Cuando el uribismo invitaba a marchar con un discurso incendiario

Cuando el uribismo invitaba a marchar con un discurso incendiario

Durante cuatro años, hasta que Santos se jubiló, eso fue lo que hicieron ellos cada día. Ahora, al parecer, son víctimas de su propio invento

Por: Fredy Alexánder Chaverra Colorado
noviembre 12, 2019
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Cuando el uribismo invitaba a marchar con un discurso incendiario
Foto: Instagram @alvarouribevelez

La capacidad del uribismo como oposición era contundente. Inclusive el mismo Santos, en su libro La batalla por la paz, afirma que padeció la oposición más implacable de la historia reciente (solo comparable con la laureanista). Uribe se montó en el Centro Democrático única y exclusivamente para hacerle una oposición personal y radical a Santos. Aunque resultaba una oposición superficial que nunca problematizó el modelo económico o la economía extractivista, sí resultó muy efectiva porque a lo largo de varios años movilizó a cientos de miles de colombianos, logró construir con muchísima precisión una narrativa falaz sobre una supuesta “entrega del país a las Farc” en una delirante conspiración castrochavista; y, motivó un desprecio popular a Santos que anidó en un importante sector de la opinión pública convirtiendo su principal apuesta de gobierno en una consulta sobre su gestión, el fallido plebiscito que fue más bien un “plebisantos”. El 2 de octubre de 2016 la oposición uribista llegó a su punto más alto, dejó al “traidor” de Santos humillado y en la lona. Así también se empezó a abrir el camino para su retorno al poder. Nadie duda de la contundencia del uribismo como oposición.

La calidad de una democracia también se debe medir en la calidad de su oposición, al menos, eso dicen los expertos. En los años de Santos el uribismo se caracterizó por ser una oposición rabiosa y oportunista. Su estrategia de movilización se concentró en aquello de que la gente “saliera a votar verraca”, en construir imaginarios sustentados en falacias absurdas como la supuesta ideología de género o el castrochavismo. Removieron los cimientos de la república organizando la derecha más radical y discriminatoria. Ya no resulta extraño que cuando se mediatiza un caso de discriminación, homofobia o intolerancia el implicado sea un uribista. Nunca fue una oposición constructiva, hasta se negaron a participar en el diseño del Estatuto de Oposición. Todavía el país no ha logrado sanar de esos años ya que persiste una atmósfera propicia para movilizar con miedo, mentiras y falacias. Ahora, los uribistas deslegitiman la movilización del 21 de noviembre porque supuestamente la están promoviendo sectores que quieren “incendiar la nación” o que se basan en mentiras para “sembrar odio”. ¿Cómo así? Eso no fue lo que hicieron ellos cada día, por cuatro años, hasta que Santos se jubiló. Al parecer, son víctimas de su propio invento. De la atmósfera siniestra que dejaron en el país.

En los años de Santos el uribismo se legitimó en las calles. Fueron muchas las marchas que desde el Congreso sus principales voceros apoyaban en contra del “desgobierno” santista y el proceso de paz. Siempre, en cada oportunidad que se movilizaban, exigían la renuncia de Santos. Su leitmotiv consistía en hacer invivible la república (de ahí su semejanza con el laureanismo) para desgastar al gobierno y lograr que Santos cayera. En eso eran extremadamente organizados y cohesionados, ni se notaba la más mínima fisura en un partido con un comportamiento sectario. Por eso, al llegar al gobierno, el reto estaba en conservar ese nivel de articulación. No lo han logrado. El hecho de convertirse en gobierno ha desorientado a radicales tan acostumbrados a la oposición visceral; el gobierno no tiene el más mínimo norte y hay uribistas "purasangre" que se quejan de un presidente que en pocos meses desgastó el capital político acumulado en los años de oposición (de ahí el resultado de las últimas elecciones regionales). Aunque hay varios sectores que están convocando con desinformación y mentiras la movilización del 21 (algo muy reprochable), ahí tiene el uribismo una dosis de su propia medicina. Solo es cuestión que recuerden algunas de las marchas que promovieron contra Santos o el proceso de paz. Acaso, ¿ellos no buscaron incendiar la nación?

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