La presencia invisible de "La Loca" en Santa Marta ya no es indescriptible, sobre todo para aquellos que la conocen desde que nacieron en su hábitat común. No obstante, sigue siendo irracional su comportamiento, pues cada año o dos o tres no se presenta igual. Sin embargo, para los que la han estudiado silenciosamente desde que tuvieron consciencia de ella, "La Loca" hoy en día es menos agresiva, en comparación a como lo fue en las décadas de los 60, 70, 80 y 90.
Hoy en día su fuerza se ha sentido menos poderosa, aunque ha seguido siendo escandalosa y alborotadora. De la misma manera ha dejado de ser constante, es decir, ya no está despierta todo el santo día como en las décadas referidas, sino que pareciera que se cansara, porque se aplaca desde las horas del mediodía y se reanima por las noches hasta que sale el sol al día siguiente.
Pero lo que ha llamado la atención este año 2020 de su presencia es que pareciera ser ahora una loca muy madura, más cuerda o tal vez se trate de una etapa de su vida aún desconocida. Lo cierto es que ya no es la misma para los que siempre la hemos venido estudiando silenciosamente. ¿O será que ya está anciana o enclenque y ha venido perdiendo la vigorosidad de su juventud?
Incluso, este año no ha sido tan atrevida, como lo fue siempre durante los últimos 60 años, cuando se metía con las mujeres y les faltaba el respeto, levantándoles las faldas y haciéndolas pasar pena frente a los hombres. En fin, en esta última presencia suya se le ha notado una rara modificación en su apariencia y condición, como si se hubiera contagiado de la pandemia de cambios que han traído a la ciudad sus últimos gobernantes.