Mauricio Montilla Guasapud, qué tanto daño te hizo la gente, cuando ibas creciendo, cómo se reirían de ti. Seguro te silbaban cuando ibas caminando por esas calles polvorientas de este pueblo intolerante y machista y que enseña a sus hijos que los hombres no lloran. Seguro te nombraban, en el colegio y en la calle: “loca”, “mariquita”, “piroberta”, “guayaba”, “maricona”, “afeminado”, “mujercita” y “culiflojo”. ¿Qué tanto te habrán manoseado tus amigos? ¿O te rastrillaban sus miembros mientras pasaban detrás de ti y sonreían? Tan machos.
Y tú sin saber qué significaban todas esas palabras que escuchabas, sin saber por qué te hacían sentir enfermo. Y tu preguntándote sobre la violencia que recibías a diario. Y te tocó, seguro, contestar en soledad las preguntas de los cambios en el cuerpo que vive todo adolescente. Y te tocó contestar tus preguntas sobre la sexualidad y sobre tus gustos por los hombres. ¿A quién le preguntabas tus dudas? ¿No había nadie a quién hacerlo? La gente y el lenguaje agresivo te habían hecho sentir raro, un extraterrestre. Parte de la violencia es la violencia que se reproduce a través del lenguaje, esas construcciones sociales tan dañinas, crudas, que lo que hacen es reproducir intolerancia.
Y con miedo, Mauricio, con mucho miedo, afrontaste lo que ibas sintiendo y lo fuiste defendiendo con ahínco, la identidad sexual la fuiste empoderando. ¡Grande, Mauricio! Enseñándole a la gente, que uno tiene que defender sus ideas, sus creencias, sus gustos, que eso es de hombres. Y a tus 24 años ya todo un estilista, viviendo de ese noble oficio de transformar y embellecer cabellos. Y evidenciando una conexión por la vida, por eso estabas dolido, por las muertes de indígenas en el Cauca, y ese primero de noviembre del 2019, preocupado por los problemas sociales, cogiste rumbo a una velatón, que se armaba en el parque principal, para protestar por los asesinatos de ese departamento y de tantos otros.
Seguro dijiste: ¡A marchar por la vida! Un hombre sensible, enseñando desde el ejemplo. Y no volviste a tu casa Mauricio, no volviste. Cuando creíste que lo peor de tu existencia había pasado, que la violencia psicológica que recibe una persona de la comunidad LGBTI en Florida, ya estaba superada, te golpearon uno o varios desconocidos, y lo hicieron repetidas veces en la cabeza, en la cara, en el cuerpo y te arrastraron por la cancha de fútbol, seguro ya inconsciente. Y no has regresado. Duelen, esos golpes duelen Mauricio. ¿Cómo duele quererse Mauricio y defender los principios? ¿Qué concepto tendrán sobre ser gay los que te golpeaban? ¿Qué posibilidades de educación tuvieron los agresores y de educarse en diversidad?
Seguro eran hijos de esos padres que les dicen a sus hijos que no jueguen con muñecas, que eso es de niñas, o que creen que ofender a alguien es decirle marica, o que el rosado es para las muchachas o que repiten en todo momento y gritando: parece que usted es un varón. La violencia la aprendieron en casa, quizás. Eran hijos de la falta de programas serios de inclusión que tengan su iniciativa en las alcaldías. Eran hijos de gobiernos que apenas ocurren estos hechos arman reuniones con la comunidad LGBTI, para que los vean preocupados e interesados y postean fotos en Facebook y después se olvidan, vuelven al castillo que han construido, su isla de privilegios.
El olvido de los pobres, del marginado, de la clase baja, de los sin tierra, del obrero, del campo. Seguro quisiste defenderte y algún golpe severo en la cabeza, te quitó el impulso. Duele. Ser distinto duele, Mauricio, en esta sociedad que es violenta con el lenguaje, que es altamente machista. Que piensa que todo gay debe ser peluquero o que todo gay es afeminado. Y hay tantas formas de ser, la gama de colores es amplia. Sí, el gay, también es escritor como lo fue Oscar Wilde y Fernando Molano y, tal vez Shakespeare y lo es Pablo Simonetti y Vallejo. O cantante como Ricky Martin y Madonna, Billie Eilish, Azealia Banks, Frank Ocean, Alaska, Boy George y otros tantos. O científico como lo era Alan Turing. O poeta como Virginia Wolf. O bisexuales como en el mundo griego. O youtubers como Dayana Hernández y Juan Pablo Jaramillo.
