De ollas raspadas, adanismos y elefantes blancos

De ollas raspadas, adanismos y elefantes blancos

La democracia es como una flor que hay que regar todos los días y en esto fallan los sistemas de gobierno. De allí tantos males: clientelismo, corrupción, etc.

Por: Orlando Solano Bárcenas
noviembre 06, 2019
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De ollas raspadas, adanismos y elefantes blancos

Terminadas unas elecciones es cuando más se debe hablar de ellas porque es necesario cambiar la percepción de que por ser “periódicas” solo se debe hablar de ellas cada cuatro años. Tremendo error. La construcción de la democracia es labor permanente y podríamos desde ya censurar a los políticos y partidos de garaje que hacia el 15 de noviembre estarán cerrando las puertas de sus “flamantes” sedes de campaña.

Un fenómeno que suele ocurrir antes de entregar el poder el saliente mandatario al entrante es el de “rasparle la olla”; es decir, no dejarle nada de presupuesto. Dejarlo “seco”. Mejor, dejarlo “en la olla”. Es como consecuencia de esto que el que llega, pasa las verdes y las maduras. Ocurre, como decía con proverbial humor negro don Marcos Pérez Caicedo: “el Niágara en bicicleta”. A su turno el que llega pasa factura, cuenta de cobro, su pequeña venganza (“pequeña”, es un decir) contra el saliente. Le aplica el “adanismo” porque con esta actitud o estrategia, el mesías, el que ha llegado, inicia el primer día de la creación. También la historia. El gran inicio. El comienzo. El introito. Etcétera. Entonces, borra de un plumazo todo lo que había hecho el anterior. Nada de lo que hizo vale un pepino. Una higa. Un maravedí. Es tabula rasa. Atila que pasa arrollador pisando fuerte para que no crezca nunca más ese pasto. En Adán recién llegado da comienzo a todo. Todo lo cambia. Todo lo borra. Es el gran eraser omnipotente. Actuando así llegan de lo más profundo de las selvas del Serengeti los elefantes, “blancos”, para más señas. Hablaremos en esta Nota Ciudadana de ollas raspadas, adanismos y elefantes blancos.

De ollas y adanismos de todo tipo color, color y picardía

Olla raspada más adanismo, he aquí fatal dupla para las administraciones regionales y locales. Y hasta para las nacionales. No veis acaso los lunes en TV los 1,2,3 de CMI donde se denuncian los “elefantes blancos” de la corrupción, el desgreño, el dolo, la soberbia, la desmesura, ¿la hybris de los mandatarios entrantes? Por soberbia o interés corrupto, no construyen sobre lo construido. No. A ellos de contratar solo nuevas obras. Mientras tanto, un país dormido ve cómo se pierden billones de pesos en piscinas de olas vacías y llenas de mugre; puentes sin terminar; carreteras inconclusas; edificios como el del ministerio de trabajo, sin terminar y amenazando ruina. Claro que, de demostrarse un poco más que de prima facie la “elefantilidad” de la obra, no quedaría sino llamar a las “ías”, a los órganos de control. Entonces, “ollas raspadas” y “adanismo” es lo que seguramente vamos a presenciar desde el 1º. de enero del año entrante. Ojalá no sea profeta de malas nuevas. Analicemos un poco ambos fenómenos. Pero antes hagamos digresión sobre el utensilio “olla”, un elemento tan útil para la vida cotidiana que tanta simbología guarda hasta en política. Entremos entonces en la olla, con suma precaución los medrosos.

Ollas y más ollas, hasta podridas

Una “olla” (del lat. olla.) es un recipiente de cocina redondo, con boca ancha y asas, usado en especial para hervir, cocer y calentar alimentos y líquidos. Es la “cacerola” donde se hace el puchero, también la protesta social, primero la chilena y hoy la jarana universal contra el poder. En América Latina la olla le hace ruido al poder, sin distingos. Y los tumba. Su sonido, derroca. En ella se guisa la protesta social contra gobernantes “guisos”. Es que una olla es también un “remolino” (wirlpool)que se forma en las aguas de un hoyo, en un río o en ciertas zonas del mar pero que arrastra hasta Puerto Mocho, por allá lejos, muy cerca de las Bocas de Cenizas a los “ahogados” en política. Cuando la cosa se pone calda la olla aumenta la “presión” y a veces no hay válvula reguladora que la disminuya, y, estalla; es lo que podríamos llamar la revuelta “exprés”. Cuando la olla es muy grande se dice que es “carnicera”, tal vez porque con sus hervores los “sonados” o asonados se vuelven carniceros y…destajan, con mayor razón si se trata de una olla militar de “campaña” porque se vuelve “olla de cohetes” por llevar a una situación de extremo peligro, como si fuese una “olla de fuego”, esa misma que la historia militar señala como la “olla de barro” por estar llena de materias inflamables y explosivas usadas desde la antigüedad (y más hoy en día) como arma de fuego y no solo como “olla de grillos” o lugar lleno de ruidos y confusión; o, como se suele decir de ciertas reuniones políticas, “acabó siendo una olla de grillos”.

