Hace unos días salió una noticia alarmante: la Corte estudiará la posible prohibición total del aborto en Colombia. Esto reabre un debate que en gran parte se lleva bajo argumentos morales y no se mira como un problema de salud pública.
Lo más curioso es que la iniciativa es liderada por una mujer, la abogada constitucionalista Natalia Bernal Cano, quien parte de la siguiente tesis: “Desde la concepción hay vida humana”. ¿Cómo va demostrar esto? Ni idea, pues según todas las pruebas médicas esto no es posible.
Si recordamos las clases del bachillerato, podremos establecer que cuando abortamos no estamos asesinando a un bebé, porque primero hay un cigoto, después hay un embrión, le sigue un feto y por último nace un recién nacido.
Las mujeres necesitamos acceder a cualquier método anticonceptivo seguro y eficaz, incluido el aborto, pero lastimosamente este se ha convertido en un privilegio de clase, donde solo se ven favorecidas aquellas que tienen con qué pagar. Eso implica que no tendremos una auténtica liberación sexual a menos de que tengamos derecho a un aborto legal, seguro y gratuito. Por lo tanto, si esta medida se implementa las mujeres pobres y de clase trabajadora perderían el poco acceso que tienen al aborto.
No podemos desconocer que el sistema médico patriarcal capitalista se encuentra dominado por los hombres, que pueden controlar el cuerpo de las mujeres y hacer con nosotras lo que se les antoje. Por lo tanto, si damos este paso atrás, las mujeres perderíamos en todos los ámbitos reproductivos. La prohibición del aborto lo que genera es abortos clandestinos, por lo tanto, el Estado no tiene derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.
El aborto existe penalizado o no, es una realidad concreta en todas las sociedades. Es válido dejar claro que en ocasiones las mujeres no abortan porque quieren, sino porque las condiciones sociales las obligan, debido a que, en las sociedades donde existe miseria y desocupación, las cifras de aborto son alarmantes y dependen directamente del grado de pobreza.
Si el Estado despenaliza el aborto estas mujeres pobres tendrían las condiciones legales, médicas y dignas, sin poner en riesgo sus vidas. Es obligación del Estado, y nosotras las feministas no podemos permitir que se dé un paso atrás.
Todo movimiento que esté en contra de la libre elección es fundamentalmente antifeminista, porque como feministas debemos proteger la libertad que hemos adquirido.