El resplandor
Sí, Jack está encerrado con su hijo que tiene la facultad de ver muertos y con su horrible y sobreactuada esposa en un hotel inmenso, perdido en las montañas, que durante el invierno prácticamente queda sepultado sobre la nieve. Es el lugar ideal para que Jack pueda terminar su novela y deje de ser un simple celador para convertirse en el gran novelista que siempre ha querido ser.
A pesar de que sus allegados le aconsejaban no sumergirse en las convulsionadas aguas del terror, Kubrick tenía curiosidad por el género. Ya había probado con la ciencia ficción (2001), con el cine bélico (Paths of Glory) con el policiaco ( The Killing). Megalómano como pocos, estaba obsesionado con la idea de dejar su huella en cada uno de los géneros.
En su momento no le gustó a nadie, incluso Shelley Duvall, la protagonista femenina, fue elegida la peor actriz del año por culpa de su papel en El resplandor y sí, pudo haber sido el momento más bajo de la carrera de Kubrick, pero igual le bastó para hacer una de las películas más terroríficas de todos los tiempos (Por Dios, la escena de cuando Jack se besa con esa abuelita podrida es… es… ¡espeluznante!) tenía a su gran amigo Nicholson haciendo, sin que él lo supiera, el papel de su vida. La música de Ligetti ayuda mucho a que en la noche, cuando ya todos duerman, te sea imposible ir a la nevera por un poco de agua.
Onibaba
La película de Kaneto Shindo ya cumplió 55 años y su vigencia sigue intacta. Una pareja de viudas del Japón del siglo XIV viven de matar soldados que vuelven desgarrados de la guerra y luego venden sus ropas, sus armas. Los espiritus de sus víctimas regresarán para atormentarlas. Repleta de imágenes hipnóticas ver es un placer que ha ganado fuerza con los años.
Los otros
Nicole Kidman se despierta gritando. Algo sucedió que no recuerda, por eso su amargura, su tristeza. Los niños son lindos pero a veces molestan demasiado, a veces provoca cargar el rifle y vaciárselo en sus pechos. Los otros bien podría ser un drama si no fuera por sus macabros detalles: infanticidio, libro de los muertos, una médium ciega. Lástima que Alejandro Amenábar haya abandonado el género del cual parecía tener un dominio absoluto. Igual está joven. En el aburrido cine de nuestros días necesitamos más películas como Los otros.
Los señores de Salem
Rob Zombie no puede estar en esta lista sobre todo si desde pequeño te cubrías con la sábana hasta la cabeza para no escuchar los cuentos sobre pájaros nocturnos que se convierten en brujas y al otro día llegan a tu puerta transformados en adorables viejitas que quieren un poco de sal. Nunca antes una canción de Lou Reed sonó tan perturbadora como la All tomorrows parties que suena justo cuando Heidi, la protagonista del film, está teniendo al hijo de satanás.
Midsommar
A los 72 años los ancianos que habitan una aldea al norte de Suecia se tiran de un peñasco y se revientan la cabeza. Es una de las prerrogativas que cumple esta extraña secta que alaba a los viejos dioses druidas. El maestro Ari Aster, quien acaba de cumplir 33 años, da clases sobre como se hace terror en plena luz del día, como se crea momentos de tensión sin mostrar absolutamente nada, con sólo saber mezclar unos cuantos gritos, unos canticos rituales y la podredumbre que sólo da la ancianidad. Acaba de pasar con total indiferencia por la cartelera nacional una película que se convirtió en clásico inmediato.
El exorcista (The Exorcist)
No pues… descubrimos el agua tibia. Con esta polémica película William Friedkin no solo disfrutó por muy corto tiempo de los placeres del éxito sino que fue la pionera en cuanto a posesiones demoníacas se refiere. Aunque ya el rostro de Reagan no nos atemorice tanto cuando tiene el diablo en el cuerpo, y que su cabeza girando se vea ahora un poco ridículo, El exorcista, qué duda cabe, nos sigue impactando. Un clásico que en el 2014 cumplirá ya cuarenta años.
La bruja
Esta maravilla de Robert Eggers no sólo es capaz de poseer una atmósfera perturbadora sino que tiene la habilidad de recrear un momento histórico con la precisión milimétrica de quien tiene una máquina del tiempo: la Nueva Inglaterra del siglo XVII. Una alegoría de estos tiempos infaustos que nos ha tocado vivir en donde los predicadores histéricos han tomado de nuevo el poder. La Bruja no es solo una buena película de terror sino que es una joya de esta década.
Suspiria
Los que saben de drogas dicen que con un poco de LSD esta obra maestra de Luca Guadagnino puede causar la terrorífica sensación de vivir una pesadilla con los ojos abiertas. Basada en el clásico del mismo nombre de Dario Argento, esta Suspiria, cuya acción transcurre en la Berlín del Muro de Berlín, muestra la ferocidad, independencia y heoricidad de unas brujas que lo único que buscan, además de sobrevivir, es ser las bailarinas más vanguardistas y revolucionarias de Europa. Se nota el proceso de investigación y la música de Thom Yorke tiene la fuerza para ambientar el más elegante de los aquelarres.
La noche del demonio (Insidious)
No la vi en cine, la vine a descubrir hace unos meses en Internet y por supuesto que no dormí. Las imágenes de todos esos espíritus esperando entrar en el cuerpo de un niño se me impregnaron en el inconsciente. Cerraba los ojos y allí estaban ellos. Todo se vuelve pesado cuando empiezas a verla y desde la primera secuencia sabes que te adentras en un territorio desconocido para ti, que lo que vemos son fragmentos de un universo paralelo creado por un joven director malayo de nombre James Wan, quien en el 2011, a los 34 años se perfilaba como el nuevo amo del terror, título que ha revalidado con El conjuro. Nunca más volveré a ver Insidious, bastante trabajo me ha costado sacarme el pánico que generaron sus diabólicas imágenes.
Hereditary
Una mamá se levanta un sábado en la mañana. Va al garaje, tiene un café en la mano. En la parte de atrás del auto está el cuerpo decapitado de su hija. La madre grita destrozada, nada la calma. A unos kilómetros del lugar la cabeza de la pequeña reposa al lado de la carretera infestada de hormigas que se comen su piel. Una de las grandes injusticias del año pasado en los Oscar fue la ignorada que le pegaron a la gran Tony Colette que acá luce una tristeza demoníaca que se nos pega como el napalm. Si el terror es atmósfera el joven maestro Ari Aster es capaz de darle clases al mismísimo Kubrick.