El municipio de Betulia (Antioquia) está enclavado en las montañas del suroeste antioqueño, muy cerca de Salgar, tierra de Álvaro Uribe Vélez. Es un pueblo mayoritariamente cafetero, que posee todos los climas, desde el calor sofocante que ofrece la ribera del Cauca hasta el frío penetrante del corregimiento La Guamala o el corregimiento de Altamira, estos dos últimos lugares son corredor estratégico para llegar al Nudo de Paramillo y al Chocó, pues lindan con zona rural de Urrao y Anzá y por ende han sido disputados por todos los grupos armados ilegales. Betulia ha sido un municipio mártir del conflicto armado en Colombia desde la época de la Violencia en los años cincuenta, cuando una minoría conservadora imponía su hegemonía a los planchazos y balazos, entre ellos mi abuelo materno, jefe de la chusma conservadora, sobre una inmensa mayoría liberal. Ya en años recientes sufrió la violencia guerrillera del Frente 34 de las Farc, luego la arremetida paramilitar, disputa ésta que dejó cerca de 13 mil víctimas, casi el 70% de la población total. Hubo dos tomas guerrilleras en su cabecera municipal y en la cabecera del corregimiento de Altamira, que con sus cinco mil habitantes hace de este corregimiento un pueblo dentro de otro pueblo, allí la guerrilla voló el Banco agrario destruyendo el atrio de la iglesia, acto demencial que ha marcado la memoria de los altamiranos. Luego de este hecho, el gobierno Pastrana dejó inerme y sin fuerza pública esta localidad por más de 4 años.
En ese contexto histórico, en Betulia se presentaron este año cuatro candidatos a la Alcaldía, aspirando administrar los recursos de cerca de sus 19 mil habitantes, coadyuvados por más de 80 candidatos al concejo que deseaban llenar las 11 curules que ofrece la corporación municipal. Por el lado de la alcaldía fueron un candidato del Centro Democrático, uno del Partido Liberal, uno del Partido Verde y uno de coalición que terminó ganando las elecciones respaldado por Cambio Radical, AICO, ASI, Partido de la Unidad Nacional con avales oficiales, pero también tenía la enorme mayoría de respaldo liberal, pues el liberalismo en mi municipio no es de partido, es de convicción y tradición, aún a pesar de entregarle el 95% de sus votos de presidencia a Duque. Cuento lo sucedido en Betulia porque es el reflejo de la dinámica electoral que caracterizó estas elecciones regionales a nivel general, al menos en Antioquia.
El pasado 27 de octubre se vieron millones rondando, de una esquina a otra, sin embargo, esta vez la votación fue a conciencia y de corazón, como lo fue de igual forma para Concejo y Asamblea. Dos concejales del Partido liberal (los más votados de todas las listas), dos concejales del Centro Democrático, dos concejales de la U, un concejal conservador, dos concejales de Cambio Radical y un concejal del PRE (Jumm), hasta ahí cumpliendo con el estatuto de la oposición, pues había que esperar la decisión del segundo en la elección (el perdedor) quien fue del Centro Democrático, que aceptó la curul y sumó 3 escaños en la corporación para dicho partido. Este concejo es totalmente representativo de la democracia, pues asegura mayoría para la coalición de gobierno con seis concejales y garantiza cinco para la oposición. La mayoría de concejales son jóvenes menores de 40 años, la mayoría campesinos, una mujer, la mayoría nuevos pues solo tres repiten. Por todo esto, podemos decir que ganó la democracia, ganó el voto de opinión, el voto a conciencia, Altamira quedó con un concejal liberal, el segundo más votado, líder comunitario de 37 años, Lisardo Castaño “Pepe”, esposo y padre de dos adolescentes y un bebé, pequeño caficultor, huérfano de padre por el conflicto armado y con una amplia experiencia comunitaria.
De igual forma, se votó mayoritariamente liberal a la Asamblea, dejando a Jonathan Roldán Jiménez, uno de los diputados más jóvenes del país, como el más votado de todas las listas en este municipio, así mismo, se votó masivamente por Aníbal Gaviria, quien en su primera Gobernación pavimentó la vía Concordia-Betulia y construyó centenares de casas, cosa que el pueblo agradece eternamente y, por último, se eligió al médico Juan Manuel Lema Hurtado, quien llega por segunda vez, con una gran recordación, y apaleando al candidato del Centro Democrático con una diferencia de más de 2 mil votos. Ese es Betulia, esa es Colombia, coaliciones, juventud, alternativos como campesinos, líderes comunitarios y estudiantes que barrieron en estas elecciones locales. Ganó la democracia en Betulia y se derrotó la compra de votos, al Centro Democrático y la corrupción al electorado.
