La vida, el destino o los profundos intereses de todos los que se han visto señalados por el trabajo de este noticiero pueden tener un revés paradójico. El esfuerzo por eliminar a Noticias Uno de la televisión colombiana puede terminar siendo, al final de la historia, el mejor impulso para inventar un nuevo modo de hacer y financiar la televisión. Intentar acabar con el noticiero sacándolo de la parrilla del Canal Uno (sea o no un hecho derivado de la censura) puede ser el viento que avive la llama y la contingencia que termine favoreciendo al propio noticiero por obligarlo a reinventarse.
El primer noticiero del país que se cofinancia con donaciones directas de los televidentes puede resultar siendo una idea genial, un paso obligado en la historia de los medios colombianos, un ejemplo de futuro. Nuevamente, y como ya es costumbre, el trabajo de Noticias Uno puede ser pionero al demostrarnos que es posible hacer televisión de calidad, incluso cuando toca inventar nuevos modos de financiarla.
Yo sigo comiendo palomitas cuando veo este programa y aunque la mayoría de veces es más doloroso que divertido sumergirse en la —real— realidad nacional, por su patetismo irremediablemente histórico, Noticias Uno sigue siendo esa ráfaga de realidad ultracolombiana hasta la médula, ese baño de agua helada que no obtienes en ningún otro canal de televisión nacional. Aunque a veces el programa termina siendo un rosario de quejas por todo lo que tristemente no funciona en Colombia, es exactamente por eso que merece todo el apoyo del país que consume el trabajo de investigación de este informativo. Eso hay que apoyarlo, por su singularidad, por ese uniqueness que solo ellos se atreven a entregar.
Ojalá que la pequeña crisis de la salida del Canal Uno sea también el mayor tiro por la culata para todos los que respiraron aliviados cuando pensaron que se habían librado del noticiero.
Esta nueva etapa, obligada por decisiones externas, puede convertirse en un nuevo modelo exitoso, que marca pauta y todo un ejemplo en el tiempo de las revoluciones digitales.