 Si la olla es “podrida”, aunque usted no lo crea es sana, buena y deliciosa por su contenido de guisado de carne, verduras, jamón, aves y otros ingredientes; en realidad, no hay que ser injustos porque ollas de verdad “podridas” son otras, por ejemplo, las de venta de bazuco, anfetaminas, cocaína y similares para envenenar a nuestros niños. Fíjese usted que debieran ser “ollas de Miguel” para que los infantes jueguen en circulo cantando con alegría.Acá, hay olla” es expresión usada para llamar la atención del oyente y hacerle acudir a determinado lugar, sobre todo en víspera de elecciones cuando los que venden el voto se ponen en situación de “estar a la olla de una persona” —para el caso de un político— que los mantenga comiendo no en su casa sino de la mano corruptora. Es lo que consiste en hacerle a una persona la “olla gorda” actuando de tal modo que otra persona obtenga un beneficio, ya sea el corrupto y/o el corruptor, sobre todo este último, a quien le gustan las “ollas de Egipto” para poder llevar un tipo de vida descansada y sin problemas cual parásitos o sanguijuelas. Claro que “no hay olla sin tocino”, porque eso manifestaría que una cosa no está perfecta al faltarle lo sustancial, por ejemplo, la sazón de la ética.

Una “olla ciega” es alcancía, hucha, “ladronera” palabra esta última evocadora de la verdadera e infausta olla “podrida”. Y, acepción también evocadora, una olla termina siendo una “piñata” como los presupuestos de los municipios (Amable lector, por favor, no dejes de ver: Gran Diccionario de la Lengua Española © 2016 Larousse Editorial, S.L. voz olla -Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L. voz olla. -Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L. -Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2016 Larousse Editorial, S.L.). Ahora bien, si a un político “se le va la olla” es porque perdió las elecciones y está loco (I'm losing my head) y entonces hablará sin parar (I'm going over the topy los vecinos dirán burlones: “cada loco con su tema”, pero no sin antes quemarle la casa  en calidad de deudor recalcitrante  (ver:Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005). Apasionante hablar de la o de las ollas, claro que es mejor no estar en ella. Lo que no obsta para hablar de lo que nos interesa en el día para la democracia y, sobre todo, para el erario de dolientes municipios y sufrida nación.

De ollas raspadas sin cocolón, concolón, concón, cucallo, cucayo, pega ni pegao

El periodista Germán Salcedo Cajiao el 9 de febrero de 2018 se quejaba de que las finanzas del Deportivo Cali, estaban como olla raspada: “La olla está raspada, no sé si los bancos, pero sí sé que la paciencia del hincha lo está y no sobra recordar que vivimos, como entidad deportiva….”. (Publicado en: De verde y blanco). -El analista económico del diario La República, Jorge Hernán Peláez, escribió a propósito de la llegada del ministro Carrasquilla: “No es inusual observar en nuevas administraciones públicas manifestaciones al estilo de la reciente declaración del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, al referirse a la falta de recursos que deja el gobernante anterior. En alcaldías, gobernaciones, ministerios y gobiernos nacionales por varias décadas se repite el fenómeno de la olla raspada. El faltante, según Carrasquilla, es de $25 billones para el año…”. La redacción de El Tiempo el 2 de junio 2002 en la Sección “La olla raspada” escribió: “Sobre todo, cuando el propio ministro de Hacienda saliente, Juan Manuel Santos, reconoce que la olla está soldada pero raspada. Es decir, sin medidas inmediatas se puede perder el esfuerzo realizado hasta ahora. Los niveles de endeudamiento, déficit fiscal y desempleo componen un cuadro de alto riesgo…”. -El analista Mario Calderón Rivera el 1 de julio 1998, en la Sección de El Tiempo La olla raspada escribió: “Antes de lo que podía razonablemente esperarse, el nuevo Ministro de Hacienda, doctor Juan Camilo Restrepo, develó la verdad verdadera sobre el déficit fiscal. Por encima del 6.5 del PIB. Y, desde luego, el gran telón de fondo trazado por el empeño de los últimos tres Ministros de Hacienda y de los Directores de Planeación Nacional, por defender sin asomo alguno de pudor y pisando posiblemente terrenos vedados la supervivencia del jefe del Estado quien era también su jefe inmediatohasta el último segundo del último minuto de la última hora del último día...”. -El Nuevo Siglo escribió: “Qué vergüenza nacional acumular una gran riqueza subterránea que beneficia a corruptos y al mismo tiempo, en materia de inversión en los pobres, tener la olla raspada. El Presidente Duque apenas encontró algunas monedas disponibles para atender la estrategia económica y social de aquí al 2022. El equipo económico ya hizo caja y se topó…”. -El periódico Portafolio en Editorial expuso: “Pero no hay mucho que hacer. Aparte de las quejas que se han escuchado en el Gabinete y las que vendrán de parte de los parlamentarios, el mensaje es que, si hay críticos tozudos del presupuesto, las cifras que muestran la olla raspada son todavía más tercas”.

Se podría afirmar sin temor a errar que en el paso de un gobierno o de una administración a otra el que llega siempre se queja de haber recibido la “olla raspada”. Es más que un lugar común. Es una realidad. A veces ajustada a la realidad, otras no tanto. En todo caso actual. Según Caracol radio en la Sección Política del 28 de octubre de 2019 2 la nueva alcaldesa de Bogotá Claudia Nayibe López: “Recibe la olla raspada: los retos que tendrá Claudia López en su alcaldía…”. Bueno, esto por los salientes, esos que les dejan a los entrantes la olla raspada. Y, ¿cuál es la reacción de estos? Pues, el “adanismo”.

De adanismos narcisistas, prepotentes y desconsiderados

El adanismo, en su primera acepción, es “Comportamiento del que comienza una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercitado anteriormente”. En religión es la “Doctrina y secta, considerada de herejes, que celebraban sus reuniones desnudos y admitían la poligamia”. En sociología es el “Desnudismo o doctrina y práctica que defiende el desarrollo parcial de la actividad humana en el estado de desnudez”. También se escribe “adamismo” m.Doctrina y secta herética del s. II que pretendía instaurar el estado de inocencia de Adán en el paraíso. Preconizaban el desnudismo y la promiscuidad sexual. (ver: Gran Diccionario de la Lengua Española © 2016 Larousse Editorial, S.L). Simplificando, es “Hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejecutado anteriormente (ver: Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.).

