Colombia, un país que lleva más de 6 décadas de guerra civil, parece ser el lugar del mundo donde más superpoblación de personas, diagnosticadas, con Alzheimer podemos encontrar. Aunque tengo una edad, medianamente, corta aúnrecuerdo como con secuestros de políticos, de renombre nacional, departamental o municipal, el país vivía una auténtica tragedia. Lamentablemente, hay otros casi 20 mil colombianos desaparecidos, quienes no han llegado a alcaldías, asambleas o al congreso, que parecen estar cada vez más olvidados por el colombiano promedio, como usted y como yo, que debe madrugar a trabajar día a día para conseguir su sustento. Acá es donde se empieza a ver el tema del trastorno a la memoria.
Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, en nuestro país se han registrado cerca de 26 mil casos de desaparición. Trata de personas, secuestros, desapariciones forzadas, entre otros, se han convertido en palabras comunes en un país donde la guerra y la maldad parecen no tener límites. De hecho, según la misma fuente, el día de hoy en Colombia hay un total de 19.688 desaparecidos. Lo más triste del caso, es que a muchos se les olvidan estas personas. Claro, es entendible en un país donde el interés colectivo no prima sobre el individual, como debería ser en una sociedad "avanzada" como la nuestra. La desaparición forzada es un delito que, en el derecho internacional, sólo se imputa a agentes estatales, pero la legislación colombiana, específicamente el Código de Procedimiento Penal, extiende la responsabilidad de este crimen a actores armados ilegales. En un país donde, en la más profunda selva, los campesinos no saben si quién les habla es un militar, guerrillero o paramilitar, este y muchos flagelos más a los derechos humano pueden suceder y...Nadie dice nada. Precisamente porque la memoria del colombiano parece ser tan reducida que muy pocos recordamos los desaparecidos de Soacha. O bueno, eso indican los resultados de las elecciones del domingo. A menos que seamos una nación enferma que prefiere ver asesinar a jóvenes antes de dejar la pereza y apatía ante los problemas reales del país.
El Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres (Sirdec), asegura que Antioquia cuenta con el 24% del total de desaparecidos. Hay que recordar que allí la guerra entre paramilitares, guerrilla y estado fue brutal. Además, es tan grave el tema que de los más de 1.100 municipios del país, 813 han registrado desapariciones forzadas en el último medio siglo, lo que nos demuestra que es un delito que nos puede tocar a todos sin importar donde vivamos; pero claro pensamos que eso jamás nos va a tocar. Eso sólo lo vemos por televisión ¿No es así? Para tener una idea más clara, acerca del total de personas desaparecidas en Colombia, es similar a comparar las cabeceras municipales de Candelaria en el Valle u Orito en el departamento del Putumayo. Para quienes aún no lo pueden dimensionar es, casi, la mitad del total de los asistentes que puede albergar el estadio El Campin. Me imagino que el dato del escenario deportivo ayudó más que el de los municipios. Somos un país donde nos importa más que pase en esa cancha que en esos pueblos olvidados. Por supuesto, aunque suene fuerte, muchos de estos ciudadanos colombianos deben estar en fosas comunes, sus cuerpos debieron ser incinerados o simplemente algún río, poderoso, los ha llevado a perderse entre sus aguas. El problema, como podemos ver, es gravísimo. Lo más curioso del tema es que...Nadie dice nada.
A comienzos del año en curso, tras la destitución del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, hubo movilizaciones alrededor del país para "exigir" justicia en esté caso ¿No creen que sería lindo hacer algo igual por estas familias cubiertas de lágrimas? Por supuesto, en ese caso particular, la Plaza de Bolivar, difícilmente, estaría llena. Además, somos tan raros que la mayoría de colombianos tienen, al menos, a un político que "odian" pero no son conscientes que ellos mismos endiosan a un gran número de ellos, cuando en realidad esos servidores públicos, como su nombre lo indica, están para trabajar para nosotros. Vean nada más el escenario actual, el país deberá decidir en las urnas al próximo presidente de la república, sin importar que no sea aprobado por la mayoría de la población apta para votar, y es común ver a personas "discutiendo" sobre si Zuluaga o Santos es la mejor opción. Uribe, seguramente, es el ciudadano más importante del país y personas como Piedad Córdoba o Jorge Enrique Robledo las que más despiertan odios y amores en la geografía nacional. En suma, hay que llegar a un cargo público para que le importe nuestra vida a los demás.
Ojalá, después de leer esto, al menos un pelo se les mueva y recuerden que hay casi 20 mil familias que llevan días, meses, años o décadas llorando por no tener a sus familiares al lado. Deberíamos empezar a exigir justicia para ellos en vez de pedir transparencia en las votaciones de un reality show. No esperemos que con firmar la paz en Cuba todos nuestros problemas se vayan a la caneca de basura ¿Creen que estas familias van a tener paz si no saben del paradero de las víctimas? Este pueblo necesita, urgente, una revolución. No con armas como la plantean los cretinos de las FARC, sino con ideas, actos y participación. DESPIERTA COLOMBIA.
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