La polarización que vivía el país antes de las elecciones para presidente, nos hacía prever que elegir a un candidato de izquierda o de derecha, iba a profundizar al país en una sin salida durante los próximos cuatro años. Y es que ese enfrentamiento por el poder, ha hecho que los políticos en todo el mundo, pierdan el sentido ético que debe tener un gobernante, de hacerse elegir con programas y planteamientos que beneficien realmente a la ciudadanía y han adoptado la estrategia de estigmatizar al contrario a través de las redes y medios de comunicación, con falsos rumores, que buscan desinformar a la gente y enfrentarla para sus propósitos electorales.
En Colombia se empezó a utilizar esta estrategia desde el gobierno de Álvaro Uribe cuando era ministro de defensa Juan Manuel Santos. El gobierno contrató como estratega político, los servicios del psicólogo venezolano, J.J. Rendón, famoso por haber asesorado campañas presidenciales en Honduras, México, República Dominicana, Venezuela y Colombia. Su actividad estaba basada en asesorar candidatos presidenciales que hicieran oposición a gobiernos del denominado Socialismo del Siglo XXI, por lo cual recibió varios reconocimientos. Rendón ha sido criticado por utilizar noticias falsas en las campañas electorales y usarlas como herramienta poderosa para gobernar, ante lo cual se defiende diciendo que el rumor no es sinónimo de mentira y que es más eficaz que un medio de comunicación.
Por eso es preocupante la forma como los políticos de un lado y del otro se han dedicado a utilizar este método, para manejar la opinión pública. Vimos recientemente cómo el gobierno trató de deslegitimar la manifestación del 21 de noviembre, tratando de minimizar su asistencia, insinuando que su participación era para desestabilizarlo, basándose en mentiras. Es cierto que el presidente negó que vaya a hacer reformas laborales o pensionales, pero su ministra de trabajo no lo hizo y simplemente dijo que esto sería parte de una mesa de concertación, donde generalmente predominan los empresarios.
Independiente de los problemas que tiene el país, la marcha fue un éxito en cuanto a la participación de la ciudadanía, con actividades artísticas y expresiones culturales, por parte de estudiantes, gremios sindicales, artistas, amas de casa y familias enteras cuya decisión era marchar en paz, manifestando su descontento con la forma de gobernar del presidente Duque. Pero una transmisión excelente, paso a paso, que hizo el canal CityTv, nos dejó ver las virtudes y debilidades que tienen todos los actores que confluyen en este tipo de manifestaciones:
Los manifestantes: fue abrumadora la participación de la ciudadanía, que salió a marchar con alegría, en paz, con actividades artísticas, dispuesta a que todo saliera bien, atendiendo la invitación que desde diferentes sectores hicieron los organizadores de la marcha. La plaza de Bolívar y las calles aledañas se llenaron totalmente y ni siquiera la lluvia que los apabulló toda la tarde fue capaz de hacerles bajar los ánimos. El éxito de esta marcha se basó en su participación que llegó hasta los confines más inesperados en el país y en el exterior, como nunca se había hecho, para mostrarle a un presidente y a su partido de gobierno su descontento y obligarlo a adoptar los cambios que lo tienen atascado y que impiden su desarrollo. Los gremios sindicales, los indígenas, los universitarios y familias enteras, cumplieron con su acto de presencia para poner de presente sus necesidades y derechos vulnerados.
Los organizadores de la marcha: la marcha en Bogotá fue convocada por varias organizaciones, como Fecode, la CUT, los educadores de Cundinamarca, el Sena, las universidades y la ciudadanía en general, que se identificó con el sentido que se le dio a la protesta. Diría que los organizadores y la alcaldía tienen parte de la responsabilidad de los desmanes que se presentaron al final de la manifestación, donde debieron trabajar coordinadamente para obtener un buen resultado. Pero no, cada uno funcionó por aparte, no se fijó una hora de terminación para abandonar la plaza y se olvidaron de la presencia de la demás gente que acudió al llamado, no tuvieron en cuenta que la mayor participación era de jóvenes que andan en busca de alternativas, que ven que su futuro está comprometido y que los actos de corrupción que vienen cometiendo los gobernantes, los están condenando a vivir en un país sin esperanzas y se fueron dejándolos abandonados a su suerte, con unos resultados que nadie esperaba.
