Desde que la actriz de series de televisión Megan Markle hizo público su compromiso con el príncipe Harry en noviembre del 2017 un cimbronazo conmovió Buckingham Palace y a los ingleses. Se reeditaba la rabia de casi un siglo atrás que produjo el rechazo a la sucesión del trono inglés por parte de Enrique VIII por su matrimonio con la norteamericana Wallis Simpson.
El romance de Harry y Megan en Canadá por cuenta de una cita a ciegas propiciada por una amiga nació rodeado de rumores e incógnitas. El pasado de la actriz norteamericana, divorciada y mestiza rompía de raíces con lo esperado por la nobleza inglesa. Megan Merkle estuvo casada con el productor de cine estadounidense Trevor Egelson de quien se divorcio en el 2013. Pronto aparecieron las fotos de ella en topless que se filtraron y dificultaron aún más su aceptación para una reina de 93 años, quien ha tenido que aceptar drásticos cambios en su mundo de seguridades y controles para el que nació y en el que ha vivido.
La propia familia Markle se las arregló para denigrar de Megan. Su hermanastra Samantha quien le dijo al tabloide británico The Sun que era una reconocida trepadora. No sería el único ataque. En el documental Meghan y los Markles: Una Guerra de Familia emitido en el 2019 por la cadena Channel 5 Samantha les habló a los británicos de Megan de esta forma criticando la manera fría como trata a Thomas, su padre: “No tiene corazón porque, sino, estaría haciendo todo lo que pudiera para hacerle sentir bien y querido a su edad".
Los rumores del trato a la servidumbre dentro del Palacio, que han provocado una desbandada dentro de sus colaboradores más inmediatos y el Baby Shower que organizó en Estados Unidos antes de que naciera el tercer bisnieto de la Reina y que tuvo un costo de 500 mil dólares desataron la ira de Isabel II con quien no tiene una buena relación. Además, los rumores de que educaría a sus hijos lejos de la familia real y con preceptos tan liberales como el de género fluido, para que el niño escoja con libertad su sexo. La decisión de los duques de Sussex de poner un mar de por medio entre ellos y la familia real británica despertó una ola de indignación hasta el punto de que el museo de cera de Madame Tussauds eliminó este jueves las estatuas de Megan y su esposo.
La aparición de un personaje como Megan con su complicada historia en la la vida del príncipe resultaba bastante acorde a la tormentosa vida del príncipe Harry, huérfano repentinamente y de manera traumática cuando era un niño. El príncipe Harry tuvo una primera juventud disipada. La muerte de su mamá y la exposición mediática lo afectaron seriamente. A los 16 años, mientras era un estudiante destacado del Eton College, su padre lo encontró fumando marihuana. La reacción despropocionada del Príncipe Carlos fue enviarlo a un centro de rehabilitación. Cuando cumplió seis meses en ese lugar su familia lo envió a pasar una temporada a la Argentina. En los días previos al viaje agarró a trompadas a un paparazzi que no paraba de tomarle fotografías.
No se pueden contar las veces en las que fue fotografiado borracho y en fiestas. Aunque lo peor ocurrió la noche de Halloween del 2005 cuando fue sorprendido disfrazado de Nazi:
A esto se sumaba una larga estela de novias y romances que revelaron una fuerte adicción al sexo. Por consejo de su hermano fue al siquiatra y su vida cambiaría para siempre en el 2016 cuando conoció a su actual esposa, a la madre de su hijo Archie, que al final resultó dándole el equilibrio y la felicidad que tantos años le resultó esquivo, así haya sido a costa de la Corona inglesa, uno de los estandartes de las tradiciones del mundo.