Los hombres aspiran a la eternidad. Los políticos mucho más. Cada uno aspira a dejar algo nuevo…partiendo de cero. Es decir, borrando la memoria. Como en la extinta RDA bautizando las calles antiguas que portaban nombres de próceres, grandes hombres y mujeres con nombres de “camaradas” caídos de la nueva democracia popular: Calle del camarada Fritz, de la camarada Helga, etc. Como hacían los griegos cuando sometían a un pueblo. Como Adán poniéndole nombres a las cosas, pero al contrario de Úrsula que  trataba de mantener los viejos nombres. Adán tiene seguidores, los “adanistas”, los enfermos del poder que quieren inmortalizarse (a la verdad, muy próximos también a Luzbel) construyendo sin tomar como cimiento lo anterior, lo existente, lo fundacional. Los adanistas son creadores y sacerdotes de la liturgia de los hombres “nuevos”, de allí el engolosinamiento lampedusiano y el populismo de la mágica palabra “cambio”. Sí, cambio…para que todo siga igual. Es la pretensión de 1991. El hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercitado anteriormente (ver: Maximiliano Freeman. Adanismo en política).

Lo que se llama “adanismo”, según el DRAE, es “hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercitado anteriormente”, o, según el DEA, “tendencia a actuar prescindiendo de lo ya existente o de lo hecho antes por otros”. Es obra de “originales”, de los hacedores de “hallazgos”, de los pretenciosos del “advenimiento”, de los que lo “inauguran” todo porque lo que viene es inútil, equivocado, erróneo, perjudicial, y nefasto porque lo “bueno” empieza ahora, con ellos y sólo con ellos. Postura vanidosa. Pose narcisista. Desmesura de “protagonistas” a ultranza. Para ellos, la única realidad es el futuro.

(Ver: Javier MaríasUn país adanista e idiota. El País semanal, 1º de marzo de 21015). El adanista no es en fondo sino un narcisista, un enamorado de sí mismo. Un egotista que se estima a sí mismo en demasía y que valora en exceso las propias acciones. Un adanista es un ególatra, un egocéntrico, un egoísta que cree que solo con él empieza todo y cree poder prescindir de lo realizado anteriormente. El adanista tiene epígonos, jamás mentores. Son heraclitianos (solo se bañan en un río que es diferente cada vez) y para ellos no existen los parmenídeos (nihil novum sub sole). Los adanistas creen que, por su condición adánica, por su ausencia de pasado están al abrigo de cualquier reproche por no estar supuestamente libres del pecado pretérito desconociendo que lo nuevo toma su potencia de la posibilidad de llegar a viejo. Hay que entender radicalmente el presente de las cosas para poder comprender las posibilidades futuras. Además, hasta Adán envejece, nada es nuevo de manera indefinida. Nada ni nadie se queda para siempre. El imperio de la contingencia es el signo de nuestra época. (El blog de HArendt. A vuela pluma, Adanismo, 13 de junio de 2018). El adanista es maniqueo en todo, sobre todo en política porque divide el mundo y las personas en dos grupos: los del bando bueno, y los del bando malo, en forma irreductible, estando él siempre en el lado bueno

El adanismo en las transiciones de gobierno

Luego de las elecciones viene el relevo de los gobernantes salientes y la asunción de los nuevos. Es el traspaso de poderes y la recepción de documentos y bienes. Se espera que sean actos pacíficos, tranquilos, sin sobresaltos. Es más, la práctica debiera ser pautada para que a los salientes se les pueda hacer rendición de cuentas de lo realizado y de los proyectos en marcha. La alternancia en el poder no debe dar lugar a pequeñas venganzas de parte y parte. Los entrantes, poniendo el espejo retrovisor hasta el final del propio mandato y los salientes, dejando la olla raspada. Lo ideal en democracia es que el traspaso sea ordenado en ambos equipos. Pero, los entrantes deben estar conscientes que hasta el día último el que sale debe seguir gobernando y asegurando el funcionamiento de los servicios públicos para que los gobernados no sufran, lo que no obsta para que asuntos importantes puedan ser consultados a los entrantes. Oigan esto, Dra. Claudia Nayibe y Dr. Peñalosa. Sin embargo, los salientes no deben anunciar proyectos que ya no van a poder ejecutar. Por su lado, el nuevo gobierno debe huir de la tentación del adanismo, creer que con ellos se da inicio al primer día de la creación, que nada de lo que viene es bueno o válido y buscarle a los salientes lo malo debajo de las alfombras porque si todo es por molestar, el público se va a dar pronto cuenta y va a protestar (ver: Francisco Velázquez. El adanismo en las transiciones de gobierno. CLAD, septiembre 23 de 2019).

El presidente Juan Manuel Santos escribió en El Tiempo a propósito de las críticas que le estaba haciendo el gobierno saliente: “El adanismo, o complejo de Adán, según la Real Academia es el hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercitado anteriormente. Se trae a colación esta definición porque las frases preferidas de muchos altos funcionarios del Gobierno son: Ahora sí o Por primera vez en la historia..., y con frecuencia no solo desconocen totalmente cualquier cosa buena del pasado, sino que exageran los problemas que heredaron (práctica común de casi todo gobierno) para resaltar el contraste y ganarse todos los créditos y aplausos. En el juego político es apenas natural. (ver: Juan Manuel Santos. Ojo con el adanismo, El Tiempo 7 de diciembre de 2003).