La alcaldía: el alcalde Peñalosa que termina su periodo como el alcalde de más baja popularidad en el país, espera que el futuro le reconozca su trabajo, el cual está dejando reflejado en la frase “impopulares pero eficientes”. Y es que el alcalde le dio más importancia a la realización de las obras, algunas impopulares y dejó para segundo término la problemática social de la ciudad. Se le nota la desazón que le produjo el poco respaldo que la ciudadanía le ha brindado a su administración y en forma revanchista le restringió ese día el uso del TransMilenio, condenando a la ciudadanía, aún a la que no participó, a extenuantes caminatas para llegar a sus hogares ¿Con qué finalidad lo hizo? ¿Para mostrar que es el adalid de la conservación del patrimonio inmobiliario de la ciudad? ¿Para que la ciudadanía piense que fue por culpa de la manifestantes? y no contento con eso, decretó el toque de queda, una medida arcaica que funciona en las ciudades pequeñas, pero que en Bogotá lo único que hace es castigar el comercio y llenar de sombras al resto de la ciudadanía.
El Esmad (Escuadrón Móvil Antidisturbios): fundado en 1999 anexo a la policía nacional. ¿Qué es el Esmad? ¿Un órgano netamente represivo creado por el gobierno para acabar con la protesta social a como dé lugar? es largo el historial que tiene de sus enfrentamientos con los estudiantes, con los indígenas y las comunidades que se atreven a reclamar sus derechos. No es un órgano conciliador, desde que les suministraron ese uniforme estilo Robocop, se creen con la autoridad para acabar por la fuerza con todo lo que se les oponga, carecen de una orientación que los acompañe, que les haga seguimiento y les dirija técnicamente los movimientos que deben ejecutar para prevenir y ser más eficaces y así no tengan que excederse en el control de las situaciones. En la transmisión que hizo CityTV, con un periodismo de gran nivel, vimos en directo a las personas que destruían las estaciones de TransMilenio, los cajeros y otras instalaciones ante la actuación pasiva del Esmad, lo que deja una mala sensación sobre las orientaciones que reciben para actuar en ciertas situaciones, tendientes a que el público relacione una cosa con otra.
Los vándalos: los vándalos son una figura, que está creando en la ciudadanía, el miedo y la animadversión al mismo tiempo, por la forma en que destruyen las instalaciones públicas, como pintan las paredes y monumentos públicos, roban cajeros, saquean mercados y se enfrentan sin temor al Esmad del que ya conocen su debilidad. Desde el presidente hasta el alcalde y las autoridades hablan de los vándalos, dicen que son criminales, pero no dicen quienes son, los ven actuar pero no los capturan y los que capturan resulta que no son. ¿Quiénes son los vándalos? ¿Son los estudiantes, son los infiltrados por el gobierno, los infiltrados por la oposición, por las Farc, son venezolanos enviados por Maduro, son jóvenes que han encontrado en la delincuencia una forma de vida, o lo dejan a la imaginación de los ciudadanos según la percepción que se les quiera dar. Esta es una situación que el gobierno debe abordar con urgencia para determinar las causas sociales que la están provocando, antes de que se profundice. Los problemas no se solucionan echándole la culpa a los demás.
El presidente Duque y el alcalde Peñalosa dieron su parte de tranquilidad a la ciudadanía al día siguiente del paro y dejaron entrever que la ola de terror y de miedo que se apoderó de los residentes, está creada por los politiqueros de la oposición para sembrar el caos y desestabilizar el país y el senador Roy Barrera y la oposición sostuvieron que es una estrategia del estado para deslegitimar la protesta social. En tanto el ciudadano que no entiende lo que pasa, olvida sus problemas y se arma con palos a la espera de unos vándalos que no aparecen por ninguna parte.
El presidente Duque convocó a una mesa de diálogo a los alcaldes y gobernadores del país, pero los organizadores de la marcha también exigen participar en ella. Será difícil lograr acuerdos en una mesa que requiere de presupuesto y gran parte del tiempo que le queda al presidente para gobernar.
El cambio del país puede empezar en Bogotá, con una alcaldesa que mostró un perfil diferente de los tradicionales, pero deberá acercarse más a la gente joven, para brindarle alternativas de educación y trabajo, invertir menos en obras públicas y más en obras sociales, con el metro de Peñalosa es suficiente, optimizar el TransMilenio nombrando un gerente técnico, mejorar la inteligencia de la policía acercándola a los ciudadanos y capacitando el Esmad en el tratamiento de conflictos. Con su bandera contra la corrupción todo se puede lograr, la ciudad es importante, pero es más importante mejorar la calidad de vida de los bogotanos.
