Los colombianos sabemos que por más de cien años han venido cambiando los gobernantes, pero el régimen que llaman democracia sigue siendo el mismo; un modelo social, político y económico impuesto por el capitalismo criollo y el Tío Sam. Este modelo económico es la raíz de todos los males que nos afecta a los colombianos; violencia, corrupción, alarmante desigualdad social, la salud de calidad y la educación superior son un privilegio de quienes tienen con qué pagar. También nos encontramos en nuestro país con más de 2.400.000 mil personas que sufren de hambre aguda. El gobierno para evadir las responsabilidades sociales que fueron el detonante de la protesta social señala a Rusia y a Venezuela como responsables. Los colombianos sabemos que la seguridad social y económica y las necesidades insatisfechas no son comunistas ni socialistas, no son de izquierda o derecha, mucho menos democrática.
También nos quieren vender la idea que la protesta social es para presionar la renuncia del presidente Duque. La renuncia del presidente de nada nos sirve a los colombianos, de inmediato los dueños del circo meten la mano en sus sombreros de mago y sacan una nueva marioneta para ponerla a su fiel servicio y todo sigue igual. La protesta social para nada los asusta a los dueños del poder, ellos tienen sus jaurías de rabiosos para atacar a quienes reclaman sus derechos, esto sucede en las dictaduras de izquierda o derecha lo único que los asusta a los dueños del poder es que el pueblo se recupere de la amnesia, la miopía y la incoherencia y derrote al régimen en las urnas. Por décadas he venido observando al sector educativo, a los defensores ambientales y a la clase obrera, por un lado trancando con sus votos el régimen para que no se derrumbe y por el otro lado protestando porque el régimen no llena las expectativas sociales y económicas de los colombianos. A pesar de las protestas seguimos con el plan Sanguijuela acuestas, impuesto por el capitalismo criollo que no se conforma con las ganancias de sus empresas y quieren enriquecerse con la sangre que le chupan a la clase obrera. Al pueblo colombiano y latinoamericano le quedan cuatro retos muy importantes:
1. Hacer respetar la libre determinación de los pueblos.
2. Recuperar la soberanía de nuestros pueblos que el capitalismo corrupto nos arrebató.
3. No permitir que las injerencias extranjeras decidan por nosotros.
4. No permitir que el capitalismo o las dictaduras de izquierda o derecha elijan a nuestros gobernantes.
Es urgente en Colombia y América Latina recuperar la soberanía de los pueblos.