La hipercrítica populista quiere hacer creer que la democracia es espontánea y ya Ortega y Gasset lo había dicho o diagnosticado, un mal endémico español: el adanismo. Ortega y Gasset se inventó un término muy gráfico para definir aquello de lo que los españoles debían alejarse definitivamente: el adanismo. El adanismo consistía en el error de pretender comenzarlo todo de nuevo sin seriedad intelectual, sin continuidad en el proyecto, sin cooperación. Un “adanista” borra de un plumazo la historia: la historia comienza con él, se cree primero en la experimentación de la existencia, llegando a especular que ésta tiene como objetivo satisfacer sólo sus propias proyecciones y de ahí el símil con el primer hombre para quien todo había sido creado. En el undécimo capítulo de Meditaciones del Quijote “Cultura -Seguridad”, el filósofo solo introduce la idea al decir “Nuestros grandes hombres se caracterizan por una psicología de adanes”. Para Ortega, el adanismo es una especie de enfermedad inmadura por la que unos individuos, generalmente recién llegados al poder, intentan borrar de un plumazo todo lo que se ha hecho anteriormente, como si ellos fuesen la primera generación que existió sobre la tierra. Al comenzar de cero, creen tener que suprimir y liquidar lo que ya hay, sin reflexionar que las demoliciones también generan gastos, para luego iniciar unos proyectos discontinuos, sin pasado a las espaldas y con un futuro incierto en perspectiva. “Proyectos discontinuos”, sobre lomo de elefantes…blancos.

De elefantes blancos costosos, inútiles, corruptos y corruptores

Pidiendo perdón de antemano a las sociedades defensoras de animales del mundo, dejo constancia que no me expresaré mal del “animal” elefante, el noble paquidermo que, encarnado en “Tantor” me dejase tan bellos recuerdos de infancia. No. Voy a hablar de repugnantes animales que desangran a nuestros municipios y nación entera.

La expresión elefante blanco, tanto en idioma españolinglés (white elephant), portugués (elefante branco) y francés (éléphant blanc), es atribuida a posesiones que tienen un costo de manutención mayor que los beneficios que aportan, o a aquellas que proporcionan beneficio a otros, pero que únicamente ocasionan problemas a su propietario​. Su origen viene de la teoría, de que antiguamente los reyes de Tailandia, cuando no estaban satisfechos con un súbdito, le regalaban un elefante blanco en castigo. El súbdito debía darle comida especial y permitir el acceso a aquellos que quisieran venerarlo, lo cual tenía un costo que muchas veces arruinaba al súbdito​. Algo así como el “regalo envenenado” (gift 2ª acepción) del potlacht amerindio canadiense.

El “Elefante Blanco” era un edificio de doce pisos semiabandonado, ubicado en Ciudad Oculta, del barrio de Villa Lugano en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Estaba destinado a ser el hospital más grande de Latinoamérica, con especialidad en el tratamiento de tuberculosis. Pero luego del golpe militar de 1955 acabó incompleto y abandonado. ​ Fue completamente demolido, de forma manual, en octubre de 2018, tras el proceso que comenzó en marzo de aquel año. ​ En su lugar se construyó la nueva sede del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, así como un nuevo espacio público en la villa 15. Por ese nombre fue conocido, ya que nunca tuvo uno oficial, porque proviene del término elefante blanco que es frecuentemente utilizado en arquitectura para referirse a grandes estructuras problemáticas u obsoletas que presentan grandes gastos de mantenimiento y dificultad de deshacer. Este es el origen de la expresión inglesa "white elephant", en castellano "elefante blanco", utilizada para identificar posesiones inútiles, caras y de las cuales nos es difícil desprendernos. Un elefante blanco es un modismo para una posesión valiosa, pero pesada, de la cual su dueño no puede disponer, y su costo (costo de mantenimiento) está fuera de proporción a su utilidad o valor. Esta frase se usa en la actualidad para describir un objeto, aventura de negocio, facilidad etc. considerada inservible o sin valor. Son activos que tienen un costo de mantenimiento mayor que los beneficios que pueden aportar. También se puede extender a aquellos que proporcionan beneficios a unos, pero ocasionan problemas a otros. Los elefantes blancos aparecen hasta en los juegos de intercambio de objetos ya no deseados (Yankee Swap), pero a diferencia de los de la corrupción están muy reglados y sus sanciones son más estrictas que las de los órganos de control tercermundistas.

Ejemplos de elefantes blancos los hay por todo el mundo. En Colombia abundan. Forman manada y llegan fácilmente al cementerio de lo fallido. Veamos al desgaire algunos ejemplos.

 - La Nación. Por Ricardo Areiza. El estadio de microfútbol con cancha sintética presentado en el 2015 como uno de los proyectos banderas para el fomento deportivo en la antigua capital petrolera del Huila quedó inconcluso como otro elefante blanco. -Francisco Montes Vergara. 16/09/2013. Avianca, ¿un elefante blanco? A pesar de tener más del 50 % del mercado, la demanda y el número de sillas ocupadas en esta aerolínea ha disminuido en 1.67 %.

- Elefante Blanco en la Policía de Bogotá. La historia detrás de este “elefante blanco” de Bogotá comenzó en la administración de Samuel Moreno, cuando se comprometió a entregarle una nueva sede a la Policía Metropolitana de Bogotá.

- "Sede de la Unicor en Sahagún no será un elefante blanco. La sede de Sahagún no vamos a permitir que sea un elefante blanco, vamos a finalizar esa obra para poder estar más cerca de la comunidad y poder ofrecer otro tipo de programas de acuerdo con la vocación académica”, aseguró la mandataria departamental durante su intervención en la ceremonia de acreditación de alta calidad.

