El presidente Duque y su equipo de gobierno ha tratado de desvirtuar el sentido de la protesta, sistemáticamente dicen respetar las marchas y tratan de demostrar que los motivos para protestar están basados en noticias falsas y utilizando los medios de comunicación repite constantemente, que es mentira que se vaya a aumentar la edad para pensionarse, que es mentira que vaya a terminar con Colpensiones, que es mentira que le vaya a bajar el salario mínimo a los jóvenes, que el presupuesto para la educación ha sido el mayor de los últimos años y se jacta de lograr un crecimiento económico del 3.3% y han hecho de esto su caballito de pelea para ridiculizar los motivos que tienen los diferentes sectores para promover el paro del 21 de noviembre.
Y es que el presidente Duque no ha entendido que el descontento de la gente está basado en la forma como viene manejando el país, en su falta de gobernabilidad, en el nombramiento que ha hecho en ministerios y embajadas de personas tan solo por pertenecer a su partido, pero carentes de experiencia, de los continuos viajes que ha hecho fuera del país descuidando los problemas internos, de su falta de comunicación directa con los indígenas, con los grupos reinsertados, con estudiantes, con los educadores en la solución de los problemas de seguridad y presupuesto, en el manejo de las relaciones exteriores que tanto problemas han generado sin ningún provecho para el país, en el desempleo, en la explotación que hacen los empresarios de los profesionales recién egresados, en la lentitud como ha asumido la implementación de los acuerdos de paz, que ha generado el regreso a la violencia y desconfianza en sus resultados a nivel nacional e internacional.
El presidente Duque elude los verdaderos problemas del país con ese estilo característico del Centro democrático, de echarle la culpa de los problemas al gobierno anterior, de confundir a la opinión expresando opiniones diferentes a los miembros de su partido, que son los que al final llevan los proyectos a la pre-consabida mesa de concertación. Una cosa fue el aumento del presupuesto a la universidad pública que se logró gracias a las protestas de los estudiantes y otra su cumplimiento, del que ya se reportan atrasos. Según informes, el crecimiento económico se debe en gran parte al consumo que hacen un millón ochocientos mil venezolanos que laboran en el país formal e informalmente, crecimiento que sería mayor si hubiera tenido el valor de consolidar la paz. Aunque el presidente niegue la modificación al sistema pensional, tiene muchas presiones para que lo haga, tanto del senador Uribe, como de organismos internacionales como el FMI y la Ocde que le plantean esta alternativa como condición de permanencia.
Pero el sentido de la protesta no se puede quedar, basada solo en estos aspectos, hay situaciones de fondo que tienen a los sectores que participaran en ella, con la necesidad y la obligación de hacer respetar sus derechos. Por eso enumero las diferentes situaciones que enfrenta el país y por las cuales se piensa realizar la marcha del 21 de noviembre:
1. El empleo: la tasa de crecimiento del desempleo, que ha subido nuevamente a los dos dígitos, deja ver que el crecimiento económico del país solo está beneficiando a los empresarios. La política de bajarles los impuestos y de reducir las horas extras y los dominicales a los trabajadores en la época de Uribe con el fin de fomentar el empleo, no dio resultado y se comprobó que los empresarios sacaron las ganancias a sus respectivos países y los trabajadores perdieron conquistas laborales conseguidas anteriormente. Incluida la de la prima media a los jubilados.
2. La inseguridad: el Estado parece que estuviera perdiendo la lucha contra la delincuencia, el incremento del robo de celulares, bicicletas, vehículos y casas no da tregua y con la llegada de muchos delincuentes venezolanos, también han llegaron formas distintas de delincuencia.
3. El costo de vida: vanagloriarse por el aumento del 6% en el salario mínimo, equivalente a $46.874 no debería ser un motivo, teniendo en cuenta que este no compensa las diferentes alzas ocasionadas por las reformas tributarias, como la que insiste el gobierno en presentar, disfrazada como ley de financiamiento y que afectará todavía más, el bolsillo de los colombianos.
4. Asesinato de indígenas y líderes sociales: según la BBC, cada 72 horas matan un indígena en Colombia y hasta mediados de septiembre dice Redepaz, se han asesinado 155 líderes sociales. Este genocidio bastaría para que el país se volcara solidariamente en la protección de personas que solo quieren vivir en paz, preservando sus territorios del cultivo de coca y de los que lideran la protección de los derechos humanos.
