Porque tienes 18 años, eres estudiante y vives en un país que no te da educación, que no te da salud, y que cuando sales a protestar por tus derechos, te mata.
Todos somos Dilan.
Porque no se trata de si eres de izquierda, de centro o de derecha. Se trata de si vives en un país que te brinda las condiciones mínimas para vivir dignamente. Y no, en Colombia eso no pasa.
Todos somos Dilan.
Porque en nuestro país los niños y los jóvenes mueren y dejan de ser víctimas para ser acusados después de muertos.
Un niño reclutado por la guerra cae en un bombardeo, un joven que sale a las calles a marchar es asesinado.
Ambos reciben como respuesta del Estado no la protección que debieron merecer, sino el sonido de una bala.
Todos somos Dilan.
Porque no hay respeto por la vida y el libre desarrollo de la personalidad es una utopía.
No hay futuro, y quienes son los protagonistas de ese futuro, son asesinados a diario, ya sea física o moralmente.
Todos somos Dilan.
Porque vivimos en el país de las apariencias. Todos critican desde sus asientos y pocos hacen algo para vencer lo irremediable. "Eso hace parte de la guerra", dicen. "Se lo merecía", dicen.
Todos somos Dilan.
Porque hoy una vez más recordamos que en nuestro país cuando quieres decir algo te conviertes en silencio.
Somos violentos, agresivos y estamos enfermos de indolencia. La venganza reemplaza a la empatía.
Todos somos Dilan.
Porque la gente no resiste más. La roban en su cara, juegan con su tiempo, la engañan, le hacen sentir miedo.
Somos el país sin nombre. Ni el presidente se acuerda de que Colombia se escribe con c.
Todos somos Dilan.
Porque el resentimiento genera cada día más violencia. ¿Se puede juzgar el inconformismo? La insatisfacción tiene un límite. El límite de ser humanos y vivir en medio de lo inhumano.
Todos somos Dilan.
Porque hoy lloramos su muerte y cada vez que alguien muere en Macondo morimos un poco también nosotros.
Todos somos Dilan.
Porque ¡de eso te hablamos, viejo! De eso hablamos a diario, viejos, y seguimos hablando y nada cambia.