Regreso formalmente a este espacio que me dio muchísimas alegrías cuando di mis aportes sobre temas de discapacidad, de las cuales hubo (se quiera o no) críticas, ya fuesen positivas o negativas.
En esta oportunidad volveré a hablar sobre Cine para todos, una iniciativa frente a la cual la audiencia poco a poco ha perdido el interés.
Muchos culpan la falta de participación de la población como una de las causales de que el proyecto Cine para todos no cumpla sus metas fijadas. ¿Pero por qué pasa esto?
Aunque ya en una escritura anterior develé motivos de sobra de por qué este proyecto ha dado tumbos conforme pasan los años, hay un factor de especial interés que vale la pena comentarlo aquí: estudios de gustos de la gente y nuevas formas de consumo.
Sí, el internet se quedó y eso no lo cambia absolutamente nadie.
Plataformas de streaming como Netflix, HBO Plus, Amazon Prime, Disney Plus y Apple revolucionaron la forma de consumir servicios vía web.
Por ende, plantear un modelo (muy de los 80) en donde te someten a horarios establecidos para que veas tu serie o película de preferencia está mandado a recoger.
En el caso de la televisión, por ejemplo, cuando llegaron las parabólicas a inicios de los 90, la audiencia se fragmentó. Esto obligó a buscar una nueva manera para que la gente se mantuviera pegada a la pantalla. Fue por eso que se ampliaron las franjas horarias, lo cual dio cabida a nuevos espacios de entretenimiento. Lo anterior fue antes de la llegada de los canales privados y de que se monopolizara el espectro.
Por ello con el ejemplo anterior quiero contextualizar lo que está pasando con Cine para todos, cuyos ejecutores cometen tantísimos errores. Para la muestra, obligar a la gente a cumplir un horario y someterla a ver películas que les gustan a los promotores.
¡Así no se conquistan las audiencias!
Sí, aquí estamos sometidos por lo que Caracol y RCN imponen con sus programas de dudosa calidad, cuyas cifras de rating no llegan ni a los 15 puntos... Imagínense uno ir a una sala de cine y que en el cartel de promoción solo haya una sola película para ver y que encima uno vea revisiones con baja puntuación en Rotten Tomatoes y Filmaffinity. No te dan la opción de escoger... sí o sí tienes que ver lo que no te gusta...
¡Horror de los horrores!
Uno no puede seguir el espejo de los canales privados, porque la audiencia se desencanta y se espanta de inmediato. Sabemos que el cine colombiano no ha tenido el impacto deseado por falta de cultura (algo muy cierto) pero también porque el coste de la boletería para familias de escasos recursos es inalcanzable para un presupuesto que apenas alcanza para un plato de comida.
Tuvieron dos años para ampliar los esquemas de difusión, llegar a más público duplicando la oferta de largometrajes nacionales e internacionales e implementar franjas horarias de asistencia más flexibles y espacios en los que la gente con discapacidad visual y gente que ve pueda conocer más el sistema de audiodescripción. Pero no, nada de esto se ha hecho. ¿Por qué? No lo sé.
Dicen que si la gente no va, se acaba el proyecto. Por mí, y con mucha tristeza debo decirlo, que lo acaben. Sin estrategia empresarial de captación de audiencias, por más esfuerzo que se haga, eso no funciona.
Da la impresión de que no hay alguien en el equipo que opera el proyecto que sepa de persuasión de público, que sepa encantar a la audiencia y sobre todo que sepa generar un negocio a mediano y largo plazo algo duradero, innovador, captador, persuasivo, encantador y atrayente a todos.
Yo dejé de ir por tres razones que diré con mucha pena:
1. Me cansé del cine anticuado, sin emoción, sin chispa, sin algo que realmente me haga quedarme los 120 o 150 minutos disfrutando de una película que a mí me genere satisfacción.
2. El horario de las 10:00 a.m. los sábados es imposible e inadecuado, por lo que sí se extendieran las franjas y se ampliaran la oferta no habría estos problemas.
3. A los ciegos no solo nos gusta cine infantil o films viejos de hace años, sino que nos gusta otro tipo de géneros del séptimo arte, por lo que forzar al público a ver sí o sí cine infantil o cine clásico me parece de lo más desacertado que han hecho.
Así las cosas, fue una buena iniciativa que en un comienzo funcionó pero que se quedó sin visión. Así es difícil enamorar a la gente otra vez