- La Contraloría informó sobre un nuevo ‘elefante blanco en la “Ciudadela del Saber”, en Puerto Lleras (Meta). La obra fue contratada durante la administración del exgobernador, Alan Jara y habría dejado un daño al patrimonio del departamento por más de $2.523 millones.

- Túnel de Oriente, sin vías anexas, un “elefante blanco”.“Debemos tener vías complementarias al túnel en el Oriente, de lo contrario sería otro elefante blanco”, e insiste a los gobiernos Nacional y Departamental por recursos que apalanquen las obras de infraestructura vial para recibir el alto tráfico de vehículos que atravesará el sistema”.

- Obra de ETB en Puente Aranda que se convirtió en elefante blanco. Lo que espera ahora la Administración es que la Fiscalía establezca quiénes son los responsables de un millonario proyecto que frustró a los bogotanos, no modernizó a la ETB y hoy es otro elefante blanco que se exhibe en el centro de Bogotá. Expresidente de ETB.

- Elefante blanco: Biblioteca España, en Medellín, es hoy En 2007 Medellín se revolucionó con la visita de la realeza española. El rey Juan Carlos y la reina Sofía llegaron a la ciudad, entre otras cosas, para inaugurar el famoso Parque Biblioteca España, ubicado en la comuna uno.

Sin embargo, hoy el panorama es desalentador. Más elefantes blancos:

- Imputación de cargos por 'elefante blanco' de la plaza de Mercado del PutumayoSegún la Fiscalía General la obra inconclusa generó una defraudación superior a los cinco mil millones de pesos.

- Gobernación de Boyacá liquidaría contrato por retraso en las obras del terminal de Tunja. Tras cinco años de haberse iniciado el proyecto de construcción, aún no se concluye.

-Protesta artística en Armenia para impedir 'elefante blanco'. Con arte gestores culturales buscan impedir que proyecto en Antigua Estación se vuelva 'elefante blanco'.

- Descubren nueve 'elefantes blancos' en Casanare. Las obras están ubicadas en seis municipios de este departamento, cuyo costo era de $123.053 millones.

- El 'elefante blanco' de $10 mil millones en la alcaldía. El Exalcalde de Santa Marta y precandidato presidencial Carlos Caicedo Omar ha sostenido un discurso en contra de las mafias, el continuismo y el feudalismo político y la corrupción, utilizándolo como su caballo de batalla de sus aspiraciones político-electorales.

- La preocupación de que la administración municipal no logre en el tiempo requerido el permiso de servidumbre para instalar la tubería del Tanque de Almacenamiento de Valledupar le da pie al director de Regiones del Ministerio de Vivienda, Camilo Quiroz Hinojosa, para que asegure que “se corre el riesgo que se pierdan los recursos de la adición presupuestal y el proyecto termine siendo un elefante blanco”. El funcionario dialogó con El Pilón sobre esta obra que es tan esperada, especialmente en las Comunas 3 y 4 de la capital del Cesar.

- La PTAR: ‘elefante blanco’ de Pradera. Por su parte, Guillermo Rodríguez aseguró que denuncian este caso porque les parece increíble y desastroso que se haya invertido tantos recursos públicos en la construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales y que esta no se haya usado para el fin que se construyó, “es un ‘elefante blanco’ con más de $5 mil millones…

- Obra Tunjuelo-Canoas es un ‘elefante blanco': El ente de control solicitó al Acueducto de Bogotá presentar un plan de mejoramiento para evitar que aumente la suma del posible detrimento patrimonial de esta obra agosto 21 de 2019.

- El Cercado, ¿nuevo elefante blanco en La Guajira? El proyecto de El Cercado prometía solucionar el problema del agua y la energía para los habitantes de La Guajira, el departamento más seco del país, con la mayor presencia indígena e indicadores preocupantes de pobreza. Nueve años después de la inauguración de la represa no solo no ha cumplido con los objetivos iniciales, sino que además se ha afectado la situación de cerca de 100.000 pobladores.

-Acuaparque de Buenaventura un eterno elefante blanco. El ente de control califica el Acuaparque como un elefante blanco, que “podría quedarse en eso”. Según lo dispuesto en el contrato ya se vencieron los plazos pues se tenía previsto que, para el 30 de junio de 2016, aun con varias suspensiones y reanudaciones, se entregara el esperado parque.

Los elefantes blancos del peronismo son de Smithsonian, tienen en común el hecho de ser tres proyectos deperonismo en auge. La idea era construir tres edificios monumentalespara convertirlos en centros de salud modelo en el país y en América latina. Pero el Albergue Warnes, el hospital Posadas y el Elefante Blanco tuvieron destinos diferentes. El único que resistió al derrocamiento de Perón y los sucesivos intentos de borrar las huellas del peronismo fue el Posadas, en El Palomar. Todos ejemplos de derroche, inutilidad y corrupción. Los elefantes blancos son estorbos de enormes dimensiones para muchos países en vía de desarrollo.

Los elefantes blancos también se bañan con lodo (fétido) en países del Primer Mundo, siendo España al parecer ejemplo crítico en opinión de varias ONG porque además de la ineficiencia de algunos proyectos, no sólo del desconocimiento nacen los elefantes blancos. A veces también se trata de proyectos que se quedan sin financiación cuando aún están por terminar. Al final se ha invertido una gran cantidad de dinero, quizás de afiliados y ciudadanos, en algo que no ha servido para nada. Allí, al margen de su funcionalidad, las obras públicas de ingeniería civil españolas combinan, peligrosamente, dos elementos: el primero, la creencia popular de que cuanto más, más grande y de última tecnología mejor (especialmente, cuando no se paga directamente por su uso); el segundo, la presencia de un agente decisorio político sin responsabilidad económica por los errores que comete.