5. Relaciones con Cuba y Venezuela: el presidente le ha dedicado más tiempo a los problemas de Venezuela que a los que se viven en Colombia. Ha llevado las relaciones con Venezuela a un punto cero y ahora enturbia las relaciones con Cuba, un país que solidariamente ha actuado para ayudar a este país en la búsqueda de la paz. Por esta obsesión Colombia ha perdido el mayor socio comercial que tenía después de Estados Unidos.
6. La reforma pensional: Uribe viene proponiendo desde el año pasado, la necesidad de aumentar la edad de las pensiones y varios organismos internacionales como la OCDE se lo han propuesto al presidente Duque y aunque este niega que vaya hacer una reforma pensional o laboral, la ministra de trabajo dice que esas reformas se tendrán que discutir en la mesa de concertación, que está conformada en su mayor parte por los gremios empresariales del país, o sea que la reforma no es que no se vaya hacer, sino que queda aplazada hasta el próximo año.
7. El trabajo por horas: es la única propuesta que la ministra de trabajo no pudo negar y que va a ser parte de la agenda del gobierno, la cual justifica diciendo, que es para ampliar el empleo y por ende la cobertura pensional, pero olvida que esto le va a permitir al empresariado reducir la poca estabilidad laboral que tienen hoy en día los trabajadores. Recordemos que este tipo de propuestas por guardar silencio se han convertido en realidad, como han sido los contratos por prestación de servicios que tanto daño hace a los trabajadores.
8. La segunda instancia: la iniciativa del Centro Democrático de modificar la ley con el fin de conceder la libertad a los ladrones de cuello blanco, procesados por delitos de corrupción y cobijados por decisiones judiciales como, la casa por cárcel, el Cantón norte y el vencimiento de términos, un caso hecho para beneficiar expresamente a Andrés Felipe Arias.
9. La corrupción: todos los desfalcos y sobornos que han ocurrido en el país, cuyo costo ha sido tasado en cincuenta billones de pesos y que involucran al más grande empresario de este país y a las principales figuras de la política y la contratación y cuyos procesos siguen el camino de la impunidad por la lenta actuación de la fiscalía y la rama judicial.
Estas acciones y otras que conciernen a los estudiantes y a los educadores por el no cumplimiento de los acuerdos con el gobierno, los problemas que tienen los beneficiarios de la salud con el suministro de medicamentos y la continua liquidación de las EPS, que los deja desamparados, la destrucción del medio ambiente y sus consecuencias sociales que se presentarían por el uso del glifosato, la minería ilegal, el fracking, han hecho que una sociedad, cansada con un gobierno inane, que no atiende ni da solución a los problemas de la ciudadanía, que se empeña en negar los problemas y los justifica atribuyendo la culpa a los demás, haya decidido salir a las calles para mostrarle al presidente Duque y a su partido por qué su imagen ha llegado a un punto tan desfavorable.
A pesar de que todos los gremios decididos a marchar, se han comprometido a no generar violencia, el gobierno que se dice respetar la protesta, ha montado una política de intimidación, negando su sentido, generando temor entre los habitantes para que desistan de salir a las calles, desplegando un operativo militar sin precedentes, cerrando las fronteras, autorizando el toque de queda, haciendo allanamientos en las casas de estudiantes y dirigentes sindicales, deteniendo periodistas venezolanos, en fin algo nunca visto, que nos obliga a preguntarnos, ¿si el presidente Duque procediera de la misma forma para prevenir la muerte de indígenas, líderes sindicales, reinsertados, menores reclutados y persiguiera con el mismo ahínco a los causantes de tanta miseria, su imagen hoy no estaría tan deteriorada? Lo ideal es que la protesta sea pacífica, pero vándalos hay en cualquier parte del mundo, son minoría y la policía está en su derecho de detenerlos, sería como pensar que no hubiera colados en el TransMilenio, que no hubiera falsos positivos de los militares, corrupción de parte de los funcionarios públicos, de los jueces, de los políticos etc.
Al presidente Duque a pesar de lo que dicen los del Centro Democrático, nadie lo quiere sacar utilizando la violencia o por medio de un golpe de Estado. Él se está sacando solito.