“La visión de América Latina como la despensa del mundo se hace cada vez más clara”, así lo dijo Luis Alberto Moreno Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo a través de un último informe institucional. El estudio fue presidido a nivel directivo por personas como Rafael Fernández Quirós, vicepresidente de comunicaciones de Coca Cola Company para América Latina, y James Travis director de asuntos gubernamentales para la empresa Monsanto.
El estudio se publica en plenos diálogos de la Habana y aparece para recomendar no acordar subsidios con sectores campesinos en el marco del actual paro agrario, pese a que sí recomienda concesionar distritos de riego y formular planes de inversión estatales en materia de infraestructura y servicios como fomento a la inversión extranjera, es decir, subsidiar con recursos públicos, la inversión extranjera. El asunto no es para menos, en términos de Colombia el pantano jurídico de las tierras expropiadas por la violencia puede favorecer la obtención irregular de grandes predios bajo el manto de la Inversión Agrícola.
Y es que en nombre de la seguridad alimentaria, Mitsui, empresa Japonesa compró en el 2007 unas 100 mil hectáreas agrícolas en Brasil para el cultivo de Maíz y Soja, El Gobierno Coreano se adueñó de casi 21 mil hectáreas de pastizal en Argentina y El fondo británico Dexion Capital Global Farming proyecta comprar más de 1.2 millones de hectáreas en diversas regiones del mundo entre ella Latinoamérica. No hace falta hacer más extensiva la lista para evidenciar el mercado global de tierras que se ha desatado y que promete sepultar aún más las formas el minifundio campesino y la estabilidad ambiental. No es nuevo que los países del Norte Global estén transfiriendo a los países pobres las primeras fases del proceso productivo y de extracción para salvaguardar sus ambientes locales en desmedro del ambiente general de los países Latinoamericanos. La estrategia parece clara, aprovechar las condiciones sociales y políticas de países como Colombia para en ellos producir alimentos a bajo costo sin acarrear los pasivos ambientales de la agroindustria.
¿Qué hacer? Una concepción estratégica de cambio agrario a propósito del pliego de peticiones de la cumbre agraria, debe sumar a las negociaciones de La Habana criterios para establecer topes al mercado internacional de tierras para Colombia. El postulado de la inversión extranjera que tanto profesan distinguidos dirigentes de la nación, oculta el hecho de que Chiquita Brands Internacional lleva más de cien años en la costa y no ha hecho de Aracataca un modelo de bienestar ni de cohesión social.
Así las cosas, el BID salé y titula con increíble sinceridad su último informe “LA PRÓXIMA DESPENSA GLOBAL: Cómo América Latina puede alimentar al mundo”. Los grandes detentores del capitalismo voraz ya no se esfuerzan tan siquiera en disimular el hecho de que desde el fatídico día de la conquista nos han visto como despensa, como un conjunto de países recurso. ¿Será que Latinoamérica seguirá alimentando el bienestar del Norte Global, incuso a costa de sí misma?