En febrero de este año y por este mismo medio hube de referirme a la ignorante propuesta del senador Edward Rodríguez del Centro democrático que pretendía abolir la libertad de cátedra en los colegios. No ha pasado un año y en una nefasta intervención, en debate del 10 de diciembre, el senador Alejandro Corrales, también de Centro Democrático, arremetió contra los jóvenes que protestan pensando que son personas sin criterio y adoctrinadas por adinerados docentes sindicalizados que ostentan, según él, dos pensiones.
Piensa el senador que es necesario volver a la famosa cartilla del venezolano Carreño. Una cartilla que menciona que cuando una persona come en la mesa no debe poner los codos en la mesa. Esto en un país donde los pobres no tienen comida ni mucho menos mesas en que comer.
Textualmente dice que “los valores ni los principios se negocian”. Ojalá la justicia no negociara dichos valores o principios frente al caso de todos los casos de corrupción en los que se halla enfrascada la mayoría del partido que representa.
Pero la principal ignorancia del senador no tiene que ver con el hecho de hacer la vista gorda frente a los problemas de una ciudadanía y su malestar social, sino con el hecho de que ignore el empoderamiento real de los jóvenes de hoy en día, no en Colombia, sino en el mundo.
Ignora a Greta Thunberg, una adolescente sueca que a la edad de quince años decidió no ir a la escuela los días viernes para sumarse a las protestas en contra del calentamiento global en los denominados Fridays for future, sumándose a un movimiento político fundamentado en lo medioambiental. Si estuviera en Colombia, quizá estaría sumándose a las marchas contra la práctica del fracking o la pesca de tiburones para exportar sus aletas. El mismo día que el senador Corrales descalificaba a los jóvenes colombianos, Greta Thunberg en la Cumbre Mundial del Clima realizada en Madrid pedía de manera urgente “educar a los adultos” que ostentan cargos en el poder a lo que añadió que los “políticos nos están traicionando”.
Ignora a Joshua Wong, un adolescente de Hong Kong, que a los catorce años se enfrentó con sus compañeros de colegio mediante plantones y paros estudiantiles al gobierno de la China comunista que pretendía incluir asignaturas que adoctrinaban a los jóvenes. Este joven, que por entonces fundó un partido político denominado “escolarismo”, ha confrontado a la dirigencia política del país más poblado del mundo hasta el punto de haber generado crisis que han forzado a la gobernadora de la isla a retirar un polémico proyecto de ley de extradición en septiembre de este año. Si Wong estuviera en Colombia estaría protestando contra la privatización de la educación y las trampas del Icetex.
Ignora a Malala Yousafzai, una joven paquistaní que sufrió un atentado contra su vida cuando contaba con solo quince años sólo por el hecho de pedir que no se cerraran escuelas y que se diera educación a las mujeres. Malala, quien tuvo que exiliarse en Inglaterra por las amenazas contra su vida, ganó el premio Nobel de Paz con apenas 17 años.
Ignora a Laura Dekker, una joven holandesa que entre 2010 y 2011 a los catorce años emprendió la hazaña de dar la vuelta al mundo y rompió el récord al ser la persona más joven en hacerlo en solitario en un velero de 8 metros.
Sin embargo, lo que quizás muestra más la ignorancia del senador Corrales es que no fueron los profesores adscritos a Fecode quienes influyeron o empoderaron a estos jóvenes. El empoderamiento de estos líderes y emprendedores proviene de las redes sociales. Joshua Wong lo hizo a través Facebook, Malala lo hizo a través de un blog que ella misma escribía, Laura Dekker hacía sus vlogs a través de YouTube y Greta tiene ocho millones de seguidores en Instagram.
Habría que ver qué piensa el senador risaraldense que ostenta en Twitter la propuesta de la necesidad de “evaluar a los docentes”. Para su información, los docentes del decreto 1278 se someten a evaluación periódica por parte de las instancias correspondientes, incluido el Icfes. Además, para su enciclopédica ignorancia como diría Benedetti (Mario el poeta, no Armando el político), debo añadir que este año se realizó la tercera cohorte de la misma.
Para finalizar, es comprensible que el caficultor (que aún no ha sido portada de Time, no ha dado la vuelta al mundo en solitario, no se ha ganado el nobel de paz ni tiene ocho millones de seguidores en Instagram) se preocupe por las pruebas Pisa y pretenda comparar el rendimiento de China y Singapur con el de Colombia. No obstante, olvida que China es comunista y Singapur budista y mahometana.
Y si hablamos de cifras, en el primer país el índice de desigualdad es de 0,4, mientras que en Colombia es de 49,7. Si hablamos del segundo, los musulmanes acostumbran a cercenar los miembros a los ladrones (habría que ver cómo le iría a los corruptos allí). ¿Será que para el senador del Centro Democrático la solución para Colombia es adoptar el comunismo como sistema político y el Islam como religión? ¿Qué pensarán de esto las iglesias cristianas y el senador Uribe?