Colombia vivió uno de los mayores acontecimientos en donde el pueblo expresó su inconformidad ante un gobierno que no satisface e incumple lo prometido en su plan de gobierno, el pueblo colombiano salió a las calles a demostrar que el poder de la ciudadanía es enorme; el paquetazo de Duque fue el motor, el aliciente para no tener excusas de convocar y encontrarse en las calles, no importó el clima, la distancia, la multitud, la edad, el sexo, todos fueron un solo grito en las calles.
Desde aquel 21N Colombia no ha parado de decirle a Duque que su mal gobierno está generando deterioro, más pobreza, muertes y el regreso de la violencia a nuestro país, ya son muchos los asesinatos de los líderes sociales y en el departamento del Cauca en donde las balas habían dejado de ser el sonido habitual del día a día, hoy vuelven a sonar. Desde el 21N Colombia ha despertado y no parará, esta lucha social ya ha dejado muertos, Dilan es el icono de la lucha, de la fuerza del pueblo, un joven que dejó su vida en las calles, un joven que tenía sueños, metas pero que los malos procedimientos del Esmad acabaron con su vida.
La cacerola es otro de los símbolos, la ama de casa, el niño, el estudiante, el adulto mayor golpean este utensilio de cocina con mucha fuerza demostrando y enseñando al gobierno que el pueblo se respeta, que a Colombia se respeta, muchos seguidores del presidente Duque y del partido político que lo apadrina dicen que estas marchas son absurdas, que el golpear una cacerola es de locos, pero estos locos que salen a las calles son los que le están dando un cambio a Colombia.
La ciudad de Popayán no es ajena a esta lucha social, aquí convergen estudiantes, indígenas, campesinos, niños los cuales tienen como epicentro el sector histórico, icónico lugar de “paredes blancas y conciencias negras” como dice un refrán popular en la capital caucana, estas paredes que fueron pintadas con grafitis con frases en contra del gobierno las cuales fueron testigos del inconformismo del pueblo, esta situación indignó a la ciudad debido a su respeto por las pulcras paredes de la hidalga y noble ciudad de Popayán, ojala se indignaran por lo que el gobierno Duque hace con el pueblo, ahora el pueblo sale a las calles con tambores, trompetas, redoblantes, cacerolas, música y arte la fórmula perfecta para decirle al señor Iván Duque: “Al pueblo se respeta, carajo”.
Esta lucha no acaba, esta lucha no termina, el pueblo colombiano seguirá firme protestando y evitando que el “paquetazo” y muchas cosas más del nefasto gobierno Duque acabe con Colombia, y solo resta decirle a la señora Vicepresidenta Martha Lucia que la lucha no vienen ni de Rusia ni Venezuela, esta lucha viene de barrios, veredas, cabildos, aulas, calles, escuelas, colegios de Colombia porque “el pueblo no se rinde carajo”. Esta iniciativa viene de muchos colombianos cansados de su gobierno, señor Duque.