales y deseos de cambio solo por ser el salvavidas de la Derecha ante la amenaza de la Ultra-Derecha, que por cierto ellos alimentaron. No podemos ser los idiotas útiles de una clase dominante que tiene más cosas en común que diferencias, y que ahora solo se pelean por que uno es más ladrón y el otro es más asesino.
Con que autoridad saldremos a rechazar una reforma de Santos o un abuso de Zuluaga si nosotros mismos nos vendimos a esa derecha, por la conveniencia de un proceso de paz, cuando este proceso lo podemos defender aun desde las calles sin necesidad de ensuciarnos las manos, siendo cómplices de los que perpetúan el hambre en municipios como la guajira, donde ya van 4.000 niños muertos de hambre.
No podemos seguir acolitando que los ciudadanos se hagan de la vista gorda ante las desgracias nacionales, no podemos ser el comodín de esos ciudadanos y el bonus de la derecha, los que queremos un cambio tenemos que comprometernos los próximos cuatro años a defender en lo que creemos desde las calles, la movilización social y desde las urnas cuando toque. Los que queremos un cambio debemos tener fe de que ese cambio si es posible, debemos persistir para lograrlo. Al igual que Zuluaga, Santos prometió aprobar un sinfín de reformas que tumbamos los ciudadanos desde las calles no desde las urnas, Zuluaga solo acabara el proceso si nosotros los ciudadanos lo dejamos.
No apoyar a santos no significa apoyar a Zuluaga, pero apoyar a cualquiera de los dos si es apoyar el modelo económico que perpetua la pobreza y la miseria en nuestro país, en lo personal no me sentiría bien, votando hoy por Santos y mañana marchando en contra de su posible reforma a la educación, no me sentiría bien escribiendo las columnas contra sus políticas gubernamentales, si yo mismos le di mi voto y lo ayude a llegar al poder, es una posición que puede ser cambiante, pero por ahora. No voy a votar por Santos.
Por: CristianMDE