Puede que el político pague sus equivocaciones con una reducción de la probabilidad de reelección, pero la larga vida de las infraestructuras, la dificultad de imputar los errores a negligencia o mala suerte, y la buena prensa que tiene la inversión en grandes obras de ingeniería suelen protegerle de las consecuencias sociales de sus malas decisiones. El marco institucional español hace que sea rentable políticamente invertir en malos proyectos al destinar más dinero público a la construcción de infraestructuras inútiles y costosas que terminan siendo elefantes blancos; es decir, obras de dudosa utilidad con altos costes de mantenimiento y operación que, con independencia de sus efectos inmediatos en el periodo de construcción, acaban convirtiéndose en una pesada carga para la sociedad. Son megaproyectos verdaderos elefantes blancos, que no permiten la construcción de obras más modestas, pero socialmente más rentables. Es que los incentivos existentes favorecen el despilfarro. No habrá solución si no se cambian los incentivos.

El marco institucional actual hace que sea políticamente rentable invertir en malos proyectos. Gobiernos regionales que presionan por infraestructuras que jamás hubiesen construido con fondos propios, gobiernos nacionales que para maximizar la cofinanciación supranacional promueven malos proyectos cuyo alto coste no es nada comparado con el proceso de expansión de elefantes blancos que por agravio comparativo se desencadenan en las comunidades autónomas. Sin un nuevo diseño institucional que haga políticamente rentable invertir en buenos proyectos seguiremos haciendo planes que no se cumplen, metodologías que no se aplican (ver: Elefantes blancos. Gines de Rus 18/05/201. El País, Economía  Tribuna: la sostenibilidad del estado de bienestar). Lo de elefantes blancos es ya corruptor, pero si dan un salto de circo hacia lo faraónico téngase usted.

De elefantes blancos tailandeses a homólogos faraónicos

Los elefantes blancos tienden a pasar del rey de Siam (hoy Tailandia) al faraón de Egipto, como por un extraño anacronismo o arbitraria extrapolación. En efecto, los elefantes blancos suelen cubrirse o devenir en obras “faraónicas”lujosas, enormes, fastuosas y sobredimensionadas, con grandes costos económicos o de discutible utilidad. De pronto le iba bien con ellos al faraón Micerinos, haciendo la salvedad que se hicieron con fin social y económico de corte keynesiano para paliar el desempleo en tiempos de sequía. Lo mismo puede predicarse de la represa Hoover (1936) que aparte de los claros beneficios que ha aportado y aporta en su explotación, es importante destacar el empleo que generó en una época terrible para la economía americana, como fue la Gran Depresión, donde se llegó a un veinticinco por ciento de paro en EE. UU. La presa de Puentes IV en Murcia, España se ha aseverado beneficiosa para este país por las inundaciones que ha evitado y por el empleo que generóEntonces, hay construcción de infraestructuras que generan un valor añadido inmediato y un beneficio tangible debido a la buena planificación y gestión. Desde esa perspectiva no han sido elefantes blancos.

Otra cosa son las obras faraónicas donde se dilapida el dinero público con fines atrapavotos por ejemplo carreteras con un 20% del tráfico previsto, atracciones turísticas que pierden medio millón de euros al año, modernas estaciones de autobuses que sirven para guardar columpios viejos... Galicia está plagada de proyectos fallidos ideados en época de bonanza y que ahora atraviesan serios problemas de sobrecostes y mantenimiento. Dilapidar el dinero público en obras faraónicas, infraestructuras localistas y proyectos atrapavotos fue una costumbre habitual de la clase política gallega en época de vacas gordas. Daba igual que los presupuestos se dispararán y los sobrecostes superarán los miles de millones. Pero, tras la crisis, muchas de aquellas ideas se han quedado en moles de cemento cubiertas de grafitis y maleza o en servicios públicos que hay que cerrar o mantener a precio de oro. Estos son unos cuantos ejemplos de cómo el tiempo ha puesto en su sitio a quienes idearon algunos de ellos (Juan Oliver. A Coruña 16/05/2017)

El costo añadido de las obras faraónicas españolas escandaliza a Europa.España está salpicada de caras infraestructuras y edificios emblemáticos que, una vez terminados, son infrautilizados y suponen un sumidero de dinero público. Es el caso del Pabellón Reyno de Navarra Arena que costó 58 millones de euros y que fue finalizado en 2013. Sin embargo, no se escucha ni un eco porque sus 10.000 localidades siguen sin estrenarse y permanece cerrado hasta nuevo aviso, con un costo de 390.000 euros anuales. No escasean los ejemplos de infraestructuras y edificios emblemáticos que han supuesto desembolsos de decenas, e incluso cientos de millones de euros, para después acabar siendo infrautilizados con caros mantenimientos. “El denominador común de este tipo de proyectos que han tenido una utilidad dudosa o costes desmesurados es que en gran medida han sido soportes publicitarios e instrumentos de comunicación política”, expuso el decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, José María Ezquiaga. Este experto ha explicado al diario El País que en ocasiones “el poder busca expresarse al modo faraónico, apelando a instintos muy básicos como sobrecoger con el tamaño, el impacto visual o con una originalidad forzada”.

