La expansión de los cultivos ilícitos en Colombia llevó al gobierno a reconsiderar la fumigación con glifosato. Sin embargo, a pesar de que no se han culminado los estudios investigativos sobre los perjuicios que puede causar al hombre, es claro que por su carácter herbicida es considerado un químico agrotóxico silencioso capaz de alterar el funcionamiento normal del organismo. Por su parte, se sabe que la exposición a plaguicidas es un riesgo reconocido para la salud humana y que existe una estrecha relación entre la exposición de los padres y las malformaciones congénitas en el recién nacido. De hecho, se ha observado que la descendencia de los agricultores tiene un mayor riesgo de anomalías congénitas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que cada año 303.000 recién nacidos fallecen durante las primeras cuatro semanas de vida en el mundo, debido a anomalías congénitas. A pesar de que no existe una causa específica, se han identificado algunas causas y factores de riesgo.
La exposición materna a determinados plaguicidas y otros productos químicos, pueden aumentar el riesgo de que el recién nacido sufra anomalías congénitas. El hecho de vivir cerca a lugares donde fumigan con glifosato se considera factor de riesgo sobre todo si hay coexistencia de otros factores de riesgo ambientales y desnutrición.
De acuerdo con el artículo publicado por Semana Sostenible el 02 de julio de 2019, en Colombia en medio del debate sobre nuevas aspersiones con glifosato para erradicar los cultivos de coca surgen algunos datos interesantes. La Unión Europea rechazó prorrogar la licencia para el uso de esa sustancia por 10 años y solo la autorizó hasta 2022. Basó esta decisión en un informe de 2015 de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer que señaló que esta sustancia es probablemente cancerígena.
Ahora bien, para el año 2017 se notificaron al Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila) un total de 7349 casos de defectos congénitos, con un promedio semanal de 141 casos. De acuerdo a las características demográficas y sociales, la prevalencia más alta según área de residencia se encuentra en residentes de áreas urbanas con 114,3 casos por 10.000 nacidos vivos, según pertenencia étnica la mayor prevalencia se encontró en la población indígena con 140,7 casos por 10.000 nacidos vivos.
Por tanto, se hace importante implementar medidas de salud pública preventivas encaminadas a reducir la frecuencia de algunas anomalías congénitas. La prevención primaria de las anomalías congénitas implica evitar la exposición ambiental a sustancias peligrosas, como los metales pesados y los plaguicidas durante el embarazo. Por tanto, decimos: ¡no a la fumigación con glifosato en Colombia, amamos la vida!
