Por años hemos escuchado todas las etiquetas negativas del fracaso. Por años hemos vividos condicionados por todas las consecuencias que puede traer a nuestra vida un fracaso. Nuestras propias creencias y nuestros fantasiosos límites nos han impedido darnos el placer de fracasar. Siempre nos imaginamos lo peor, siempre vivimos pensando en el qué dirán y siempre pensamos que eso malo tiene que pasar. En conclusión, siempre nos “echamos la sal” antes de empezar.
Me imagino que suficiente tiene con tanto ajetreo en su día a día para venirse a salar sus propias acciones. ¿A quién le gustaría autosabotearse? Obviamente a nadie. Sin embargo, una de las razones por la cual nos autosaboteamos es porque no somos conscientes de lo que pensamos, decimos y queremos. Por ende vivimos infelices y con frustraciones internas que se guardan en nuestro interior por días, meses incluso años y que esperan salir. Algo así como una de esas explicaciones al estilo Freud donde nos dicen el nacimiento de nuestras más oscuras frustraciones. De ahí que un autoconocimiento se ve como la base para una solución perdurable en el tiempo. ¿Quién es usted? ¿Qué quiere lograr y qué está dispuesto a hacer para lograrlo?
Retomando el fracaso, es algo que es innato al ser humano. Las personas tenemos que aprendernos a caer, a ensuciarnos las manos para descubrir qué es lo que funciona y qué es lo que no funciona. Está bien el análisis, la estadística y la interpretación de los hechos, pero al final todo se va a medir de la manera en la que actuemos. Somos los únicos responsables de los resultados que tengamos en nuestra vida y estos solo van a llegar a través de las agallas de intentar. “Hacer que las cosas pasen” debe ser una de las premisas con la deberíamos vivir. No está mal fallar, lo que está mal es dejar de intentarlo y luego culpar a otra persona o las circunstancias por el resultado obtenido. Apropiarse de su vida puede ser una decisión sensata y un compromiso que traiga muchos beneficios.
Mire, usted al igual que yo tenemos los minutos contados. No hay repetición. La vida pasa y se nos pasan las oportunidades. Así funciona y no va a cambiar. Hay cosas que no se pueden controlar y el tiempo de vida es una de ellas. En una investigación que hizo una prestigiosa universidad estadounidense se encuestaron enfermos mayores de edad. A ellos se les preguntó de qué se arrepentían en la vida, a lo que respondieron: “De no haber intentado eso que tanto querían por miedo”. No lo piense tanto, actué, inténtelo, vuélvalo a intentar, fracase mejor. Atrévase a fracasar mejor. Si está insatisfecho y quiere más de la vida, léase el libro Fracasa mejor.