Hace miles de años la erosión fue solucionada con técnicas de bioingeniería por los incas y mayas nos dejaron enseñanzas para evitar la degradación. Según el profesor Fernando Delgado de la Universidad de los Andes de Mérida Venezuela: “Desarrollaron cubiertas vegetales junto a la domesticación más de 170 especies, entre ellas el algodón y el cacao. Actualmente ese proceso arrastra entre 25.000 y 40 millones de toneladas de superficie de suelo cada año, y según el nuevo estudio de la FAO, se puede frenar con soluciones naturales y terrazas”. En estos temas viene insistiendo el científico caldense Horacio Rivera Posada y su voz no es escuchada tal vez porque el negocio de las contrataciones está en pavimentar nuestras montañas, error incalculable no para nosotros, atenta contra las nuevas generaciones que luchan contra el cambio climático. El cemento al cemento, la montaña a la montaña.
En los departamentos del Eje Cafetero la degradación por erosión es muy alta. Según el Ideam, Caldas es el segundo en ranking, Quindío, el octavo con 72,7%; y Risaralda, el catorceavo con 50% . Le corresponde a las corporaciones autónomas una gran tarea, pero preocupa cómo el Procurador General de la Nación investiga el manejo del presupuesto por parte de algunos funcionarios de la Corporación Autónoma Carder de Risaralda, primera en el país en corrupción con 103 procesos entre Procuraduría y Contraloría, y hoy no existen resultados. Por eso extraña que condenen hoy a funcionarios por doce millones de pesos que no se perdieron como un sonado caso en el departamento de Caldas y los grandes robos pasan de agache como este claro ejemplo, con razón la bioingeniería no la aplican con voluntad institucional no produce altas comisiones.
Un titán de la bioingeniería es el científico Horacio Rivera Posada, en el exterior y en varias regiones su conocimiento es acogido pero en su patria chica no. Es una oportunidad para que los elegidos mandatarios acojan la bioingeniería como la verdadera solución. Las empresas cementeras deben pavimentar las grandes obras de desarrollo pero las laderas que necesitan rigor científico no. Y las universidades deben cambiar su chip ya que enseñan sin estudiar a fondo la funcionalidad del suelo grafológico, que es la cobertura vegetal, y se concentran en grandes murallas de concreto.
Nuestras regiones cafeteras están acostumbradas a observar retroexcavadoras en las coronas de los taludes, quitando lo más preciado los árboles que brindan el amarre natural a los terrenos y aumentan el peso con las maquinas haciéndole daño a la tierra y buscando preservar lo gris sobre lo verde, debemos utilizar la guadua para los trinchos y los filtros con vegetación de las zonas erosionadas, las tragedias son protagonistas en épocas de invierno y la erosión es permanente, como no recordar la tragedia del barrio Cervantes en Manizales ,la inestabilidad de la cárcava del tablazo, la tragedia en la variante el Pollo la Romelia en Pereira, y la tragedia del barrio la invasión en Armenia y muchas más. Estoy seguro de que si los nuevos gobernadores, las universidades y la sociedad entienden la importancia de la bioingeniería la apoyarían más, pero a algunos funcionarios no les interesa ya que se les termina su capacidad de enriquecerse extrañamente con moles de cemento donde no se deben hacer.
