Ha pasado tan sólo un mes desde su muerte y ya empezaron a caer las críticas sobre su tumba, inclusive, hasta una representante de la Cámara dijo que debería estar en el infierno.
Gabriel García Márquez, ganador del premio Nobel de Literatura, hijo de Aracataca, pueblo pequeño del departamento del Magdalena; fue uno de los mejores escritores que ha tenido Colombia y el último que quedaba del Boom Latinoamericano.
Desde muy pequeño se fue de su pueblo natal Aracataca, y desde entonces sólo lo visitó tres veces. Es aquí donde comienza una de las tantas críticas hacia el Nobel.
Muchos colombianos, conocedores de las necesidades que los cataqueros tienen, se sienten enojados y tal vez ofendidos por qué García Márquez nunca, en su larga carrera cómo escritor, ayudó a mejorar la calidad de vida de sus paisanos; y es aceptable su indignación, ya que con tantas relaciones, hubiese ayudado un poco a su pueblo.
Sin embargo, aunque los cataqueros saben que el permio Noble no les llevo obras de infraestructura, ni acueducto, ni alcantarillado, no se sienten decepcionados ni enojados con él, ya que saben que les dejó algo muy grande, y es el reconocimiento a nivel mundial cómo él pueblo en dónde el realismo mágico se respira en cada esquina. Además, ni Gabriel García Márquez ni ningún otro escritor o famoso, tiene la o una obligación administrativa con su pueblo o ciudad, eso le corresponde al municipio, departamento y estado; pero si se toma ésta responsabilidad cómo moral, las cosas son diferentes. De todos modos no es una obligación por lo cual lo estén criticando.
Ahora bien, de que Gabo no le haya dejado a Aracataca más que reconocimiento y literatura, no fue la razón para que la representante a la Cámara, María Fernanda Cabal, hubiese dicho que debería estar en ese lugar oscuro, lleno de tinieblas, almas en pena, dividido en círculos (según la divina comedia de Dante Alighieri), con olores putrefactos, conocido por la antigua Grecia como el inframundo y gracias al catolicismo, como el infierno. ¡No!, en realidad María F. Cabal, lo dio pensando en la amistad entablada entre el Nobel y Fidel Castro.
La pregunta es, ¿Por qué tantas críticas por ésta amistad?, ¿Acaso García Márque actúo como él? ¿Acaso utilizó esta amistad para tener reconocimiento? ¿O fue que negó su nacionalidad para decir que era de Cuba?
Es cierto que Fidel Castro no ha sido una perita en dulce, pero también es cierto que gracias a esta amistad, Gabo pudo influir en el ex presidente cubano al punto de evitar que asesinara a personas, y ayudar a que salieran de su exilio en Cuba.