Ezquiaga cree que las grandes infraestructuras y proyectos arquitectónicos tienen desde la antigüedad una función comunicativa consistente en representar símbolos comunes que cohesionan a la sociedad. “El significado de una catedral gótica era sorprender, pero también expresar un sentimiento común”, explica. Los elefantes blancos faraónicos son un despilfarro, un acto politiquero y de corrupción. Antes de iniciar la construcción de una obra debe hacerse un estudio de viabilidad y de mercado riguroso para estimar con precisión la aceptación de un servicio entre el público. Como cualquier operación estadística, esta evaluación tiene un margen de error, “pero mínimo”. Puede ajustarse hasta el 3,2%. Este porcentaje dista mucho de la diferencia de usuarios que preveían algunos proyectos, como el Aeropuerto de Castellón, que tiene unos 35.000 pasajeros frente al millón que preveía. Costó 150 millones de euros. La Generalitat del PP hizo el estudio de mercado después de construirlo. Pero, ese sentido se diluye cuando las administraciones, condicionadas por el escenario mediático, buscan un “impacto rápido y contundente”.

Al final, los proyectos acaban siendo síntoma de “banalidad y de que muchas de estas actuaciones no tenían un sustento sólido” en su planificación. Elefante blanco faraónico ha sido también el edificio L’Àgora de Ciudad valencia cuya instalación fue presupuestada en unos 45 millones de euros durante el Gobierno del popular Francisco Camps y ha costado casi el doble, y, para ponerla en marcha, hizo falta una inversión adicional de 10 millones de euros. Algunos proyectos menos emblemáticos también contribuyen a la sangría de fondos públicos tras su construcción por ser demasiado elevados los costos de mantenimiento. En Galicia, la falta de fondos y la mala gestión de los proyectos han dejado vacíos una decena de centros de día y residencias para la tercera edad en cuya construcción se invirtieron 6,5 millones de euros. La lista de proyectos que terminan siendo en España pozos de dinero público es larga. Son “frívolos” y “megalomaníacos”. Y “tenían éxito” porque “servían para ganar elecciones”. Les faltaba planificación, estrategia, participación, estudio de factibilidad y de las necesidades que conllevará la obra. Además, el proyecto ha de enmarcarse en “una estrategia global” de desarrollo de una zona o una ciudad, pero escuchando a la gente y fomentando la participación de la ciudadanía (ver: Blog de José Ángel Miyares. La vergüenza de una mala política y señal de la gran corrupción existente en España, lunes, 24 de agosto de 2015).

Sobre este asunto, resulta inevitable recordar las grandes sentencias del derecho administrativo francés, que sirvieron de modelo para nuestro Ordenamiento Contencioso Administrativo, en especial La teoría de los asuntos corrientes de P. Weil., que nos enseña que un gobernante que esté a punto de dejar su cargo debe abstenerse, al menos durante los últimos seis meses de su mandato, de suscribir contratos, proyectos o acuerdos que puedan lesionar el patrimonio del ente que dirige, pudiéndolo hacer, solamente y sólo sí, en caso de urgencia, como cuando hay una guerra o algo similar.

Una posible solución del régimen parlamentario a la práctica de la olla raspada

En Bélgica y en general en los regímenes parlamentarios, los gobiernos salientes están obligados a respetar las reglas llamadas de affaires courantes. Sí, de los asuntos corrientes, que son aquellos que le imponen a un gobierno dimisionario ejercer solo competencias limitadas. El período de los asuntos corrientes u ordinarios se extiende desde la dimisión del gobierno que sale hasta el nombramiento del que lo ha de suceder. Una vez que ha sido destituido o haya renunciado, el gobierno debe cesar sus actividades tanto el ejecutivo como el órgano legislativo. Las tareas son, a partir de ese momento, responsabilidad del equipo gubernamental que lo reemplazará. De hecho, la prerrogativa de establecer la nueva línea política pertenece sólo al gobierno que ha de entrar en pleno ejercicio de sus facultades. Sin embargo, debe evitarse toda vacancia en el poder gubernamental que pueda ser perjudicial para el funcionamiento normal del Estado y de las relaciones internacionales del país (por ejemplo, al no cumplir con las obligaciones de los tratados). Por lo tanto, a la espera de la posesión del sucesor, cualquier gobierno saliente es responsable de "gestionar el negocio del día a día", es decir, de asegurar las funciones del gobierno cuya continuidad sea indispensable.

Un período de “negocios rutinarios” se abre necesariamente cuando el término de una legislatura llega a su fin. También el uso de este mecanismo es necesario cuando, por una razón u otra, un gobierno se ve obligado a retirarse antes del período normal de la legislatura por pérdida de confianza en la Cámara de Representantes, disolución de las Cámaras Legislativas o de renuncia presentada por ese gobierno y aceptada por el rey de Bélgica. En este país el concepto de “actualidad” (asuntos corrientes), no está sujeto a ninguna definición jurídica salvo por la jurisprudencia del Consejo de Estado. Juristas y políticos generalmente consideran que el concepto de asuntos actuales o corrientes abarca tres tipos de casos: los de gestión cotidiana, es decir, aquellos cuya solución no implique una decisión sobre la línea política a seguir (i); los asuntos en curso, es decir, aquellos sobre los que la decisión constituye el resultado de procedimientos anteriores (ii); los casos urgentes, es decir, aquellos para los cuales un retraso en su solución causaría daños a la comunidad o violaría el derecho internacional (iii). Es de anotar que, por necesidad, la noción de asuntos actuales ha crecido considerablemente en las últimas décadas. En tales casos, se acepta que la necesidad es ley y a lo que se autoriza es a agilizar los asuntos actuales, ordinarios (ver:affaires courantes).

