Cuando los vecinos del barrio la Esmeralda se despertaron se dieron cuenta de que los huecos de nuevo estaban ahí. Pasaron muchos años, hasta el 2019, para que la administración municipal de Zipaquirá, en cabeza de Luis Alfonso Rodríguez, el alcalde que se fue, tomara cartas en el asunto en lo que corresponde a pavimentar la carrera once que se encontraba en condición intransitable.
Fue una alegría para la comunidad ver que por fin un burgomaestre se tomaba la delicadeza de ocuparse de arreglar esa vía principal del municipio. Hubo dicha al ver cuando llegaban los contratistas y operarios con sus máquinas a pavimentar una vía que ya parecía un camino de herradura. Hasta ahí todo era una dicha, pero ahora viene el desencanto.
La obra fue entregada a mediados del año pasado y fue la gran noticia: por fin habían arreglado la carrera once. "Parece que la modernidad está llegando", algunos decían. Lo que no se esperaba es que en menos de un año de haber sido entregada la obra esta fuese a presentar notables fracturas, hundimientos y huecos. Es increíble que una obra con tan poco tiempo de haber sido entregada por parte de la administración de Luis Alfonso Rodríguez evidenciara un deterioro prematuro.
En lo corrido del mes de enero del 2020 llegaron de nuevo los contratistas y han empezado con el clásico reparcheo, también llamado calzado de las zonas que se encuentran deterioradas. Como es bien sabido ese tipo de remiendos no duran mucho y en poco tiempo asomarán los primeros huecos y futuros cráteres.
Esta breve nota en resumidas cuentas es una denuncia pública sobre lo que acontece con la carrera once de Zipaquirá y la pavimentada que entregó la administración pasada. Un asunto que merece ser atendido e investigado por parte de las entidades competentes porque da qué pensar el porqué del deterioro prematuro de la obra, sumado a ese triste reparcheo que están realizando que durará menos de un suspiro antes de desatarse.
