Es común escuchar y leer en medios de comunicación sobre la burocracia como algo inconveniente, inadecuado o asociado a acciones de corrupción. Por otra parte, en el mundo académico, se entiende la burocracia como una de las teorías científicas de la administración, cuyo autor más representativo es Max Weber; etimológicamente se define la burocracia como el poder en el escritorio, es decir, el poder ejercido desde la planeación y la racionalización de los procesos (algunos se encargan de la planeación y otros se encargan de la ejecución).
Aunque al propio Weber no le gustaba mucho la burocracia, posiblemente por su tendencia antipositivista, al menos teóricamente es muy interesante el análisis de la burocratización (ideal) como un tipo de racionalización orientada a objetivos (autoridad racional-legal) en lugar de una autoridad tradicional y una autoridad carismática.
En el ámbito anglosajón la acepción desfavorable de la burocracia alude a la distancia entre quienes planifican y quienes ejecutan; en el cine y en series de televisión son un sitio común frases tales como: esos burócratas en Washington no entienden cómo funcionan las cosas acá. En el contexto colombiano muchas veces se alude a la burocracia como el poder que tienen algunos gamonales, “políticos” o “líderes”, para manejar la contratación de personal y/o el funcionamiento administrativo de algunas instituciones, lo cual se asocia con corrupción, clientelismo y maquinaria al servicio de algunas “élites” “tradicionales”, tema que suele resurgir en algunos medios de comunicación esporádicamente cuando se presentan elecciones o denuncias, aunque que suelen ser secretos a voces.
Un ejemplo específico cercano, en el contexto colombiano, que puede servir para reflexionar, es el caso del sistema judicial, el cual carece de personal suficiente para atender todos los requerimientos de la sociedad en el territorio nacional; desde una perspectiva técnica (racional-legal) es importante contar con el personal suficiente para atender un número razonable de casos, de manera que se pueda disminuir los niveles de impunidad tan altos que se experimenta en la actualidad, en algunos casos entre 92% y 99%; aunque este tipo de contrataciones puede verse contaminada por las contrataciones a dedo, o de acuerdo a la conveniencia de mandatarios locales (o nacionales), es importante contar con el personal suficiente para atender las necesidades de la población.
Es decir, cuando se hace referencia a la burocracia, vale la pena diferenciar entre una burocracia técnica, racional, normativa, incluso deseable, y una burocracia asociada con papeleo innecesario, reprocesos, contratación por conveniencias políticas (politiqueras), maquinaria electoral y corrupción. Para los medios de comunicación y para la población en general vale la pena reflexionar sobre la importancia de profundizar cuando se utiliza este concepto, especialmente para evitar la banalidad maniquea en la que es fácil incurrir.