El desarrollo, el auge y la incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han provocado una transformación significativa en diferentes áreas de la sociedad, tales como por ejemplo la salud, la comunicación y el lenguaje; permitiendo así de esta manera que las personas puedan interactuar, comunicarse, conocer y ampliar su cosmovisión del mundo con relativa rapidez y facilidad.
La incorporación de estas prácticas dentro del entorno educativo, brinda la oportunidad de la aparición de un nuevo paradigma denominado tecnopedagogía, que tiene como finalidad re direccionar el proceso de enseñanza mediada por las TIC y contribuir de manera significativa al desarrollo del aprendizaje en los alumnos.
La tecnopedagogía o pedagogía digital es un modelo que está categorizado como autoestructurante, es decir, fundamenta el aprendizaje por la experiencia como lo expresa Julián de Zubiría (2007), de hecho se puede entender como una serie de ideas, herramientas, plataformas virtuales, sistemas y prácticas digitales con las cuales un maestro busca impactar el proceso de enseñanza-aprendizaje de sus estudiantes.
El desarrollo de todas estas herramientas digitales como lo plantea Flórez J. C. (2018), docente de la UTEC de Uruguay, sin duda ha llevado a cabo la creación de nuevas metodologías de enseñanza, diseño y aplicación de diferentes didácticas como los Ambientes Virtuales de Aprendizaje (AVA), Objetos Virtuales de Aprendizaje (OVA) y la elaboración de instrumentos de evaluación (más dinámicos), todos mediados por las TIC; además de lo anterior se considera como el proceso de analizar y gestionar el uso de las herramientas digitales de manera reflexiva para poder decidir cómo y cuándo usarlas.
Ante esta realidad cabe preguntarse si los maestros que laboran en las escuelas, colegios y universidades están preparados para comprender y empoderarse de este nuevo paradigma, o si siguen considerando que las tecnologías de la información y la comunicación son elementos que hacen parte de los activos o inmobiliarios de una institución educativa, y por ende desconocen así la riqueza que se encuentra en la intervención de estas en el proceso de enseñanza-aprendizaje de una generación de niños y jóvenes quienes tienen interacción constante con dichas tecnologías.
En este sentido, es importante que los docentes comprendan que los artefactos tecnológicos como (el televisor, computador, radio, video beam, entre otros) y las herramientas digitales como plataformas virtuales (YouTube, Wikipedia, redes sociales, entre otras) no son elementos que sirvan solamente para dictar una clase o un tema sino que por el contrario se pueden convertir en factores claves dentro del diseño del currículo y la didáctica con el propósito de acercar al sujeto educable al conocimiento.
Para lograr lo anterior, el Ministerio de Educación Nacional, basado en una política pública internacional de la Unesco (2008) llamada Estándares de competencia en TIC para docentes, creó ese mismo año el documento Apropiación de TIC en el desarrollo profesional docente. Este intenta acercar a los maestros a la comprensión de la importancia de la integración de las tecnologías en los procesos que se realizan en las instituciones educativas. En el año 2013 el mismo ente rector de la educación elabora y presenta una nueva política pública llamada “Competencias TIC para el desarrollo de la profesión docente” en él se establecen unas competencias por niveles de desarrollo que todo maestro colombiano debe potencializar, por tanto surge un nuevo cuestionamiento, ¿Cuál ha sido el impacto de estas políticas tanto en la formación profesoral, como en sus prácticas pedagógicas y, en el proceso de enseñanza-aprendizaje del estudiante colombiano? La respuesta puede encontrarse en el resultado que presentó la revista Semana de las pruebas PISA publicado por ésta el 12 de Junio del 2016 y que tenía por título “Pruebas Pisa: Colombia uno de los pocos que mejora pero sigue por debajo de la media”, en este informe describe que si bien es cierto se mejoró en aspectos como la lectura, sin embargo el país aún sigue ocupando unos de los últimos lugares de dicha evaluación.
Finalmente, después de leer e interpretar toda esta información queda para la reflexión lo siguiente: el Ministerio de Educación debe hacer una apuesta al punto por una mejora continua en el diseño y la práctica curricular de los maestros, donde las TIC desempeñen un papel preponderante; segundo, en la construcción e implementación de políticas educativas de manera eficiente en todos los establecimientos; tercero, en lo que corresponde a los docentes sería interesante que se comenzara a concebir a la tecnología como un aliado estratégico para el propósito formativo que éstos se trazan con sus estudiantes y no solo interpretarse como objetos para impartir una sección de clase diferente. En efecto esto resulta complejo, porque algunos maestros se resisten a la incorporación de las tecnologías dentro del contexto educativo, tal vez porque para ellos es más cómodo las viejas prácticas pedagógicas ya que replican de lo que aprendieron de sus formadores y no se consideran la necesidad de innovar dentro del aula o simplemente porque no se sienten capacitados para interactuar adecuadamente con las TIC.
En definitiva solo queda esperar que haya un momento histórico-pedagógico en donde se pueda apostar por la tecnopedagogía como un nuevo paradigma de enseñanza-aprendizaje del siglo XXI para ciudadanos digitales de este nuevo milenio.