La doctrina de los asuntos corrientes da lugar a los llamados “gobierno de actualidad”. Un gobierno de actualidad es en el sistema político belga, un gobierno que ejerce el poder de manera reducida, con poderes limitados. Por lo tanto, este cambio del gobierno es a menudo un tipo de gobierno llamado “interino”. Es un gobierno que dimite y debe o puede encargarse de la gestión del día a día de los negocios del Estado, de su “agilización”. Por lo tanto, se recaba, el gobierno dimisionario debe seguir gestionando los asuntos cotidianos, los que aseguren el funcionamiento ininterrumpido del servicio público, mientras espera la llegada del nuevo gobierno con plenos poderes. El gobierno de actualidad normalmente no puede tomar iniciativas políticas importantes, y mucho menos en asuntos que pudieron haber causado dificultades antes de la dimisión. En particular, las decisiones que podrían comprometer permanentemente la línea política del futuro gobierno. Por ejemplo, si un gobierno en el “día a día” pudiese preparar un presupuesto anual, solo debería presentarlo para aprobación del Parlamento un gobierno con plenos poderes. Una de las razones de esta limitación del poder ejecutivo a la gestión de los asuntos cotidianos, es la de que un gobierno ya renunciado no puede incurrir en sanciones de la Cámara de Representantes. Por otro lado, un gobierno que ha dimitido, por supuesto que ya no puede ser derrocado. En consecuencia, la concesión de poderes significativos a un gobierno dimisionario sería un peligro para el sistema parlamentario. Es por esto por lo que, al mismo tiempo, el Parlamento está igualmente limitado en su accionar hasta que se forme el nuevo gobierno.

En Francia desde la introducción del período de cinco años, es tradición que el Primer ministro presente después de las elecciones presidenciales la renuncia de su gobierno al Presidente saliente de la República. Anteriormente, presentaba esta renuncia al nuevo presidente de la República. En cualquier caso, el Primer ministro dimitente sigue en vigor para agilizar los asuntos de actualidad (courantes) hasta el nombramiento del Primer ministro elegido por el nuevo Jefe de Estado. Este es también el caso, fuera del marco de la transición entre dos presidentes de la República, cuando el Primer ministro dimite y es reelegido o reemplazado por otro. Una noción que juega en estos asuntos es la de delegación especial responsable de "actos conservatorios puros y administración urgente". En Hungría reciben el nombre de “necesidades de emergencia”.

El concepto francés y parlamentario en general de "affaires courantes" en español puede recibir diferentes traducciones o acepciones siendo recurrentes la de “administración ordinaria”, gestión corriente, asuntos corrientesasuntos cotidianosasuntos ordinariosasuntos de administración ordinariaasuntos de actualidadoperaciones cotidianasactividad diariacuestiones cotidianasasuntos actualescuestiones de actualidadasuntos rutinariostemas de actualidaddecisiones cotidianasasuntos en cursoasuntos diarios. Por extensión opera también para el nombramiento de funcionarios. La consagración o, mejor reconocimiento de este concepto, elevado a la categoría de principio tradicional del derecho público francés, se produjo mediante la sentencia del Consejo de EstadoAsamblea, 4 de abril de 1952, Sindicato regional de diarios de Argelia 86015, Recueil 210 publicado en el recueil Lebon. En otra nota estudiaré el tema de si es posible o no trasladar la noción de “asuntos ordinarios” al régimen presidencial para ver cómo se podría regular la dudosa e inconveniente práctica de la olla raspada en nuestro país.

Terminadas las elecciones regionales de 2019 se impone seguir analizándolas a efectos de profundizar en sus resultados y en el cómo quedaron conformados los poderes regionales, pero también sobre el qué se espera de las actuaciones de los gobernantes y cuerpos colegiados a partir del 1º de enero de 2020. La construcción de la democracia es labor permanente y una actividad ciudadana principal es la de hacerle seguimiento a las nuevas administraciones y también a cómo entregan las que se van. Por ejemplo, si le han dejado la olla “raspada” al que llega, practica que si a veces no riñe en estricto sentido con el derecho (pero que de todas maneras exige tener muy presentes los artículos constitucionales 150-151, 300, 305, 313, 315, 318, 324,342, 344-355 sobre normas de presupuesto y los artículos sobre los sistemas de control de gestión, resultados, financiero, fiscal, interno y político), sí riñe con la ética y la moral administrativa en aplicación de los principios constitucionales de moral social (artículo 34) y moral administrativa (artículo 209) de la Carta. Sin llevarlo al tema, a veces más obligante, de la cortesía normativa, las buenas costumbres y los uso sociales. Eventos recientes de “empalmes” agresivos de los que llegan o de los que salen dejan mucho que desear sobre quienes nos gobernaron o, peor, llegan a gobernarnos.

La actividad de vigilancia de la ciudadanía y de los órganos de control e investigación debe recaer también sobre los “adanes” llegados a gobernar para que no pasen factura, cuenta de cobro, pequeñas venganzas y prolongados espejos retrovisores, que se traduzcan en no ejecutar o no terminar lo dejado en marcha por los salientes por el solo prurito de considerar que ellos solo realizan lo “suyo”, porque con ellos se inicia la historia, lo “bueno”, lo “eficiente” y demás actitudes vanidosas que únicamente le dejan a municipios y departamentos manadas de “elefantes blancos” del despilfarro, el peculado, la inmoralidad y la corrupción. En materia de obras no terminadas por corrupción, adanismo o simple mala fe para con quien las inició, es impresión bastante generalizada en la ciudadanía que los órganos de control e investigación con frecuencia no llevan a cabo buenas investigaciones pese a la manida expresión de que las llevarán “hasta las últimas consecuencias”. Pese a ser enormes, muchos elefantes blancos no son vistos por quienes debieran verlos. Le hacen honor a Platón y usted sabe por qué.

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