A principios de noviembre el rumor se esparció en redes. Popeye tendría un cáncer terminal. Al principio se creyó que podría ser un estrategia para mermar su condena. Pero estas fotos, publicadas los últimos días de diciembre, disiparon cualquier tipo de duda:
El miércoles dos de enero fue operado por su cáncer de esófago en estado IV- el último- con metástasis en pulmones, hígado y otras partes del abdomen.
Las condiciones en donde estaba Popeye no podían ser más difíciles, por eso a esa edificación de hormigón se le conoce como el Pabellón del horror. Sus vecinos no podían ser peores: Rafael Uribe Noguera, el asesino y violador de Yuliana Samboní, Manuel Octavio Bermúdez, El monstruo de los cañaduzales un vendedor de helados de Valledupar que mató a 150 niños, Javier Velasco, el asesino de Rosa Elvira Cely, y Luis Alfredo Garavito. La celda tiene cama de concreto, de un metro con veinte y uno noventa de alto. En las tardes el calor es abrazador. Los zancudos y las cucarachas se alimentan de su sudor. En las noches lo que atormenta es el olor nauseabundo que se despierta desde el basurero contiguo a la cárcel.
La leyenda negra a acompañado al penal desde su apertura en marzo del 2000. Durante los primeros 11 años el ambiente era insoportable. En ninguna de las 800 celdas hay un solo ventilador. El agua solo llegaba durante media hora a las siete de la mañana, y otra media hora a las seis de la tarde. Apenas hay tiempo de bañarse. Sólo podían recoger un poco del líquido en botellas de gaseosas llenas de moho. La diarrea se agudizaba aún más por culpa de las cucarachas y las ratas.
Popeye tuvo un vaso comunicante en ese infierno, la cárcel a la que volvió después de 24 efímeros meses de libertad: la argentina Pamela con quien pensaba crear un canal JJFK Media que pensaba explotar la imagen del autoproclamado gatillero favorito de Pablo Escobar Gaviria. Desde hace dos meses no se publica un nuevo video. Es que en tres oportunidades Popeye le mandó mensaje de voz para que ella los divulgara en el canal. Así mantenía viva la curiosidad de sus cientos de seguidores.
Aún no se sabe que pasará con sus restos.
Ahora lo único que queda es la movida que piensa hacer su abogado Jorge Andrés Villegas, para que pueda morir en su casa en Medellín. Estos días serán definitivos para saber si la movida tendría éxito.