El domingo tres de noviembre se celebró en Bogotá el acto de entrega a la Comisión para el esclarecimiento de la verdad del estudio elaborado por la Mesa Ecuménica por la Paz. Ahí se documentan cuarenta y dos casos de sacerdotes, religiosas, laicos y laicas que fueron asesinadas y asesinados, la mayoría, por agentes del Estado, mientras desarrollaban acciones pastorales con las personas más empobrecidas de la sociedad colombiana. Este martirio de mujeres y hombres que en razón de su fe entregaron su vida buscando justicia es muestra de la fidelidad a los postulados de fe en que creían.
En el mismo acto hablamos también de la responsabilidad de la iglesia en la violencia que viene del pasado. A la par, dimos cuenta del proceso que desde 2016 hasta este año un grupo de católicos de “1000 Firmas por el Perdón” iniciamos para la documentación de casos. Lo anterior para la construcción de una carta pública de petición de perdón, celebrar actos públicos de petición de perdón y para proponer a la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad que propicie, de acuerdo con su mandato, un encuentro de la verdad con algunos obispos de la iglesia colombiana para hablar de esa responsabilidad de la iglesia en la violencia y buscar que pidan perdón como un testimonio de reconciliación para el país.
En mayo de 2016 el Pacific School of Religion y su programa Changemaker Fellowship publicó el informe Casos de Responsabilidad de la Iglesia en la violencia en Colombia, insumos para la Comisión de la Verdad. En el documento se expusieron ocho pronunciamientos papales y cuatro declaraciones del Episcopado Colombiano y las intervenciones de 21 obispos en los que se alentó la animadversión contra liberales y comunistas. También se documentaron veinte casos de relación de miembros de la iglesia con estructuras paramilitares y tres casos de entornos eclesiales completos ligados con paramilitares y narcotraficantes que ilustran la responsabilidad de la iglesia en la violencia en Colombia. Esa investigación se basó en documentos oficiales de la iglesia, en testimonios de personas vinculadas directamente a estructuras violentas por iniciativas de agentes de la iglesia, en expedientes judiciales, y en estudios adelantados por investigadores de reconocida trayectoria (ver).
En septiembre de 2017 en el contexto de la visita del Papa Francisco 1000 integrantes de la Iglesia Católica elaboramos un documento de petición de perdón y celebramos una acto público de perdón a las víctimas de la persecución en la Plaza del Voto Nacional. Quien dirigió la eucaristía fue el obispo mexicano Raúl Vera, no habiendo sido posible que que algún obispo colombiano estuviera presente. También con la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, en un acto académico, dimos cuenta de las razones históricas, teológicas, éticas que motivaron esta petición de perdón, sin ser nosotros los directos responsables (ver).
En esos actos litúrgicos y académicos solicitamos a los jerarcas de la iglesia elaborar un texto de petición de perdón y hacerlo público en las eucaristías dominicales en en todo el país. También, como una expresión de compromiso con la noviolencia, atender a los miembros de las fuerzas militares en las parroquias donde viven y no en una diócesis especial castrense, como ocurre en el país; solicitando que se clausure esta instancia debido a que varios casos de tortura en la década de los 80, documentados en la investigación, fueron presenciados por sacerdotes de la entonces Vicaría Castrense, sin haber hecho nada por favorecer a las víctimas de esas atrocidades. Así mismo, solicitamos, entregar los restos de Gonzalo Jiménez de Quezada a autoridades de Bogotá. Los restos del conquistador reposan en una capilla en la Catedral primada de Bogotá cuando fue responsable del el crimen de miles de indígenas en la época de la conquista.
En 2018 en la conmemoración de los 50 años de la Conferencia de Medellín, celebramos un nuevo acto de petición de perdón en la capital antioqueña que tuvo como motivo, la persecución de algunos jerarcas de la iglesia a las personas que se comprometieron con las líneas pastorales trazadas por el Episcopado Latinoamericano, entre ellas varias personas comprometidas con la iglesia de los pobres que posteriormente fueron asesinadas, tal como lo documenta el informe de la Mesa Ecuménica por la Paz que se entregó a la CEV.
Ya finalizando 2019, manifestamos a la Comisión de la Verdad, en cabeza del sacerdote jesuita Francisco de Roux: “queremos soñar con un paso más a instancias de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad. Además de considerar este estudio de casos, poder propiciar un pequeño Encuentro de la Verdad con algunos miembros de la Conferencia Episcopal para intentar una petición de perdón por parte de nuestros obispos o algunos de ellos. Creemos que sería un gran aporte a la verdad y a la reconciliación en Colombia y para nosotras y nosotros, personas católicas adoloridas con esta historia de antitestimonio evangélico, un gran alivio”.
Sabemos de los esfuerzos de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad en la búsqueda de este encuentro, que sin lugar a dudas, de lograrse, marcará un hito en la historia de Colombia en dirección de la paz y la reconciliación, en medio de los crímenes de niñas y niños por parte de las fuerza militares, de los crímenes de líderes sociales y de excombatientes que se acogieron al proceso de paz. Necesitamos signos contundentes que de cuenta de la esperanza que puede imprimir a esta realidad la iglesia.
