Sobre qué hay que hablar hoy?
¿Hay que decir escrutinio, urna, cociente electoral?
¿Hay que decir candidato, partido, voto, campaña, encuesta, guerra sucia?
En cuanto a los juicios y prejuicios sobre la clase política habrá que decir que tienen entre ellos —como todos— excepciones y decepciones. Que la mayor deuda, debido a la consecuencia de sus actos, es que hace días no inspiran a los demás, no nos invitan a sacar lo mejor de nosotros mismos, incluso se llevan a ratos lo que nos queda de esperanza.
Les tengo noticias: si no gana la persona por la que votaste nadie pondrá mañana sobre la puerta de este país “cerrado por derribo”. Es más; las tareas te esperan puntuales en el trabajo, los aprendizajes en la escuela y el campo que sabe de calendarios de luna y sol no espera para la cosecha los resultados del calendario electoral. Alguien dirá que si el horizonte amenaza nubarrón y oscuridad pretenderá irse del país —y tal vez lo haga— pero al lugar que llegue como extranjero —si llega— no elegirá.
¿De qué hay que hablar hoy?
Ojalá no sea sobre promesas sino de realidades, digo. El promesero de cristal en el que guardan los planes de gobierno que pocos leen ya se ha roto y hemos visto caer palabras vacías al piso que se pierden bajo los pasos de los mismos que las escrito.
¿De qué hay que hablar hoy?
Hablemos de deporte que nos ha dado lo que la política no ha podido. Orgullo. Y sentirnos una sola nación. Hablemos de hombres y mujeres que han dado motivos con su esfuerzo y talento para que se escuche nuestro himno nacional en podios de distintas geografías y en distintas disciplinas. Qué bueno que el Giro d´Italianos da reportes tempranos para motivarnos a levantar la cabeza de la almohada cada mañana porque si el asunto es el cotilleo político de diario entonces no llega el pie derecho a tocar el piso para levantarnos.
Hay que hablar de más nombres y menos alias.
Reconocer que la paz de todos los días la vienen firmando hace años personas como Francisco Lopera con sus estudios de una cura para el Alzheimer, las Madres de la Candelaria con sus quince años de constancia que permite que los desaparecidos no desaparezcan por segunda vez, la Patrulla Aérea que desde hace 50 años llega a donde pocos van a llevar medicamentos, ayuda y esperanza. Hay que hablar del primer Sindicato de Empleadas del Hogar que lleva poco menos de un año y conquistas formidables en pro del trabajo digno de miles de mujeres que viven hoy tan invisibles en sus circunstancias como si estuviéramos 75 años atrás. Hay que hablar una vez más del profesor Soriano y su Biblioburro en las veredas más atrasadas del Magdalena y de las enseñanzas en convivencia que nos da la Fundación Paz y Bien en el distrito de Aguablanca, en Cali. Y hablar de Carolina Gil y su labor discreta desde el Amazon Conservation Team en el sur colombiano protegiendo desde hace casi veinte años a comunidades en aislamiento, indígenas que no tiene contacto con esto que llamamos nuestro occidente y que viven como lo han hecho por cientos de años. Hablemos del medio siglo de memoria, incómoda para algunos y necesaria para todos, que nos ha regalado Marta Rodríguez con sus documentales sobre la Colombia que tantos preferirían invisible pero que ella no se cansa de mirar.
¿Entiende que le estoy hablado de verdad de un calendario que no está en la cabeza de directorios políticos que solo marcan en el año las fechas de elección, y posesión? El mapa por el que ellos se orientan tiene trazadas zonas de potencial electoral. Mi país se extiende y comprende un poco mucho más que esa forma de mirar.
Hay tanta realidad que se está transformando en este momento y que es motivo de aprendizaje e inspiración en esta nación porque los hay por miles que no se han quedado a esperar a que un político agache un dedo como aquel adagio que habla sobre San Juan.
¿Sobre qué hay que hablar hoy? Creo que viene bien hablar sobre los que han decidido apostar en esta ruleta por un mejor destino para ellos mismos y los demás.
Ellos no son el tema del día. Son el tema de la vida. Y, me disculpan, pienso que eso vale más porque no es un asunto transitorio y fugaz. Los he conocido de cerca y puedo testificar que no hay montaje cuando les digo que son oxígeno en nuestra sangre y motivo de mejores latidos en nuestro corazón. Por ellos mi pecho se siente mejor.
¿De qué hay que hablar hoy?
Yo no sé vos, pero yo creo que de esto hay que hablar.
@lluevelove
