Santa Rosa del Sur es un municipio de gente trabajadora, emprendedora y solidaria.
El desarrollo de este pueblo se siente en su crecimiento y en el espíritu altruista de sus gentes a tal punto que mucho de lo que hoy tiene se debe en buena medida al trabajo comunitario dirigido por sus propios habitantes, aunque últimamente en algunos sectores se ha debilitado el trabajo comunal.
En los últimos años, tal vez en la última década, el Estado ha empezado a asomarse tímidamente y se pueden mostrar algunas obras e inversiones que no corresponden a lo que merece la comunidad
Muchos coinciden en que el desarrollo del municipio ha estado marcado por la falta de planeación (el POT no existe o al menos no se aplica, constituyéndose en un factor negativo que genera un crecimiento desordenado e improvisado).
Santa Rosa del Sur podría quedarse sin agua si no se toman acciones urgentes, la movilidad es un caos y la inseguridad está en sus máximos históricos, sin hablar de la contaminación y destrucción de los recursos naturales (Ciénaga de Simití y Serranía de San Lucas).
El sector rural es el que ha llevado la peor parte: escuelas en muy mal estado, faltante de docentes, vías veredales intransitables, comunidades que siguen esperando la electrificación, pocas o nulas ayudas para poner a producir el campo y comercializar sus productos... esto solo por mencionar algunas de las tantas carencias y dificultades de nuestros laboriosos campesinos. De hecho, por eso, muchos han optado por la desafortunada decisión de acudir a los cultivos ilícitos que tanto daño hacen a la región y al país.
El papel jugado por las administraciones municipales de los últimos años se debe evaluar de manera objetiva, habrá quienes las califican de buenas, regulares o malas. Sin embargo, anuestro modo de ver han quedado en deuda salvo contadas excepciones.
Alcaldes dedicados a hacer pequeñas obras descuidando las verdaderas prioridades de la comunidad, ninguna gestionó el acueducto por gravedad, tampoco las plantas de tratamiento residual para reducir la gran contaminación, las inversiones para garantizar seguridad siguen en deuda, los proyectos productivos para el campo son insuficientes y están desfinanciados
La queja constante de los alcaldes siempre ha sido la falta de recursos, pero tristemente se confirma que varios de ellos dejan en tesorería cientos y hasta miles de millones de pesos sin ejecutar, mientras las comunidades esperan solución a sus más graves problemas.
Recursos hay, pero se deben buscar fortaleciendo la capacidad para formular, gestionar y ejecutar proyectos.
Ojalá el nuevo alcalde que asuma el 1º de enero del 2020 le dé un gran vuelco a este maravilloso municipio y encamine a Santa Rosa del Sur por la senda del verdadero desarrollo integral, donde prime la cultura de la legalidad, la transparencia, las grandes obras, la sana convivencia, se reconstruya el tejido social, sobre todo después de una contienda política que deja heridas y divisiones.