Solo que no hay oportunidades de tener pluralidad en los oficios que se escogen o de estudiar en una universidad y volverse fuerte frente a las burlas y, a veces, pareciera que solo hay un oficio y que es lo único que hay para salir rápido de una casa que señala y se molesta con la diversidad. Hay que enseñarles, a los floridanos, que es ante todo un miembro de la comunidad LGBTI y que es un ser humano, es desalentador, tener que estar enseñando eso, en pleno siglo XXI, pero hay que hacerlo, porque mire lo que le hicieron Mauricio. Florida es excluyente. Es una sociedad que hay que educarla, eso les toca a los gobernantes, en conjunto con las escuelas, colegios, familias, policía y comunidad en general, hay que educarla porque alguna parte de su población todavía piensa que la homosexualidad es una enfermedad y que así debe tratarse, como se hacía antes de 1984 y aparecía en el Manual de Enfermedades Psiquiátricas (El DSM-IV).
Y es que no ha sido el último caso, Mauricio, han habido otros en Florida. Y de Saray Samanta, ¿en qué terminó su investigación? La recuerda, fue una mujer transgénero que apareció muerta en un cañaduzal a orillas del río Frayle, en Florida Valle, a comienzos del mes de junio del año 2017. Así lo registró el periódico El Tiempo [1]. ¿Se encontraron los culpables? ¿Qué dijo la policía, la fiscalía y las demás ias? ¿Pueden los funcionarios públicos dormir en paz después de una muerte? Sí, duermen tranquilos ¿Qué acciones se tomaron desde las secretarías competentes? ¿Sonaron las alarmas para evitar que ese tipo de hechos no volviesen a ocurrir? ¿La Oficina de Equidad de Género activó los dispositivos para educar en diversidad en las escuelas, en los colegios, en los barrios en general? Seguro que no, se piensa que el crimen se combate sin educación y con recompensas. Se piensa que se combate con pañitos de agua tibia.
Y no funciona, la manera como se combate el crimen no funciona. Mauricio, seguro los que asesinaron a Saray fueron los mismos que arrastraron su cuerpo sobre el piso, los mismos que a zapatazos le golpeaban sus sueños. Como si hubiesen crecido con rabia con la comunidad LGBTI. ¿Qué fue lo que les enseñaron a esos matones? ¿Se hicieron campañas para prevenir y evitar que se repitieran esa clase de hechos como los que sufrió Saray? No, pues mire lo que le hicieron Mauricio, y no solo fueron los golpes Mauricio, hay signos de violación, hay señales de sevicia, de oprobios.
Esta sociedad está jodida, desgraciadamente jodida. ¿Qué dice la sociedad? ¿Cuántas muertes vienen de más? ¿Cuántas se esperan? O se vienen más números, más cemento, más esquivos a los problemas sociales ¿Qué se viene? O se sigue pensando que como Florida fue sede de Miss Gay, eso ya es trabajar en equidad. Qué equivocados. Cuántos hombres descubriendo su sexualidad, haciéndose preguntas sobre sus gustos por los hombres, cuántas mujeres enamoradas de otra mujer, o bisexuales, u hombres y mujeres queriéndose travestir, y mujeres y hombres queriéndose cambiar de sexo, no pueden, la sociedad y sus políticas mezquinas les está diciendo, la diversidad se mata. En Florida Valle ser de la comunidad LGBTI puede ser una sentencia de muerte, o sino miren a Saray. Mauricio lleva varios días en coma en una clínica de Cali. No se deje ir Mauricio, vuelva, Florida necesita hombres grandes como usted. ¡Vuelva, Mauricio!
[1] Investigan muerte de mujer transgénero en Florida, Valle