Más de 3,5 millones de colombianos viven hoy en pobreza extrema. Es decir, no perciben un salario que les permita sobrevivir en condiciones dignas. Esos compatriotas reciben menos de 116.000 pesos mensuales, si eso lo dividimos entre los 30 días del mes, el dato es alarmante: 3.5 millones personas que viven con menos de $4.000 por día. Pero también tenemos, según las cifras del Dane, 12.8 millones de personas en condición de pobreza monetaria y a 8.3 en situación de pobreza multidimensional. Si lo ponemos en contexto sería como si las ciudades más grandes del país como Bogotá, Cali Y Medellín no existiera el estrato 3, 4, 5 y 6, lo que pasa es que no nos damos cuenta porque están dispersos a lo largo y ancho del país.
En 2018 la pobreza multidimensional fue 19,6% para el total nacional. Cabe decir que la pobreza multidimensional ha sido entendida por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y localmente por la encuesta CASEN, como un concepto más allá de la falta de ingresos para la satisfacción de necesidades, sino más bien como personas que sufren carencias en las dimensiones: educación, salud, trabajo, seguridad social, vivienda y nivel de vida en general.
Las conclusiones más contundentes del informe del DNP que enfatizo son: “Las ayudas institucionales tienen un efecto pequeño en la reducción de la desigualdad y más marcado en las zonas rurales”.
Subsidios, pañitos de agua tibia
La sostenibilidad de los subsidios depende de que sea clara la población a la que se dirigen, así como los mecanismos por los cuales una persona accede a una ayuda o deja de recibirla. Según el DNP, hoy no existen elementos de terminación de dichas ayudas, así las condiciones de vida del hogar mejoren o porque este no cumple con las exigencias para recibir este tipo de apoyos (por ejemplo, los controles de crecimiento y desarrollo en el programa Más Familias en Acción)
De acuerdo con el organismo, con los subsidios a la población pobre y vulnerable se espera contribuir a hacer una sociedad más justa, lo cual debería redundar en un mayor bienestar para la sociedad. Pero esto exige una definición clara de cada subsidio y que funcionen de forma adecuada en términos de su finalidad, los beneficiarios, su duración, los requisitos para su asignación y las condiciones para su terminación.
Los subsidios se comen uno de cada tres pesos del presupuesto nacional
Y es que los subsidios en un Estado están llamados a ser el puente para una distribución más equitativa de los ingresos. Sin embargo, en Colombia la destinación anual del equivalente al 33,3 por ciento del presupuesto general que se ejecutó en 2015 (1 de cada $ 3) solo redujo levemente la desigualdad, que, según el coeficiente de Gini, pasó de 0,522 en 2015 a 0,517 en 2016 (entre más cercano a cero hay menos desigualdad
El enfoque de los subsidios en el país tiende la mano a los colombianos necesitados, pero también ha contribuido a crear cazadores de apoyos públicos, a motivar a otros ciudadanos a estancarse en la pobreza para no perder la ayuda y a motivarlos a permanecer en la informalidad laboral para no salirse de la escasez que les permite obtener la subvención, según varios estudios.
Esto, sin contar con el halo de corrupción que ha habido alrededor de los apoyos estatales, pues Planeación halló indocumentados y hasta muertos que eran beneficiarios de subsidios. Tampoco se olvidan casos de políticos regionales que, valiéndose del desconocimiento de los ciudadanos, los ofrecían a cambio de votos.
Entre los cuestionamientos a la política de subsidios se señala que los recursos dispuestos para ese fin se han incrementado, de 49,6 billones de pesos en el 2010 a 71,8 billones en el 2015, y, aunque no hay que desconocer que la tasa de pobreza ha sido impactada, la reducción de esta no corresponde al alto monto invertido en subsidios, y tampoco es sostenible.
Existen 62 programas de subsidios sociales, según Planeación Nacional, que forman parte de la política de ayudas públicas, dentro de estos los más representativos son: educación (33 % en promedio), pensiones (28 %), salud (18 %) y servicios públicos (7 %)”, según estudios de Planeación Nacional.
Pero, aunque los indicadores de pobreza bajan, la larga permanencia de los subsidios, sin que exista una política de acompañamiento para que el beneficiario salga de su condición de vulnerabilidad, conlleva a mantener la alta tasa de informalidad que hay en el país, según un estudio del Observatorio del Mercado Laboral y Seguridad Social de la Universidad Externado de Colombia.
¿Cómo podemos llevar a la población vulnerable a formar parte de la producción formal, con subsidios sí, pero entregados de una forma estructurada y no dispersa como se hace actualmente?
Si los 10.000.000 de personas vulnerables conforman familias de 4 integrantes en promedio con una cabeza de hogar serían 2.500.000 personas que necesitan ser formalizadas o aumentar sus ingresos para salir de la pobreza multidimensional.
La única manera es empoderando a las personas y el empoderamiento se logra con conocimiento, este conocimiento no es nada más que educación; por ahí debemos empezar.
Es decir cada persona que esté dentro del programa debe decidir qué le gustaría ser, cómo piensa lograr sus metas y buscar el desarrollo personal.
El Sena, las universidades estatales y los instituciones de educación privadas que quieran participar están en capacidad de dar esta formación, las personas tendrían la opción de optar por un programa formativo en el área que deseen en una carrera técnica o tecnóloga, es decir si yo quiero ser soldador para colocar una empresa de ornamentación, o ser parte de la economía naranja, con proyectos de música, cultura, turismo o innovación o formalizar un proyecto en agricultura, silvicultura en fin y así muchos ejemplos, lo pueda lograr.
La persona que entre al programa tendrá la oportunidad de formarse, capacitarse de forma gratuita y al final desarrollar un proyecto, el proyecto será financiado por el Fondo Emprender y será supervisado por el Sena de principio a fin. Las personas podrán hacer asociaciones o cooperativas para lograr su cometido y tener su empresa y pasar de ser una persona que siempre va estar esperando ayudas, regalos y dádivas que lo mantienen en su círculo de pobreza a pasar a ser una persona empoderada, empresaria que va tener en sus manos su destino.
El programa se compondrá de varias fases que serán las de formación, capacitación, ejecución evaluación y al término de este, la persona ya debe estar produciendo en su empresa o negocio y completamente formalizado.
Si logramos que al menos 500.000 personas anualmente logren hacer de este programa su proyecto de vida en un término de 10 años 2.500.000 familias lograran salir de la pobreza multidimensional, logrando entrar a la formalidad del aparato económico, sería un hito en la historia del país, ya que al formalizar una persona, el estado se evita una cantidad de gastos en subsidios como familias en acción, régimen contributivo a la salud, pensiones, que son los más representativos y además lograríamos aumentar el producto interno, bajar el desempleo y el gobierno tendría un rubro gigante que ahora se va en subvenciones, que podría gastar en inversiones para mejorar la infraestructura del país, en educación, salud y vías.
Si vemos esto en un contexto general, con el programa de subsidios estructurados se acabarían varios problemas como los pensionales puesto que con la formalización, las personas van a aportar a su pensión, se aumentarían la productividad y se aumentaría el recaudo tributario.
Las herramientas están dadas, el Sisbén nos dirá qué personas son aptas para empezar a recibir la formación y el Sena es el principal actor dentro de este gran objetivo.
No permitamos que el dinero se diluya, apuntamos a muchos pájaros y no cazamos ninguno, hay que acabar con la trampa de la pobreza y llevar al país a otros destinos.