El día 25 de enero del 2020 aproximadamente a las 6:15 PM me robaron en la Estación de Las Aguas en el tercer cubículo para montarse al Transmilenio en una ruta B74. Fueron dos ladrones; el primero se encontraba en la zona donde uno espera el bus. Tenía una bufanda larga negra, él de tez morena, cabello negro liso y ojos oscuros. Podría tener unos 14 o 16 años. El otro era un adulto que podría tener unos 35 años más o menos; de 1.82 de altura, también moreno, con una chaqueta negra de mangas cortas.
La táctica que utilizan es que cuando la gente se va a subir a el bus uno se monta primero, trata de impedir la entrada de los demás pasajeros mientras que el otro hombre mayor trata de hurtarte lo que pueda. En mi caso me empujaron hacia el interior del articulado, pero como estaba vacío empecé a gritar mientras me amenazaban con un arma. Me quedé impávido e inmóvil de tanto miedo.
Me bajé en la siguiente estación. Entre lagrimas de rabia y susto y tratando de buscar un policía, me encontré con la sorpresa de que no había ninguno en la zona. Me acerqué a preguntarle al persona del Transmilenio si la estación tenía presencia policial y me dijeron que no. Solo hasta 45 minutos después del robo fue que aparecieron dos agentes en la zona y ni siquiera era porque estuvieran encargados de hacer guardia en la estación sino que simplemente iban a hacer uso del servicio.
Les pregunte si podían hacer algo y su respuesta fue que ya había pasado mucho tiempo, que tendrían que requisar a todo el mundo. Que no se podía hacer absolutamente nada.
De manera personal , quisiera hacer las siguiente reflexiones:
1) No haber encontrado presencia de las autoridades en una estación de Transmilenio que estoy seguro que es de las más transitadas de la ciudad;
2) Que el conductor del Bus no se hubiera detenido al escucharme gritar despavorido.
3) La actitud inoperante de la policía.
4) Que ya se haya vuelto tan normal que a una persona la roben.